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Alcaraz salva un día de claroscuros contra Sonego

El español accede a la tercera ronda de Melbourne tras resistir al desafío del italiano: 6-4, 6-7(3), 6-3 y 7-6(3). Se enfrentará el sábado al chino Shang

Alcaraz golpea la pelota durante el partido contra Sonego en Melbourne.Foto: EPV | Vídeo: ELOISA LOPEZ (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Es uno de esos días raros en Melbourne, lo que los lugareños llaman Cuatro Estaciones en un Día (Four Seasons in One Day). Hace calor, y luego frío, y después llueve, y más tarde hay nubes y cuando parece que va a asomarse otra vez el sol, se encapota de nuevo el cielo y sopla un vientecillo traicionero, de esos que terminan colándose en el cuerpo y cuestan enfriamientos. Snif, snif, snif, suenan las naricillas en las tribunas al absorber. Así que el partido empieza de la mano, raro también, y las cañas se repiten y Alcaraz, sin mangas, veraniego, se encuentra con un Lorenzo Sonego osado y respondón, de piernas larguísimas y golpe profundo, que propone con sus tiros planos y que le tutea hasta que, por fin, termina cediendo. La goma se rompe (6-4, 6-7(3), 6-3 y 7-6(3), tras en 3h 25m) y el español, pues, comparecerá en la tercera ronda de Australia. Eso sí, está cabreado, golpea la red; pocas musas en esta ocasión. Se medirá el sábado con el chino Shang Juncheng, el 140º del mundo y superior al indio Sumit Nagal (2-6, 6-3, 7-5 y 6-4).

El día, lo dicho, va describiendo curvas desde primera hora. La número uno, la polaca Iga Swiatek, sufre lo indecible para rendir a la estadounidense Danielle Collins, 4-1 y saque por encima en el tercero, al final derrotada; también lo hace el alemán Alexander Zverev, que resiste a la inesperada tormenta que le plantea Lukas Klein, a todo o nada el eslovaco: 80 ganadores y 83 errores no forzados, casi nada; el noruego Casper Ruud emplea otros cinco sets para seguir adelante ante Max Purcell, de modo que lo que parecía criba queda en poca cosa, mero amago, sustos varios, y el teórico trazado del español sigue salpicado de los obstáculos propuestos por el sorteo. En cualquier caso, sigue Alcaraz desprendiendo esa sensación de que lo que vaya ocurriendo está fundamentalmente en su mano, para bien o para mal, y este jueves la historia va por ahí otra vez.

Sonego, de 28 años y 46º en el listado, aprieta, insiste y se revuelve, lo negocia todo; pega con intención y decisión, pero el desarrollo depende sobre todo de su mayor o menor inspiración puntual. Va Alcaraz a tirones, a veces un tanto perezoso, como si supiera que llegado el fuego, podrá subir de piñón y el talento desbordante que tiene en la raqueta le salvará de un modo u otro. Así sucede. No tiene ritmo el duelo, se deciden los puntos en pocos golpes —solo 10 intercambios por encima de los nueve— y el rival, por eso de seguir el guion de lo raro, intenta una genialidad por el costado de la red, tipo Roger Federer; el suizo sorteó la malla magistralmente en Nueva York, hace seis años ya, por el exterior, pero la trayectoria choca esta vez con el poste. El genio y los demás, ligas diferentes. El público aussie agradece el intento, en todo caso; cualquier día es bueno para evocarle.

El turinés no es un mero asistente y su apuesta encuentra premio en el segundo parcial, cuando las idas y venidas del español la hacen resbalar en el tie-break. Convierte Sonego, se gira retador y mira a su banquillo, jugador ya bregado y con experiencia. Orgulloso guerrillero. No convienen los despistes. Así que, azuzado por los miembros del banquillo, se enmienda enseguida Alcaraz, ahora sí, incrementando la marcha y sacando el puño, luciendo esas piernas de canguro que le permiten llegar a todo y que no tienen comparación hoy por hoy. No está demasiado fino en el toque ni en la volea, se equivoca varias veces en la interpretación, obligado además a correr y correr, boquea todo el rato. Pero tiene el control. Suficiente. Le basta con equilibrar: 43 tiros definitivos (12 aces) y 34 errores, por los 37 y 48 del adversario. Le aplaude y le choca la mano cuando se inventa una virguería en la volea. Mejora respecto al estreno del martes en términos de mordiente, al convertir al cuarto intento —nueve necesitó ante Richard Gasquet— el primer break. Y progresa, que a fin de cuentas esto es un grande y el éxito final exige pasar por todas las estaciones, al igual que la ciudad.

“Aquí es un poco complicado, la verdad”, dice. “Todos los días prácticamente ha hecho viento, cambios de temperatura, algunos muchísimo calor, otros no tanto por la humedad, a veces frío... Es un poco complicado acostumbrarte a las sensaciones de aquí, pero al final gana el que mejor se adapte a lo que haya en ese día. No hay secreto. Quien mejor se adapte a las condiciones, es quien mejor resultado va a hacer. Así que nosotros”, prosigue en plural mayestático, “intentamos darnos cuenta de lo que hay, y a partir de ahí ir hacia delante. Yo creo que últimamente lo he estado haciendo bien e intentamos estar duros y dar nuestra mejor versión, pase lo que pase”.

Es un día raro en Melbourne, donde los periodistas ingleses y los allegados internacionales caminan cabizbajos tras haber perdido repentinamente a su colega Mike Dickson, pelirrojo, corbatas y manos en los bolsillos, muy british. Un clásico. 59 años, 38 de ellos contando el deporte. Las nubes hacen trastadas, va y viene la luz, va y viene la inspiración. Contagiado, Alcaraz resiste al desafío y cierra positivamente un jueves de momentos.

BORGES SORPRENDE A DAVIDOVICH

A. C. | Melbourne

No venía Alejandro Davidovich con las mejores sensaciones. Pese a ganar, el primer día se expresaba disconforme y decía que no había disfrutado ante Constante Lestienne. Sucedió otra vez este jueves. El malagueño, de 24 años y 23º favorito del torneo, cedió contra el portugués Nuno Borges (7-6 (7), 6-3 y 6-3, tras 2h18) y se despidió así temprano de Australia. Un jarro de agua fría para un tenista que busca con insistencia dar un salto de nivel que por ahora se le niega. 

De haber vencido, el andaluz hubiera celebrado su triunfo 100, pero acusó el golpe anímico del primer set. No acertó, desperdició una rotura de ventaja primero y un 5-2 en el desempate posterior, y a partir de ahí se torció. Contrariado, fue perdiendo fuelle y finalmente se inclinó, por lo que el tenis español solo cuenta ahora con dos representantes: Alcaraz y Paula Badosa, que este viernes se enfrentará a Amanda Anisimova a las 11.00 hora local, la 1.00 en la España peninsular.

Por otra parte, la jornada ofreció un desenlace para recordar en el pulso entre Elina Rybakina, finalista hace un año, y Anna Blinkova. Esta última se adjudicó el desempate final por 22-20, después de 31 minutos; una duración insólita. Además, la quinta mejor del mundo, Jessica Pegula, cedió contra Clara Burel (6-4 y 6-2) y el francés Arthur Cazaux eliminó al danés Holger Rune, número ocho y potencial rival de Alcaraz (7-6(4), 6-4, 4-6 y 6-3).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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