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Los zarpazos de Sabalenka frustran una final estadounidense

La bielorrusa cierra el paso a Navarro (6-2 y 7-6(2) y se medirá el sábado con la debutante Pegula (1-6, 6-4 y 6-2) tras el colapso mental en el broche de hace un año

Pegula intenta alcanzar la pelota durante el partido contra Muchova en la Arthur Ashe.
Pegula intenta alcanzar la pelota durante el partido contra Muchova en la Arthur Ashe.CJ GUNTHER (EFE)
Alejandro Ciriza

Aryna Sabalenka, pura furia, alza el puño en el centro de la Arthur Ashe después de ganarse el desquite y bromea: “¿Ahora sí me animáis, eh?”. Batida en la final neoyorquina del año pasado por Coco Gauff, la bielorrusa tendrá la oportunidad de resarcirse este sábado (22.00, Movistar+) gracias a esta última victoria, rubricada ante la local Emma Navarro (6-2 y 7-6(2), en 1h 20m) y que le guía directamente al pulso definitivo contra la estadounidense Jessica Pegula, superior a la checa Karolina Muchova en el segundo turno (1-6, 6-4 y 6-2, en 2h 12m). De este modo, fiesta a medias en la central, una bala perdida; relativamente previsible, por otra parte. Sabalenka es mucha Sabalenka y no se repetirá, pues, el desenlace patrio de 2017, cuando Sloane Stephens superó a su compatriota Madison Keys.

La de Minsk resuelve el primer episodio de la noche a su manera, mazo en mano, con un titubeo en la recta final que no consigue aprovechar la ordenada Navarro, tenista pulcra e inteligente; rendida en esta ocasión, sin embargo, a la extraordinaria pegada de una jugadora sin término medio que rompe la pelota una y otra vez. La cifra de golpes ganadores se fija en 34, que no son pocos. Fabuloso ese vuelo vertiginoso y plano de la bola, limpio y raso, que apenas coge altura y que cuando besa el asfalto casi no gana bote; veneno y más veneno para la rival, que se entrega en la primera manga e intenta engancharse en la segunda gracias a un ligero desvío de la bielorrusa —5-2 arriba, primero, y después servicio para cerrar el set— que luego corrige con aplomo. Será ella, otra vez, la que debata por el título que no logró atrapar.

Doble campeona en Australia (2023 y 2034), la bielorrusa se ha convertido en la jugadora más fiable en los grandes escenarios. Extraordinariamente regular. Desde que alcanzase las semifinales de Wimbledon en 2021, solo en cuatro de los 11 grandes torneos en los que ha participado quedó por debajo de esa cota. Así que asusta, intimida, y viene a decir a los aficionados que escuchan el parlamento final que esta vez no fallará, que no habrá colapso y nervios, los justos y razonables. No de más. “Al final del segundo set me pudo un poco la emoción y tuve ese pequeño flashback de la final de hace un año, por el ambiente del público, pero he aprendido la lección y ahora soy capaz de controlarme y de cerrar el partido”, valora la número dos del mundo, de 26 años y propietaria de 15 trofeos.

“Antes del torneo”, señala su rival, Navarro, “bromeaba con mi equipo y les decía que el objetivo era pasar la primera ronda, así que me voy muy feliz porque he conseguido llegar hasta aquí y ahora estoy entre las diez mejores. En ese espacio de privilegio figura desde hace tiempo Pegula, probablemente la tenista más en forma en esta gira norteamericana. Triunfó en Montreal, se quedó a un paso del éxito en Cincinnati y ahora, a sus 30 años, coprotagonizará por primera vez la resolución de un major. Su seriedad, su constancia y una propuesta sin apenas fisuras la han empujado hacia un estrato más que interesante, habiéndose ganado un hueco de privilegio en las alturas del lista y, sobre todo, el respeto de las adversarias.

Sabalenka volea en una acción del partido.
Sabalenka volea en una acción del partido.CJ GUNTHER (EFE)

Ella y Sabalenka se han cruzado hasta ahora siete veces, con un 5-2 favorable a la segunda; pleno (4/4) sobre pista dura. “Es una de las mejores en esta superficie”, destaca Pegula. “Pero yo también soy muy buena. En Cincinnati [donde se midieron recientemente en la final], ella sacó increíblemente bien, y aun así sentí que tuve oportunidades. Debo ser agresiva, hacer que se mueva y sacar de una forma inteligente. Ser agresiva, pero sin exagerar; hacer mi juego”, abunda la sexta mejor de la WTA, descendiente de una familia millonaria cuya fortuna asciende a 6.500 millones de dólares (unos 4.500 de euros) y propietaria de los Buffalo Bills (NFL), los Buffalo Sabres (NHL) y los Buffalo Bandits (lacrosse), bajo el paraguas las tres franquicias de Pegula Sports and Entertainment; el negocio del deporte, asociado al del mercado inmobiliario y el gas natural.

Hasta ahora, Pegula no había logrado franquear la barrera de los cuartos de final en un grande, y pese a que no pudiera competir este año en Roland Garros y a su deficitario rendimiento en Australia y Wimbledon, sendas segundas rondas, firma ahora su mejor trazado. En contraste, Muchova, de 28 años, no saboreará una segunda final tras la que disputó el año pasado en París. Estados Unidos, por tanto, contará con un representante en las dos finales individuales; Taylor Fritz o Frances Tiafoe, de una parte, y Pegula de la otra. Enfrente de esta última, la indomable Sabalenka y sus temidos disparos. Y entre ambas, la mente.

HOY, LAS SEMIFINALES MASCULINAS

Arthur Ashe de Nueva York.

21.00: Jannik Sinner-Jack Draper.

1.00: Taylor Fritz-Frances Tiafoe.

Ambas serán retransmitidas por Movistar+.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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