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TENIS | COPA DAVIS
Columna
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¿Ego David Ferrer? Quien eso escribe, no le conoce

Leí un articulo que le atribuía haber dejado al equipo sin capacidad de lucha por la ausencia de Davidovich. Pero él sería incapaz de actuar por despecho

Toni Nadal

En un deporte como el tenis donde se persigue, la mayor parte del tiempo, el éxito a nivel personal o individual, la Copa Davis ha sido siempre un torneo muy especial. Representar y defender los colores de tu país es una de las grandes metas a las que aspira cualquier tenista.

Durante los años en los que estuve involucrado en mayor medida en esta competición, pude ver a grandes jugadores atenazados por esta responsabilidad y ser incapaces de rendir a su nivel habitual. En esta ocasión, y a pesar de que no se ha conseguido la victoria final, nuestro capitán, David Ferrer, ha sabido trasladar a su equipo el espíritu de lucha, la confianza y el empeño en no desfallecer en ningún momento que durante tantos años le caracterizó a él como profesional.

En todos estos días de competición, hemos visto cómo ha sido capaz de crear el ambiente idóneo para que cada miembro del equipo diera lo mejor de sí mismo. Si bien ha sido muy meritoria la actuación de cada uno de ellos, destacaría especialmente la de Jaume Munar, quien, tras la baja de Carlos Alcaraz por lesión, ha liderado al equipo con un tenis excelente y una entrega tan apasionada como contagiosa.

España perdió por 2 a 0 ante la anfitriona Italia. En el partido inicial, Pablo Carreño nada pudo hacer ante un inspirado Matteo Berrettini, que ganó por un claro 6-4 y 6-3. El jugador romano, especialista además en este tipo de superficies, se mostró intratable con su servicio y no permitió al asturiano disponer de ninguna bola de rotura en todo el encuentro.

Tras esta derrota, Jaume saltó a la pista con la misión de igualar la contienda ante Flavio Cobolli y poder seguir aspirando a la victoria. Después de un gran primer set, se adelantó en el marcador por un rotundo 6-1 para renacer las esperanzas en el equipo español. Sin embargo, el jugador local fue capaz de templar sus nervios y de igualar el duelo en un apretado segundo set que se tuvo que decidir en el tie-break, saldado a favor de nuestros rivales. En el tramo final, y tras una rotura en el 5-5 del tercero, vimos cómo se nos escapaba el partido y los italianos conseguían así levantar su cuarta Ensaladera.

Hace unos días, poco antes del inicio de esta final, leí un artículo periodístico en el que el firmante atribuía a David Ferrer la responsabilidad de haber dejado al equipo español sin capacidad de lucha y, menos aún, con opción alguna a la victoria. Atribuía a su ego el hecho de no haber contado para esta fase final con nuestro segundo jugador, Alejandro Davidovich, después de que este declinara a última hora participar en las dos últimas eliminatorias. Acababa el artículo diciendo que deberían ser vetados ambos, el técnico y el jugador, para defender los colores de España por haber actuado por interés propio.

Sin ningún atisbo de duda, este periodista no conoce a David; me refiero a su integridad y bonhomía. Los que le conocemos bien, sabemos que él sería incapaz de actuar por despecho y, menos aún, perjudicar al equipo español.

Probablemente, la baja de Davidovich ha sido sensible, pero creo que es atribuible sólo a él no haberse querido dar la oportunidad de contribuir al que hubiera podido ser el mayor éxito de su carrera. A pesar de la falta de los dos mejores jugadores de nuestro país, creo que los integrantes de nuestro equipo pueden regresar a casa con la cabeza muy alta por su denodado esfuerzo y pundonor.

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Sobre la firma

Toni Nadal
Tío y mentor de Rafael Nadal, entrenó al tenista mallorquín durante casi tres décadas. Previamente dirigió el Club Tenis Manacor y durante toda su vida se ha dedicado a la formación. Es autor del libro ‘Todo se puede entrenar’ y hoy día imparte conferencias motivacionales. Desde 2017 firma columnas en EL PAÍS sobre la actualidad de su deporte.
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