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Badosa topa con el volver de Anisimova

La española cede en la tercera ronda contra la estadounidense, que aterriza en la segunda semana del torneo (7-5 y 6-4) tras un prolongado parón por salud mental

Paula Badosa Open de Australia 2024
Badosa, durante el partido contra Anisimova en la pista John Caine Arena de Melbourne.JOEL CARRETT (EFE)
Alejandro Ciriza

Amanda Anisimova, otra de esas tantas niñas prodigio que florecen de vez en cuando en el tenis y que iba a comerse el mundo, fija el límite de Paula Badosa en este Open de Australia que, dice la española, solo puede ofrecer una lectura positiva. “Sí, sobre todo por cómo estoy de mi lesión, porque me estoy sintiendo bastante bien. Obviamente, físicamente aún me falta para llegar a mi mejor nivel, pero es el camino”, valora tras el 7-5 y 6-4 (en 1h 28m) presenciado por el público de la John Caine. En otras circunstancias, el dolor del adiós se hubiera multiplicado, pero no esta vez. Ella, de vuelta tras medio año de doctores, fisios, máquinas y tratamiento por la lesión de espalda que se produjo el año pasado en Roma, venía a lo que venía. “Dije el primer día que quería jugar partidos…”. Y han sido tres, buen alimento para el físico y el ánimo.

Sucede que en este último se impone el mazo de su rival, de regreso también Anisimova. “Jugaba a dos tiros, no sabía si rezar… Y dependía todo un poco de ella. Lo ha hecho muy bien, perfecto, y ha estado acertada cuando tocaba. Poco que decir. Pero me llevo dos buenas victorias y estoy jugando bien al tenis, y en unas semanas voy a estar físicamente donde quiero estar; quizá con un plus más de físico me hubiese ayudado un poco más”, sigue, convencida de que si le respeta esa espalda reincidente podrá aportar cosas interesantes a medio plazo. De momento, buenas sensaciones y confianza ciega en que el esfuerzo sea más productivo allá por marzo, abril sobre todo, cuando comience esa gira de tierra batida que tanto ansía.

Han sido prácticamente siete meses de parón, e igual de prolongado el de Anisimova. El origen, sin embargo, es muy distinto. La vértebra de una, los fantasmas de la otra. Septiembre de 2022, ahí empezaron a enredar. Antes, en 2019, el fallecimiento de su padre, que ejercía de entrenador. “Para mí se ha vuelto insoportable estar en los torneos”, decía en mayo, cuando agarró firme el freno de mano y lo levantó en seco: parar o parar, no había otra opción. “En este momento mi prioridad es mi bienestar mental y tomarme un descanso por un tiempo. He trabajado tan duro como he podido para superarlo. Voy a extrañar estar ahí fuera, agradezco todo el apoyo”, proseguía cuando anunció que iba a dejar de competir, desbordada por la rutina diaria del tenis y la dictadura de los resultados. Señalada desde la adolescencia, no cumplía con las expectativas.

Fue bueno apartarme del caótico estilo de vida de una tenista y restablecerse como ser humano. Creo que ese descanso me ayudó a recuperar mucha energía y felicidad; ralenticé mi vida, y eso es algo que realmente necesitaba”, concedía en unas declaraciones recogidas por la WTA nada más comenzar el nuevo año, habiendo alejado el desorden y recompuesto el puzle, intentando recuperar ese equilibrio tan esencial y tan difícil en el tenis, el tetris de siempre: cuerpo, mente, rutinas, calendario, descansos, viajes, recuperación. Pies en el suelo después de los fuegos artificiales. ¡Anisimova, la última gran sensación! ¡Anisimova, la primera jugadora nacida durante este milenio en alcanzar los octavos de final de un Grand Slam! Tenía 15 años cuando asomaba y 17 cuando se le señalaba. ¡La nueva gran esperanza de Estados Unidos! Y de ahí, poco a poco, hacia ese pozo del que empezó a salir en septiembre, cuando volvió a coger la raqueta para empezar de nuevo.

Anisimova, durante el partido contra Badosa.
Anisimova, durante el partido contra Badosa.EDGAR SU (REUTERS)

“La vida no es solo tenis. Es bueno llegar a casa y tener otras cosas en las que centrarte, averiguar qué es lo verdaderamente importante. Debía encontrarme conmigo mí misma y mi personalidad”, dice ahora la estadounidense, de 22 años, hija de rusos, nacida en Nueva Jersey; una bombardera que en 2019 pasó al primer plano al tumbar a Aryna Sabalenka y marcar otro de esos hitos de precocidad. Entonces, flashes, focos, el boom. Que se lo pregunten a la británica Emma Raducanu, consumida por un tiempo. “Muchas personas que nos siguen realmente no entienden de qué va todo esto, lo difícil que puede llegar a ser; pierdes, compras billetes, haces la maleta y a volar de vuelta. Estas agotada y frustrada, es un ciclo constante. Te aíslas”, explicaba estos días en Australia, donde, como Badosa, no piensa tanto en el resultado como en reemprender la marcha. Hay luz.

“Pasé por algo parecido a lo de ella, así que mucho respeto por haber hablado sobre el tema. La salud mental es algo muy importante”, responde a este periódico la catalana, que sufrió una depresión hace cuatro años. “Me costó mucho apartarme de esto, pero no estaba disfrutando. Me alegro de haber tomado la decisión”, cierra este viernes la norteamericana, un cañón: los 40 golpes ganadores que conecta deciden el pulso y le guían hacia los octavos de final, segunda semana de un grande. La siguiente prueba, Sabalenka, se antoja más que complicada: 6-0 y 6-0 de la bielorrusa ante Lesia Surenko. Difícil, muy difícil para ella. Pero también lo era parar. Y lo hizo.

SOBRE EL RETROCESO DEL TENIS ESPAÑOL: “FALTA UN BUEN TRABAJO DE BASE”

A. C. | Melbourne

Con Alcaraz como único superviviente, el tenis español mira con nostalgia hacia aquellos tiempos en los que la representación en la segunda semana era más nutrida. El murciano se ha quedado solo en Melbourne y solo él, Badosa y Alejandro Davidovich lograron franquear la barrera de la segunda ronda, la cifra más baja en 25 años. 

“Creo que por atrás faltan jugadores”, razona la catalana, de 26 años. “Y es algo que me entristece bastante, porque siempre hemos tenido a muchísima gente. Yo me he inspirado con Nadal, Ferrer, Verdasco, Garbiñe, Carla… Y ahora tenemos un fuera de serie, Carlos, y a Davidovich, que tiene muchísimo potencial, pero en el femenino está costando más”.

La tenista de Begur considera que el fallo puede estar en la estructura. “Creo que igual falta un buen trabajo de base, de la federación o algo así. Eso también ayudaría, porque ves a grandes federaciones como la francesa, la italiana, la británica, la australiana o la americana, que van sacando jugadores, y creo que en España ese trabajo se podría hacer mejor”, señala.

Dice Badosa que le gustaría ayudar a la inspiración de las siguientes generaciones, y que uno de sus objetivos sería ganar una Billie Jean King Cup. “Pero está complicado”, precisa. “Miro hacia atrás y va a ser difícil ver otra vez lo de antes”, prolonga. “Muchos están al final de su carrera, como Rafa o Garbiñe; Carla ya se ha retirado; Bautista… Y al final estamos Alcaraz, Davidovich, yo y poco más”.

Cree la catalana que los éxitos pasados de Nadal y el auge actual de Alcaraz distorsionan la mirada, algo que, matiza, ya sucedía con el Big Three [Nadal, Federer y Djokovic]. “Lo tapan un poco todo”, indica; pero, por suerte, al tener Alcaraz, pasa un poco como Rafa: que disimula lo que tenemos detrás, que al final tampoco hay tanto jugador español ahora mismo”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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