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Marruecos MAR
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En-Nesyri 41', Walid Cheddira 92'
Portugal POR
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Finalizado

Yassine Bono, un ‘millonario’ en la portería de Marruecos

El meta africano nacido en Canadá, que es hincha de River y habla con acento argentino, solo ha recibido tres tiros a puerta en todo el Mundial

Lorenzo Calonge
Yassine Bono
Yassine Bono detiene el penalti de Busquets en la tanda contra España.Ebrahim Noroozi (AP)

“Bono es más argentino que yo”, le contaba estos días Papu Gómez a su gente cercana sobre el portero de Marruecos y compañero suyo en el Sevilla. En la gran fiesta del vestuario africano después de eliminar a España, el meta se arrancó a cantar alguna canción de la hinchada de River Plate, y mientras abandonaba el estadio aún se atrevió casi a escondidas con una de las más conocidas: “Por ese amor, yo te aliento de la cuna [hasta el cajón]…”, tarareaba.

La vida del arquero de 31 años, el último muro contra el que rebotó la Roja, autor de dos paradas en la tanda de penaltis, ofrece una mezcla curiosa: nació en Montreal (Canadá), adonde sus padres marroquíes habían emigrado; desde los tres años se crio en Casablanca, la tierra que siente suya; y a la vez exhibe una simpatía muy especial por Argentina y su fútbol. En realidad, nunca ha estado allí -espera hacerlo el próximo verano-, pero con sus conocidos es habitual escucharlo hablar con acento porteño. “Dale, loco”, les suelta. Todo empezó cuando su padre le regaló de niño una camiseta de Gabriel Batistuta de la selección albiceleste, y en este amor tan singular también ayudó que, al fichar por el Atlético en 2012 y tener que aprender un nuevo idioma, ahí estaba la cuadrilla de Simeone. Hasta le gusta el rock argentino.

Después de mandar a España al aeropuerto desde los 11 metros, ahora en cuartos (16.00, La1 y Gol Mundial) le llega la Portugal del castigado Ronaldo. Bono es el dique final del ejército defensivo marroquí, y en sus tres partidos en el Mundial (se perdió el de Bélgica por indisposición) solo ha recibido tres remates a puerta y un tanto; un autogol de Aguerd ante Canadá. El martes, tras entonar en pleno éxtasis canciones de los millonarios (apodo de River), su equipo argentino, aseguraba tranquilo que apenas había preparado los penaltis ante España. “El de Sarabia, más o menos, sabía un poco qué hacía [lo adivinó y acabó en el palo]. Pero con Busquets y Soler no tenía idea [se los detuvo]. En los penales hay un factor suerte muy grande y un poco de intuición”, zanjó sin querer darse importancia.

En el último lustro y en las cinco grandes ligas, ha habido 29 porteros con más éxito que Bono en los penaltis

La estadística de las últimas cinco campañas tampoco lo sitúa como un especialista: le han lanzado 36 en todas las competiciones (incluyendo los tres de España) y ha acertado en siete (19,4%). En este mismo periodo y teniendo en cuenta solo en las cinco grandes Ligas europeas, ha habido 29 porteros con más éxito (él, un 16%) según Opta. Tras levantar el trofeo Zamora el curso pasado, en Qatar aterrizó con unos números discretos hasta el parón (67,8% de intervenciones), arrastrado por el camino errático del Sevilla, pero mucho debería torcerse su tarde para no despegar, por lo ya conseguido, como protagonista clave del mayor éxito de un país y de mucho más, del mundo árabe, que no es poca cosa en esta edición que se celebra en el Golfo.

Al principio de su carrera, le sugirieron la posibilidad de alistarse con Canadá por su doble nacionalidad, aunque él siempre tuvo clara su filiación marroquí. En realidad, no recuerda mucho de su vida allí. Su padre (Mehmed) era profesor universitario de Física y su madre (Malica) trabajaba en una peluquería. Ella no se llegó a adaptar al tipo de vida norteamericana y la familia se replegó a la tierra de origen. Una vez instalado en el Magreb, él contó que estuvo varias veces en Zaragoza con un tío, al que solía acompañar a un puesto que regentaba en un mercadillo cerca de La Romareda.

El clic en el Sevilla

Años más tarde, ese estadio sería uno de sus campos de formación. Al fútbol español llegó en 2012, al Atlético B, el inicio de una carrera de ocho temporadas de ascenso y espera que lo llevaron a Zaragoza y Girona antes de hacerse con la portería de Nervión. El clic con el Sevilla se produjo en el verano de 2020, cuando ganó con él bajo palos la Europa League de la pandemia y aprovechó una lesión del titular en Liga, Tomas Vaclik, para hacerse también fuerte en el torneo doméstico.

Bono posa en Doha con la camiseta firmada por su ídolo, Burrito Ortega.
Bono posa en Doha con la camiseta firmada por su ídolo, Burrito Ortega.

Estos días estira su estancia en Doha en un hotel de la zona de los rascacielos, cerca de la bahía, donde la expedición marroquí comparte tiempo con sus familiares. Los exteriores son un búnker y dentro, casi. La selección ocupa en exclusiva una parte del hotel, lo cual fue un obstáculo para que el periodista argentino Víctor Tuchineider diera con él a la primera. Le había llevado una camiseta firmada por su ídolo, Ariel Burrito Ortega, con quien Bono mantiene contacto habitual en Instagram. Lo admira tanto (sin haber estado nunca con él) que a su perro le puso Ariel.

Quizás el colmo de su argentinidad a distancia fue cuando en marzo de 2021 se encontró frente a frente con Haaland, en Dortmund, en un penalti y a Bono no le ocurrió otra cosa que gritarle en el momento del golpeo “kiricocho”, una palabra que hizo famosa Bilardo para gafar al rival. Y se lo paró, incluido el rechace, pero hubo de repetirse porque no tenía un pie sobre la raya. A la segunda, también se lo volvió gritar, y ahí sí, el noruego se lo hizo pagar.

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