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Vinicius: “Esta victoria va para Pelé”

El delantero brasileño se acuerda de O Rei después de abrir el marcador con un gol en el que aguantó dos segundos parado en el área y tras dar una asistencia

Los jugadores de Brasil celebran el triunfo ante Corea del Sur en los octavos del Mundial con una pancarta hacia Pelé.
Los jugadores de Brasil celebran el triunfo ante Corea del Sur en los octavos del Mundial con una pancarta hacia Pelé.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
David Álvarez

El primer tiempo de Brasil fue un desahogo colectivo en el que funcionó lo que todos deseaban que funcionara. Después de días de incertidumbre por su tobillo derecho de muñeco hinchable, Neymar apareció en el once. Después de una fase de grupos con una puntería cuestionable, sobre todo contra Camerún, se ajustaron todas las mirillas a un tiempo. Si en los tres primeros partidos necesitaron 57 tiros para tres goles, en los primeros 30 minutos contra Corea marcaron también tres, pero con solo cinco tiros, según las cuentas de Opta. Funcionó todo tanto que después de ese tercer gol, de Richarlison, bailó hasta Tite, la danza del pombo, que popularizó el delantero, y al que prometió ejecutarla si marcaba. “Intento adaptarme a su lenguaje, que es el baile”, dijo luego el seleccionador.

La derrota contra Camerún y las noticias sobre el estado de salud de Pelé, la gran leyenda patria y de la historia de los Mundiales, habían ensombrecido al técnico. El tono comenzó a cambiar cuando llegaron al estadio 974 y leyeron un mensaje publicado en la cuenta de Twitter del convaleciente Pelé, acompañado de una foto del mito justo antes de su primer Mundial: “En 1958 caminaba por la calle pensando en cumplir la promesa que le hice a mi padre. Sé que hoy muchos hicieron promesas parecidas y también van a buscar su primera Copa del Mundo”.

En Brasil todo cuenta, hasta las salpicaduras de un ayudante a Thiago Silva antes de comenzar, o el abrazo que le dio a Alisson el mismo operario, que regresó después al banquillo santiguándose.

Se puede atribuir al conjuro, si se quiere, pero el gol con el que Vinicius abrió el marcador y su cuenta en el Mundial resultó insólito. Le llegó un balón que había mandado Raphinha atravesando el área de lado a lado y que pasó bajo Neymar y Richarlison. Y sucedió el prodigio. Controló y la pelota botó una vez, y luego otra. Pasaron dos segundos durante los cuales fueron llegando defensas. Y Vinicius seguía detenido. Hasta que se reunieron delante cinco contrarios, apuntó al rincón de arriba, los burló a todos y se marchó a celebrar en corro. Después bailó con Paquetá, Raphinha y Neymar.

Estaba a punto de llegar también el momento del 10. Un penalti a Richarlison que pareció dispuesto a ejecutar Raphinha mientras la grada reclamaba al crack: “¡Neymar, Neymar!”. No hizo falta mucho. El extremo del Barcelona solo protegía el punto de penalti. El portero trató de perturbar a Neymar. Se colocó a su derecha, dejando el resto del arco libre, se movió hacia el centro, se agitó. Todo mientras el brasileño se aproximaba con parsimonia a la pelota y acaba depositándola en el lado que le había indicado al principio Kim. Otra vez la pausa extrema, como en el gol de Vinicius. Y después el baile, y un abrazo para Alex Telles, que se lesionó y no podrá jugar más en Qatar.

El 10, que se mantuvo en el campo casi todo el encuentro, estaba de vuelta, y bien: “No sentí ningún dolor en el tobillo”, contó. Aunque casi más llamativa que su culebrón médico está resultando la explosión de Vinicius en el gran estrado mundial. El madridista es igual que punzante que siempre a la carrera, pero su galope resulta aún más peligroso mezclado con la pausa. Como en el tercer gol de Brasil. Empezó avanzando a toda máquina por su banda izquierda, pero la jugada se aclaró cuando se detuvo a apuntar con un globo a la llegada de Paquetá. Después se acordó de O Rei: “Que la gente siga bailando hasta el final. Y mandar un fuerte abrazo a Pelé, que necesita fuerzas. Esta victoria va para él”.

Paulo Bento, el seleccionador de Corea, temía que sus futbolistas no pudieran sostener el pulso de los pentacampeones por la fatiga. Pero Brasil atrapó el pase a cuartos en los rincones del partido que convirtió en remansos, con la seguridad de quien juega con cierto sentido de trascendencia. Al terminar, Neymar, que busca su primera Copa del Mundo, regresó a la hierba en chanclas, con una pancarta con el nombre de “¡Pelé!” al lado de la icónica fotografía de O Rei subido a un compañero, con el puño en alto, después de ganar su tercer Mundial, en México en 1970. De sus redes sociales salió una respuesta: “Siento una mezcla de alivio y felicidad. Me hicieron muy feliz”.

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David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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