Zverev, más pulmones y mejor físico para tutear a los más fuertes
El alemán reta a Sinner en la final de Melbourne tras contratar a su antiguo preparador para no agotarse e intentar ganar, por fin, su primer gran trofeo
Después de un buen puñado de fechorías y polémicas varias, el nombre de Alexander Zverev empieza a estar cada vez más circunscrito al estricto ámbito de la competición. El alemán, de 27 años, crece en las pistas y se erige como la mejor alternativa a los nuevos dominadores del circuito, a la vez que sorprende. Su templanza y las palabras del viernes, llamando al orden al público y pidiendo “respeto” para su colega Novak Djokovic, pitado, llamaron mucho la atención porque hace no tanto, el gigantón de Hamburgo se caracterizaba por sus derrapajes verbales. “Supongo que voy haciéndome mayor”, dice. Crece Zverev y él observa cómo avanzan las manecillas del reloj, confiando en que más pronto que tarde pueda lograr ese primer grande que tanto se le resiste. ¿Quizá este domingo (9.30, Eurosport y Max) contra Jannik Sinner?
No será sencillo, sin duda. El italiano, de 23 años, defensor del título e imperturbable número uno desde junio, asiste a la final con el aval de haber ganado las dos primeras de un major que disputó (Australia y US Open del 2024) y con todo su arsenal rítmico de golpes sobre la mesa. “Va a ser muy mental, muy dura para ambos. Y muy física, eso seguro”, puntualiza el líder de la ATP, que en los octavos de final sufrió una pájara y ahora dice estar bien. Le hará falta. Viene fuerte Zverev, o eso parece y eso anticipa el tallo alemán, que el curso pasado perdió la final de Roland Garros por un bajón físico del que extrajo una lección: para romper el techo y por fin triunfar necesitaba un extra. De ahí la vuelta al pasado, la llamada a Jez Green, su antiguo preparador, para recuperar el máximo vigor posible.
“Ahora mismo, me veo preparado para ganar un Grand Slam. Después del US Open me di cuenta de que necesitaba mejorar algunos aspectos si quería cumplir mi sueño y puse mucho esfuerzo en afinar mi condición física. Por eso decidí contratar de nuevo a Jez, con quien ya trabajé durante siete años”, contaba estos días. “Cuando estaba con él, me consideraba uno de los tipos más fuertes a nivel físico y en la final ante Carlos [Alcaraz] en Roland Garros, lo que ocurrió fue que me agoté físicamente; en el cuarto y el quinto set estaba cansado, y no quiero que eso vuelva a ocurrir. No quiero que eso me vuelva a suceder nunca más, por eso he vuelto con él”, amplía el número dos del mundo, que en su trazado tan solo ha cedido dos sets, los mismos que Sinner. Hasta aquí, de igual a igual.
Melbourne no reunía en la resolución del torneo a los dos mejores desde 2019, cuando convergieron Djokovic y Rafael Nadal. El segundo ya no está y al primero su cuerpo va enviándole algunas señales de que la impermeabilidad a las lesiones de antaño ha cambiado. El factor físico es cada vez más diferencial y Zverev confía en haber dado un salto que le permita rebatir en condiciones a portentos como Carlos Alcaraz o Sinner, sensiblemente más jóvenes y con unas carrocerías sin arañazos. En París, el alemán menguó conforme las piernas del murciano fueron subrayando la diferencia de nivel y cuatro meses después, tuvo la sensación de haber llegado justo de fuerzas al pulso de los cuartos de final contra Taylor Fritz en Nueva York, resuelto en cuatro mangas. Una nueva decepción para él.
El italiano, acalambrado
La de Roland Garros fue la segunda final perdida en un gran escenario, después de que en 2020, el austriaco Dominic Thiem le arrebatase el título neoyorquino cuando lo tenía entre las manos. Ese día, Zverev llegó a estar dos sets por encima y sirvió dos veces para ganar, pero sus reservas se agotaron y patinó después de cuatro horas de refriega. Ahora, de cara al desenlace australiano se vislumbra un episodio de máxima exigencia física y él confía en estar a la altura. Sinner sufrió calambres en las semifinales y el cronómetro transmite que ha permanecido una hora y media más sobre la pista que su rival en el trayecto hacia el pulso definitivo (15h 03m frente a 13h 32m). Es una incógnita cómo reaccionará su chasis, pero en cambio, no se duda un ápice de su estabilidad emocional.
“Mi objetivo sigue siendo competir con los grandes y disputar este tipo de torneos e intentar ganarlos, pero para ello, tengo que mejorar. Tengo que mejorar en la pista y necesito mejorar físicamente”, expone. “Por eso, los torneos finales del año pasado los jugué con la idea de intentar convertirme en un tenista mejor. Durante los propios torneos entrené mucho e hice un gran trabajo físico. Lo necesito para este tipo de momentos”, se extiende Zverev, quien de alguna manera está siguiendo la línea que en su día trazaron el propio Sinner y Alcaraz. El murciano (21 años) se fortaleció de manera significativa y el italiano no logró explotar de verdad hasta que diseñó un plan físico que respalda su propuesta de alta intensidad. El último cuatrimestre de 2023 dio un giro que se plasmó hace un año en Australia.
“Sascha ha jugado un tenis increíble en dirección a la final”, advierte el de San Cándido, que en abril conocerá el veredicto definitivo sobre su episodio de dopaje, después de que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) recurriera al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) la absolución de inicial de la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA). “Es difícil decir quién es el favorito, puede ocurrir cualquier cosa”, precisa. “No me siento invencible, tengo 23 y no soy perfecto. No debo dar las cosas por hecho y debo prepararme bien, tener y hacer las rutinas adecuadas para ser cada día mejor”, amplía Sinner, mientras Zverev contragolpea: “Creo que tengo el nivel para vencer a cualquiera”. En Melbourne, dos titanes cara a cara. Y entre ellos, el físico como factor determinante.
DJOKOVIC MUESTRA LA RESONANCIA DE SU LESIÓN: “PARA LOS ‘EXPERTOS…”
Un día después de verse obligado a abandonar el partido de semifinales, Novak Djokovic, de 37 años, quiso zanjar las especulaciones y publicó en la red social X una resonancia magnética que se hizo este mismo sábado para constatar su lesión. Un “desgarro muscular”.
“Para los ‘expertos’ en lesiones deportivas”, apuntó con ironía, dadas las especulaciones en torno a su dolencia. El serbio, que compitió con el muslo izquierdo vendado, tuvo que retirarse del partido contra Alexander Zverev debido a un contratiempo físico que arrastraba desde el partido disputado tres días antes frente a Carlos Alcaraz.
Además del abandono en Melbourne, el de Belgrado comunicó que no podrá representar a su país el próximo fin de semana en la eliminatoria contra Dinamarca, correspondiente a la fase clasificatoria de la Copa Davis.
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