Griezmann se disfraza de Pogba
Francia compensa las bajas de Pogba y Kanté con la transformación de Griezmann en volante, fórmula que Dinamarca pondrá a prueba este sábado
“Concentrarnos una semana antes del Mundial ha sido una ventaja”, dijo Didier Deschamps; “porque no hemos tenido tiempo de aburrirnos unos de otros”.
No siempre es posible determinar si Deschamps sabe lo que dice cuando habla de fútbol con la certeza de un apóstol, pero es evidente que comprende todo lo demás a la perfección. Como político, como maestro en el arte de digitar las teclas del poder en vestuario y federación, nadie ha mostrado más habilidad. El seleccionador de Francia sabe que si el primer paso para tener éxito con su equipo es modular el carácter explosivo de sus jugadores, el segundo es fabricar aquello que él supo construir cuando jugaba: un mediocampo sólido. Un entramado hecho de hábitos posicionales básicos a partir de los cuales crezca el equipo en convicción y eficacia. Sin Pogba ni Kanté, lesionados, el entrenador ha retrasado a Antoine Griezmann para compensar el vacío dejado por los arquitectos del triunfo en 2018.
“Las cosas normalmente funcionan cuando tienes jugadores inteligentes”, dijo, tras ganarle a Australia en el partido inaugural. “Antoine tiene inteligencia, habilidad técnica y capacidad de realizar grandes esfuerzos”.
Es una tendencia que se acentúa desde hace tres décadas en todos los Mundiales. La “batalla decisiva”, parafraseando a Deschamps, ya no se libra en las áreas sino en el mediocampo. Ahí se encuentra el nudo del problema que el seleccionador se afana por resolver. Su primer paso consistió en mezclar a Tchouaméni, Rabiot y Griezmann. Frente a Dinamarca, este sábado en la segunda jornada del grupo D, la fórmula se someterá a una verificación del máximo rigor.
“Ahora”, explicó Griezmann; “ocupo una posición nueva, más de medio, para ayudar tanto en defensa como en ataque, para hacer la relación entre los defensas y los delanteros, intentar meter los mejores balones a mis delanteros y después llegar desde la segunda línea”.
Griezmann comenzó su carrera como extremo, delantero y segunda punta. En Qatar se ha retrasado con entusiasmo. Un poco porque se lo exige su sentido de la responsabilidad de capitán, después de Lloris, y otro poco porque en su placa base existe una vocación organizativa. Esta reubicación forma parte de la historia de la Copa del Mundo, donde grandes figuras se mostraron dispuestas a sacrificarse a cambio de la gloria del título, especialmente cuando escaseaban los volantes. Lo hicieron Tostao, Cruyff, Ronaldinho o Messi, entre otros. Ahora Griezmann, de 31 años, lo hace para superar la crisis de lesiones de Francia.
“Antoine tiene alma de centrocampista”, observa Giroud, “tiene sentido del sacrificio y una gran capacidad de juego. Es una demarcación que puede asumir por completo”.
Correr para Giroud o correr para Benzema
Más que en los equipos de club, en las selecciones se hace imprescindible crear eslabones de complicidad. Lo requiere la fugacidad de las competiciones. A falta de tiempo para que los entrenadores automaticen funciones, los jugadores deben redoblar esfuerzos por coordinarse unos con otros de un modo espontáneo. En Francia, esto no siempre fue posible en los últimos dos años. “Para muchos es más fácil correr para Giroud que correr para Benzema”, observa un empleado de la federación francesa. El austero Giroud, uno de los hombres más queridos del vestuario, ya dijo todo lo que podía decir al respecto: “Benzema nos desequilibra tácticamente”.
“Contra Australia salimos un poco nerviosos”, observó Griezmann. “Para muchos [Théo, Upamecano, Konaté, Tchouaméni] fue el primer partido en una gran competición” dijo Griezmann. “Ha habido muchos cambios en la plantilla. Solo quedamos once desde el Mundial 2018. No, no damos miedo. Hay muchas cosas que mejorar”.
Griezmann no expresa optimismo. Sabe que es improbable que sin Pogba y sin Kanté la actual campeona del mundo juegue mejor al fútbol. Si al menos consigue compensar su ausencia para volver a competir al mismo nivel, no será por obra de Mbappé, la gran figura, sino de los medios Griezmann y Pogba. La prueba de Dinamarca será reveladora.
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