La España más argentina también grita con la Albiceleste
Miles de argentinos se concentraron en discotecas y bares de Madrid antes de terminar en Sol la fiesta por la tercera Copa del Mundo. En Barcelona, más de 14.000 personas celebraron la victoria la tarde que se volvió a vitorear a Messi
La cola ante la discoteca Shoko tenía más de 50 metros. Cientos de personas con camisetas y banderas de Argentina se agolpaban en la fila mientras cantaban y gritaban los cánticos de su selección, como si creyeran que, si se esforzaban, los suyos podrían oír en Qatar los ánimos que llegaban desde Madrid. La discoteca del barrio de La Latina abría para retransmitir la final del Mundial entre Argentina y Francia este domingo. La previa del partido estaba en marcha desde las 14.00, pero el local no terminó de llenarse hasta diez minutos antes del inicio.
Con la primera ocasión de Argentina en la discoteca sonó como si hubieran marcado gol, a pesar de ser fuera de juego. Era una final y los nervios estaban a flor de piel. En el minuto 10 los hinchas en Lusail y Madrid aplaudieron en honor a Diego Maradona. El Shoko casi estalla en el minuto 20. El penalti de Dembélé sobre Di María volvió loco al público mientras gritaban el nombre de Messi. Los argentinos de la discoteca se abrazaron porque el sueño estaba un paso más cerca. Los cánticos y saltos no pararon después del gol, pero no fueron nada comparados con lo que vino en el 35, con el tanto de Di María.
Las camisetas albicelestes, las del PSG con el 10 y hasta algunas de River se fundieron en un abrazo mientras la cerveza volaba por los aires. Los dos goles contenían la esperanza de un país que no ganaba un Mundial desde 1986. Aunque los argentinos estaban tranquilos, el gol daba emoción a lo que quedaba de partido. Pero esa tranquilidad duró poco. El segundo tanto del francés dejó al Shoko en silencio. Los ánimos pararon en seco y la discoteca aguantaba el aliento mientras el tiempo reglamentario se acababa.
El público siguió animando, pero con más cautela, durante la prórroga, como si tuvieran miedo. Como si supieran que el partido se decidiría en los penaltis. Como así fue. Dos paradas de Dibu daban el título a la albiceleste. El grito de “Argentina, Argentina” se adueñó de la sala, que se sacudió con los saltos de la afición. El nombre de Messi llenó la discoteca entre aplausos. “Sufrimos mucho y lo hemos pasado mal, pero no dejamos de creer nunca. Esto es increíble y maravilloso”, dijo Lisandro con una sonrisa en la cara y cubierto con una bandera de Argentina a modo de capa. Es de Buenos Aires, pero vive en España y llevaba soñando con esto desde la final de 2014. No había nacido cuando la albiceleste ganó su último Mundial, en el 86.
La fiesta se trasladó a la Puerta del Sol de Madrid, a un kilómetro de la sala Shoko, donde no se podía ni entrar. La Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid se iluminó con los colores de la bandera argentina en honor a los ganadores.
Miles de hinchas se adueñan del centro de Barcelona
En Barcelona viven personas de 180 nacionalidades. La nacionalidad más frecuente de los vecinos de la capital catalana nacidos en el extranjero es la italiana pero, tiene truco, la gran mayoría de ellos son originarios de Argentina. Este domingo más 14.000 vecinos se vistieron de albiceleste y celebraron, en el céntrico Arco del Triunfo, la victoria de su selección en el Mundial de Qatar.
“Estoy mareado del partido que hemos jugado. Ha sido muy duro. A punto del infarto”, se sinceraba Alejandro, uno de los hinchas vecino de Barcelona pero originario de Buenos Aires. Mientras, el resto de aficionados movían grandes banderas albicelestes al grito de “Messi, Messi, Messi”. “Desde 1986 que no lo conseguíamos. La mayoría de gente que hay aquí no creo que lo recuerden”, lagrimeaba un anciano que también llevaba la bandera de su país a modo de capa.
La oleada de hinchas llegando al centro de la ciudad era cada vez mayor, tanto que hasta se saturaron varios vagones de metro. El Arco del Triunfo que, de forma insólita, se ha establecido como el lugar donde celebrar los victorias futbolísticas. El grito que más se repetía era “Messi, Messi, Messi” pero era muy excepcional ver alguna camiseta del Barça que tantos años vistió el astro argentino. Dentro fiesta, tambores, alcohol y casi todo el mundo con los colores de la bandera pintados en las mejillas protagonizando una celebración insólita en la capital catalana. Junto a ellas, carteles de expresiones mundialísticas: “Vamos Argentina. Qué miras bobo”.
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