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La progresiva extinción del revés a una mano, el golpe más romántico

La potencia actual y la búsqueda de resultados inmediatos en la base relegan definitivamente un arma que, por primera vez, no figura en el ‘top-10’ masculino

Tsitsipas golpea de revés durante el partido contra Fritz en el último Open de Australia.
Tsitsipas golpea de revés durante el partido contra Fritz en el último Open de Australia.ISSEI KATO (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Aunque no esté todo perdido, suspiran y lamentan los románticos del tenis, que observan en perspectiva, analizan y, ante lo que sucede hoy y, sobre todo, ante lo que se avecina mañana, reclaman a la tropa: ¡Resistid, resistid como sea! Piden a ese reducido grupo de intrépidos e intrépidas que no pierdan la fe, que crean, que peleen contra los elementos y contra la vertiginosa realidad actual, porque ellos y ellas son la última bandera de lo esteta, de la sofisticación. De la belleza. Larga vida al revés a una mano, desean los nostálgicos. Pero la realidad es muy diferente. Hoy por hoy, el golpe que sublimaron los Federer, Graf, Edberg, Navratilova, McEnroe o Sabatini no solo está en desuso, sino que tiene los días contados, según consensúan los especialistas. Corrobora el presente: el griego Stefanos Tsitsipas desaparece del top-10 y, por primera vez desde 1973, fecha oficial de la creación del ranking de la ATP, ninguno de los 10 mejores jugadores del momento le pega a la bola a una mano, circunstancia que viene de todavía más lejos en el circuito femenino.

“En el cuadro femenino ya se había perdido hace muchísimo. Cuando yo jugaba, en el top-100 había como mucho cuatro o cinco reveses a una mano, y en los últimos tiempos ha seguido perdiéndose. En las nuevas generaciones del masculino todavía hay algunos, pero creo que terminará sucediendo lo mismo. Creo que de aquí en adelante nos costará ver a chicos pegándole a una mano por debajo de la generación de Alcaraz [2003]”, introduce Carla Suárez, uno de los últimos exponentes de una maniobra tan hermosa como compleja, que precisa de una perfección y unos peajes a los que muy pocos y pocos se quieren exponer hoy día. Sin ir más lejos, el propio Carlos Alcaraz, prodigio técnico, rehusó implementarla en su juego cuando era todavía más joven y devoraba vídeos y más vídeos sobre la fantasía de Roger Federer. “Entonces me encantaba probar cosas nuevas, hacer diferentes tiros y cosas en la pista. Probablemente el revés a una mano sea una de las cosas que intenté solo un día…”, reconocía el curso pasado el murciano.

Pese a que sobreviva un pequeño puñado de estilistas, ya se han convertido en una absoluta excepción que rema a contracorriente. Ahí están los Dimitrov, Tsitsipas, Musetti o Thiem, o los rastros mucho más residuales de Tatjana Maria, Margarita Gasparyan o Viktoria Golubic —ninguna entre el top-50— entre las mujeres, pero el registro impuesto por la modernidad apunta a terminar con el golpe. “Todo va enfocado al estilo de juego, hacia donde ha ido avanzando el tenis, que desde hace tiempo mira a la potencia y a lo físico. Antiguamente, como se jugaba más despacio, tenías más tiempo para pensar y preparar bien el golpe; no requería tanto apoyo de esa mano izquierda [en el caso de los diestros; para los zurdos, a la inversa], pero de repente todo derivó hacia la velocidad y eso lo ha cambiado todo”, prosigue Suárez. Y coincide Jordi Arrese, otro español que se desenvolvía de la misma forma. “Conlleva una serie de riesgos que no muchos están dispuestos a asumir, porque técnicamente hay que ser muy bueno; si no lo eres, como Tsitsipas, termina penalizando”, señala el barcelonés, que además del factor fuerza-velocidad, índice en el aspecto formativo.

Carla Suarez Navarro
Carla Suárez, en 2019 durante un partido contra Lauren Davies en Wimbledon.Alastair Grant (AP)

“Está desapareciendo porque se quiere que los niños y niñas sean buenos muy rápido, y eso exige ir rápido y a lo seguro. Para aprender a jugar a una mano se necesita más y tiempo y paciencia, y los jóvenes de ahora no pasan por ahí. Los entrenadores prefieren que jueguen a dos manos, pero yo creo que tiene muchas ventajas”, continúa el subcampeón de Barcelona 92; “a dos manos tienes más anticipación, pero a una te permite hacer mejores cambios de ritmo, ángulos y alturas, además de la influencia que tiene en los cortados. Pero como en el juego de hoy está perdiéndose la táctica, nadie piensa, por decirlo de alguna forma, de modo que no se necesitan tanto esos cambios de ritmo que había antes. Defensivamente aporta más solidez el revés a dos manos, pero si se interioriza desde que uno es pequeño puede aportar muchas opciones estratégicas. Lo que ocurre es que ahora hay muy pocos torneos sobre tierra batida, y como en cemento [la superficie dominadora] es distinto, se está renunciando a este golpeo”.

Formación, agujeros, Federer

Básicamente, todo se reduce a la fuerza y a los intercambios mínimos. A los palos, que se dice en el argot. No es lo mismo sostener el escudo a dos manos frente a un saque a 220 km/h que a una, o repeler los latigazos de Alcaraz (20 años), Rune (20), Sinner (22) y otros jóvenes que asoman con bazuca con un mayor o menor refuerzo. “Estoy aquí para que no muera. Me encantaba Sampras y si juego así es por Federer”, dijo en su día Tsitsipas (24), integrante de esa escuela de supervivientes que forma junto con los veteranos Lajovic (33), Evans (33), Gasquet (37) o Wawrinka (38), paradigma este último (tres grandes en el expediente) del poder ofensivo del revés a una mano. “Él es un claro ejemplo. Y ahí está Federer, claro. Tácticamente era muy flojo al principio, pero si hubiera seguido con Edberg [en el banquillo del suizo durante un año, entre 2014 y 2015], creo que hubiera ganado 40 grandes… Después cambió, y la cosa [con Ljubicic] fue diferente: bloqueó la muñeca, subió la cabeza de la raqueta y pegaba más plano”, precisa Arrese. Gracias a la modificación, el genio de Basilea pasó al ataque y rindió a Rafael Nadal en los cinco duelos sobre rápida que disputaron ambos desde que la introdujera, en el Open de Australia de 2017.

Jordi Arrese
Jordi Arrese, en 1994 durante un partido contra Cédric Pioline en Niza. / EFE

“Para poder ejecutarlo a una mano necesitas de una muy buena técnica que te la hayan enseñado desde pequeña, y sobre todo de tener mucha fuerza y mucha estabilidad, porque la estabilidad que te da la mano de apoyo en el revés a dos manos no la tienes a una. Entonces, la gente ha visto que el tenis iba a seguir evolucionando por ahí, en cuanto a rapidez de bola, y han preferido ponerle las cosas más fáciles a los chicos y chicas que empiezan a jugar al tenis, porque cuando eres pequeñito no tienes tanta fuerza y además también exige tener una buena táctica, y creo que por eso ha ido desapareciendo. Es más complicado. De la otra forma, a dos manos, se evita que el niño o la niña pueda tener un agujero en ese lado”, abunda Suárez desde el feliz retiro, mientras el tenis español recuerda a los Santana, Gimeno, Orantes, Emilio Sánchez Vicario, Berasategui, Almagro y, por supuesto, el reverso de Conchita Martínez. Internacionalmente, atrás quedan también las pinceladas a una mano de Guillermo Vilas o los zarpazos de Ivan Lendl.

Frente a la aridez actual en el top-10, un dato demoledor: nueve de los diez que formaban en 1973 competían con el revés a una mano: Ilie Nastase, Manuel Orantes, Stan Smith, Arthur Ashe, Rod Laver, Ken Rosewall, John Newcombe, Adriano Panatta y Tom Okker. Tan solo el estadounidense Jimmy Connors cargaba contra la bola con las dos.

SINNER ASICIENDE AL PODIO, ALCARAZ DEBUTA EN RÍO Y BADOSA SUFRE

A. C. | Madrid

La actualización del listado de la ATP anuncia una novedad reseñable. El italiano Jannik Sinner, campeón el fin de semana en Róterdam tras batir a Alex de Miñaur por 7-5 y 6-4, desbancó al ruso Daniil Medvedev como número tres mundial. De este modo, ya figura inmediatamente por detrás de Novak Djokovic y Carlos Alcaraz.  Desde las finales de la Copa Davis, en noviembre, el ganador del Open de Australia encadena 15 triunfos y sigue amenazando.

Menos inspirado que él, Alcaraz emprenderá este martes el trazado de Río de Janeiro. Después de caer en las semifinales de Buenos Aires, el murciano debutará ante el brasileño Thiago Monteiro (117º del mundo); en los pulsos precedentes, ambos en 2021, igualdad: 1-1. Será no antes de las 23.00 hora española (Movistar+ Deportes).

Por otra parte, Paula Badosa se retiró el lunes entre lágrimas de la pista de Dubái. La española, de 24 años y 74ª en el ranking de la WTA, tuvo que abandonar durante el duelo contra la suiza Lulu Sun, cuando ya había cedido el primer set (6-4). Los problemas físicos ya le obligaron a retirarse en la segunda ronda de Tailandia, hace tres semanas, y le impidieron jugar recientemente en Abu Dabi.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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