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Garbiñe Muguruza anuncia su retirada: “He escrito mi propia historia, y es fantástica”

La tenista española cuelga la raqueta a los 30 años, después de un año de reflexión y de haber completado una exitosa carrera que la guio a la cumbre y grandes títulos

Garbiñe Muguruza, este sábado en el Palacio de Cibeles de Madrid. Foto: JUAN BARBOSA | Vídeo: EPV
Alejandro Ciriza

“Hasta aquí he llegado”, dice este sábado Garbiñe Muguruza, que a sus 30 años y después de haber descubierto la vida más allá del tenis, cuelga la raqueta. Lo hace a su manera, cuándo y cómo ella quiere. Con una impresionante carrera a sus espaldas. Lucen en sus vitrinas un Roland Garros (2016), un Wimbledon (2017) y una Copa de Maestras (2021), además de haber tocado el cielo del circuito con el número uno que alcanzó en su apogeo profesional. Es ya, pese a su juventud, uno de los grandes símbolos del tenis español, huérfano de heroínas desde que Arantxa y Conchita diesen el paso a un lado. Pero ahí llegó ella, jugadora singular, temperamental y especial, con un juego atronador y sus características idas y venidas. Derribó a las hermanas Williams, y nunca quiso aceptar el camino que le imponía el dogma: la genialidad son momentos, recuerdos únicos, y su naturaleza le guio por esa vía, en contra de la opinión popular. Jamás quiso ser una más, sino que simplemente fue ella misma: “Garbi, Garbiñe”. Termina el viaje, intenso a más no poder. ¿Corto? De ninguna manera. A los 3 años ya sostenía una raqueta en las manos.

“Siento que ha llegado el momento. Estos meses de parón han sido claves. Cuando volví a casa, recibí el descanso con los brazos abiertos y cada día que pasaba me sentía mejor. No echaba en falta la disciplina ni la dificultad del día a día del tenis; iban pasando los torneos y me di cuenta de que las cosas habían cambiado. Todo lo llevamos al máximo, y por eso ahora disfruto de que no sea así, extremo. Me apetece mirar el siguiente capítulo, y no el del tenis, que ya es pasado. Si me hubiese dicho que iba a conseguir tanto, lo hubiese firmado. Es increíble”, explica este sábado de abril en el Palacio de Cibeles de Madrid, en el marco de la apertura de los Premios Laureus y después de una meditaba decisión que se consuma tras un año alejada de su deporte por iniciativa propia. Entonces necesitaba parar, coger aire y pensar, y gracias al nuevo día a día se dio cuenta de que hay un más allá de la pista, de ganar, de la adrenalina y también de las rutinas esclavizantes y de la erosión mental de la élite.

A contracorriente, Muguruza adopta la dirección opuesta: mientras la mayoría intentan prolongar todo lo posible el trayecto, ella decide abreviarlo. Es suficiente, dice. “De lo que más orgullosa estoy es de haberlo conseguido, de haber resistido; el resistir a esos momentos de dificultad, a todos esos malos momentos, y también los buenos, porque también te pueden dejar un poco descolocada”, prolonga. “Todos soñamos con ganar Grand Slams, llegar a la cima, ser maestra… Así que siento que he conseguido muchos sueños. No entiendo muy bien cuándo se hace historia, si consiste en ganar 25 grandes, pero yo he hecho mi historia, que ha sido fantástica. Ha sido una decisión propia, me hacía falta; ha sido una respuesta a lo que me hacía falta, a lo que sentía. Ha sido fácil, porque he ido tomándola poco a poco”, prosigue la exdeportista, que a corto plazo tiene en mente múltiples planes para “recuperar el tiempo perdido”; entre ellos, “hacer cosas comunes, estar con mi gente, casarme, formar una familia e incluso tener un perro, que parece una tontería pero hasta ahora no podía hacerlo. No soy una persona que se quede sentada”, prosigue.

Garbiñe Muguruza posa tras conquistar Wimbledon en 2017.
Garbiñe Muguruza posa tras conquistar Wimbledon en 2017.Clive Brunskill (Getty Images)

Dice que una vez que frenó, se apagó definitivamente la llama. Telefoneó a su preparadora, Conchita Martínez, e inició el paréntesis que le abrió los ojos hacia un nuevo enfoque vital. “Lo tenía claro cuando veía que pasaban los días y no deseaba ir a los torneos. Hay algunas cosas que echo de menos, pero ya no tengo esa chispa: la presión y esas mil cosas...”, trasmite con una sensación de paz, recordando que irrumpió en las alturas como un relámpago y que de inmediato se ganó un espacio propio, desafiando a las Williams desde el principio —tumbó a las dos: Serena en la final de París, y Venus en la de Wimbledon— y eligiendo una ruta propia, en vez de la que se le imponía desde el exterior. No fue una competidora regular, pero en realidad nunca fue su meta e hizo una apuesta arriesgada, solo apta para mentes intrépidas: fiarlo todo a una cuestión de momentos.

Ninguno como el hito de Wimbledon, cuando inclinó a la legendaria Venus con un recital —redondeó ese duelo con 6-0— y accedió al palmarés más exclusivo del tenis. “Esa final es única. La historia del tenis se formó ahí, así que no hay nada más allá. Es lo máximo que puedes conseguir”, precisa. Tampoco se olvidará la parábola con la que selló un año antes el cruce definitivo en Roland Garros contra Serena —“Garbiñe juega muy bien, es muy inteligente, pero la verdad es que nunca la había visto rendir a este nivel”, dijo la estadounidense—, ni la campanada final en Guadalajara (México), escenario de su cumbre maestra. Así era ella, tenista de grandes ocasiones. “Siempre hay que resistir”, comentaba entonces a este periódico. Y repite el verbo en este adiós. Tocó techo Garbiñe y se sació. No ha vuelto a pisar una pista. Y se retira feliz, sin la frustración que acompaña a muchos jugadores. Garbiñe ha sido Muguruza de principio a fin.

UN PALMARÉS DE ENSUEÑO

  • Ascensión al número uno de la WTA, en 2017. Lo defendió durante un mes, entre el 11 de septiembre y el 8 de octubre.
  • Dos grandes: Roland Garros (2016) y Wimbledon (2017). Es la segunda española más laureada, por detrás de Arantxa Sánchez Vicario (cuatro majors); posee uno más que su entrenadora, Conchita Martínez.
  • Una Copa de Maestras: en Guadalajara (México), 2021. Solo ella, Manuel Orantes y Álex Corretja lo han conseguido. Se clasificó para otras tres ediciones (2015, 2016 y 2017).
  • Siete títulos más: Hobart (2014), Pekín (2015), Cincinnati (2017), Monterrey (2018 y 2019), Dubái (2021) y Chicago (2021). En la modalidad de dobles logró cinco.
  • Siete finales: Florianápolis (2014), Wimbledon (2015), Wuhan (2015), Doha (2018), Open de Australia (2020), Melbourne II (2021) y Doha (2021).
  • Jugadora del Año de la WTA en 2017.
  • Victorias sobre números uno: Serena Williams (2014 y 2016), Angelique Kerber (2017) y Karolina Pliskova (2017).
  • Dos participaciones en los Juegos Olímpicos. Río 2016 (tercera ronda) y Tokio 2021 (cuartos de final).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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