Tiembla Sinner, se pasea Swiatek por Melbourne
La polaca (6-0 y 6-1 a Lys) ha concedido solo cuatro juegos en los tres últimos partidos y el número uno progresa ante Rune, pero ofrece signos de fatiga física
“Iga haciendo cosas de Iga”, describe la organización del Open de Australia. Es decir, la polaca continúa repartiendo roscos en Melbourne, impartiendo su ley del 6-0: uno a Sramkova, otro a Raducanu y este último a Eva Lys, quien festeja el juego que ha arañado en el segundo parcial como una absoluta victoria, teniendo en cuenta de dónde venía ella —repescada de la fase previa— y cómo está gastándoselas estos días la de Varsovia. Un torbellino que, por el momento, no deja de girar y arrasar: 6-0 y 6-1. Abrumadora la dinámica: 11 juegos ha concedido en los cuatro primeros partidos del torneo; cuatro, ¡cuatro!, en los tres últimos. Y explica que tan solo está haciendo lo que debe hacer, con esa frialdad tan suya: “Aún tengo… 23 años, ¿son 23? Así que todavía queda mucho por mejorar”.
No se detiene ni se recrea Swiatek con lo conseguido hasta ahora, como si todo lo que no fuera la victoria final el próximo sábado fuera superfluo. Ganar o ganar, triunfar o triunfar para recuperar el trono perdido. Así que agarra firme el volante y aprieta con decisión el acelerador, clasificada ya para los cuartos de final —Emma Navarro será su adversaria— y deseosa de dejar atrás los nubarrones de los últimos tiempos, porque los ha habido y muchos. A la bajada de nivel y la pérdida de liderazgo del circuito se unió la mancha: trimetazidine en su organismo; para dormir y combatir el jet-lag, argüía ella. Y después de la dudosa gestión del castigo —un mes, porque no hubo intencionalidad, según la Asociación Internacional de Integridad del Tenis (ITIA)— recibe de buen grado la novedad.
A diferencia del caso Sinner, el suyo no será recurrido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y, por eso, puede respirar tranquila. “Los expertos de la AMA han confirmado que este escenario de la contaminación de melatonina que presentó la tenista y que fue aceptada por la ITIA es admisible y no hay fundamentos científicos para llevar el caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS)”, se comunicaba este lunes, lo que significa que Swiatek podrá concentrarse a partir de ahora exclusivamente en jugar, que no lo hace nada mal. A golpe de físico y de martillazos, de roer a las rivales como si fueran mazorcas de maíz, avanza y refuerza el mensaje de que ahí está ella como una roca, pétrea-pétrea, dispuesta a romper el techo de las semifinales alcanzadas en 2022.
Cae Rybakina, séptima favorita, y progresan Madison Keys, Elina Svitolina, Navarro y ella, seguramente liberada. No lo está el número uno de la ATP, Jannik Sinner, pendiente el italiano del fallo que determinará en abril si el clostebol (esteroide anabólico) hallado en dos controles antidopaje efectuados en marzo en Indian Wells llegó a su cuerpo con voluntariedad o no. Entretanto, él, campeón de la pasada edición y dominador con puño de acero desde junio, sigue ganando y descontando rondas hacia el episodio final. Pero si los otros días resolvió sin mayor contratiempo, más allá del set concedido en la segunda ronda a Schoolkate, esta vez tiembla. Vibra su mano derecha durante el receso, incontrolable, fruto del desgaste y el estrés acumulado ante Holger Rune: 6-3, 3-6, 6-3 y 6-2 para él.
Jannik Sinner physically shaking during his match against Rune at Australian Open
— The Tennis Letter (@TheTennisLetter) January 20, 2025
He told his team he wasn’t able to ‘move to his left’
Visibly struggling and hasn’t been the same for the last two sets
Likely adrenaline combined with not feeling 100%
pic.twitter.com/0RPDSxTI2T
“No me sentía demasiado bien, pero no quiero profundizar en ello”, adelanta en la sala de conferencias, sabiendo que se topará en la siguiente ronda con la ilusión del público local, Alex de Miñaur, superior a Alex Michelsen y con rosco (6-0, 7-6(5) y 6-3), como Swiatek. “Se ha visto que físicamente me ha costado. He jugado contra un gran rival, y a la vez competía conmigo mismo. Son condiciones muy duras, todos sufrimos. Y no me pasa nada en la pierna izquierda, suelo andar apoyándome sobre ella; simplemente ha sido una cuestión de salud”, expone en un día de 33 grados churruscantes y engañosos, cielo brumoso pero sol picante que enrojece sobre todo pieles blancas y tirolesas como la suya, no así la de Lorenzo Sonego, moreno de serie y azote de los jóvenes estos días; primero João Fonseca, ahora Learner Tien (6-3, 6-2, 3-6 y 6-1).
Lamenta Melbourne el adiós desafortunado de Gael Monfils, un veterano de 38 años que transita a contrapié en el claustrofóbico mundo del tenis y que proyecta un discurso bien diferente: primero la vida, después el tenis. Tras varios días de tralla, su cuerpo no aguanta y pese a que haya conseguido arrebatarle un set al bombardero Ben Shelton, no puede acabar. Dice la historia que él y el alemán Tommy Haas son los jugadores más frágiles, o los menos resistentes, según se prefiera; entre retiradas y renuncias, los dos contabilizan 33 ausencias.
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