Una de periodistas

La presente Copa del Mundo es la de mayores restricciones para los periodistas que no muestren una acreditación de right holders o tenedores de derechos.

Se entiende que la FIFA cuide a las televisoras que invierten en su negocio y para que nos demos una idea, según The New York Times, Mountrigi Management Group, una filial de Grupo Televisa, pagó cerca de 190 millones de dólares para afianzarse las transmisiones de los Mundiales de 2018 y 2022.

Entonces, se entiende que los representantes de medios digitales, diarios, radiodifusoras y televisoras que no poseen los derechos, no reciban trato preferencial, pero esta vez, apoyados en plataformas sociales como Facebook, Twitter, Instagram y otras, la libertad de expresión fue erradicada por completo, al menos en video, en vivo y dentro de las instalaciones mundialistas.

Todos sabemos que no se pueden publicar goles, jugadas y mucho menos el juego; que las entrevistas preferenciales, antes de la zona mixta, son para la televisión; que también reciben exclusivas antes, durante y al término del evento; que pueden grabar segmentos promocionales con el entrenador y seleccionados en turno. Incluso que los reportes no pueden ser grabados con el campo de juego al fondo. Pero, en esta oportunidad -se nos informó, en México por medio de la periodista de TUDN, Paulina Grajeda- tampoco es posible publicar reportes en video, en los que de fondo aparezcan los colores, imagen y logos de la Copa del Mundo, dentro o fuera de los complejos mundialistas. Incluso en las calles.

Si estás en conferencia de prensa, fuera de los estadios, no hay problema que subas el texto y fotos, pero es imposible añadir a la publicación un clip en video con la respuesta de uno de los protagonistas. Es decir, para la FIFA la única posibilidad periodística es imprimirla en papel, como hace 20 años.

Un mundo en el que todos ganen

Más de 700 periodistas sin derechos fueron acreditados por la FIFA para cubrir el Mundial y se calcula que gasten cerca de 10 millones de dólares en tierras cataríes.

Comparado con los 95 millones de dólares que le cuesta cada Mundial a las televisoras, es una cifra menor. Pero, por qué no pensar que tantos medios sin derechos bien podrían aportar cifras menores que, juntas todas, terminarían por ser un ingreso extra y muy interesante para el máximo organismo futbolero.

Esos mini derechos podrían servir para grabar conferencias de prensa, transmitirlas en vivo e incluso, dependiendo el tamaño del paquete, poder contar con resúmenes de los juegos de la copa. Aportando, de paso, contenido para la promoción del juego en vivo, que la gente tendrá que ver, sí o sí, por la cadena en cuestión.

Hablando de restricciones

Antes del inicio de la justa, Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció la voluntad del Gobierno qatarí de disuadir a los enviados de filmar en las “zonas restringidas”, en las que el rodaje requiere una autorización previa, así como en “cualquier lugar en el que haya señales o dispositivos de seguridad que indiquen que está prohibida la toma de fotografías o imágenes”.

Para el secretario general de RSF, Christophe Deloire, esto sucede porque “la última cosa que desea el Gobierno es ver a miles de periodistas pasearse con sus cámaras por los barrios donde residen los trabajadores”.

¿Les digo algo? O la mayoría nos enfocamos en el futbol o la tensión entre Gobierno y periodistas ha bajado muchísimo. En lo personal no he tenido un solo problema para grabar en calles, centros comerciales y plazas públicas… pero con el celular, para el gobierno, esas imágenes no cuentan, solo las que son realizadas como cámara profesional de video.

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