Salma Paralluelo, si la miras te conviertes en oro

Hay personas que guardan postales y otras, como Salma, que les encanta coleccionar oro y acaparan todo el que pueden, sea corriendo, saltando o metiendo golazos: dos medallas de oro, en 400 metros vallas y relevos, y un europeo sub-17 y dos mundiales sub-17 y sub-20 en fútbol.

Empezó con tan solo seis años y a los ocho ya corría la Jean Bouin, una de las carreras más prestigiosas de Barcelona. La ganó cinco veces seguidas. Llevaba desde los siete compaginando sus dos pasiones, atletismo y fútbol, hasta que tuvo que elegir una de ellas después de una grave lesión de ligamento cruzado.

Su entrenador Félix Laguna no quería perder a su mejor atleta, la que seguro hubiera llegado a una final olímpica por sus características de velocista, buena estatura y extremidades largas. Por su parte, el técnico del Barcelona Jonathan Giráldez no estaba dispuesto a compartir a una jugadora con tanta proyección como Salma, y estoy segura de que Jorge Vilda se lo agradece y mucho. Puede jugar en ambos lados, con recorrido natural de fuera hacia dentro, con buen golpeo de balón, suficiente remate de cabeza y, sobre todo, espectacular uno contra uno. Además, con buena compresión del juego, asociándose cada día mejor y adaptándose poco a poco a ese 4-3-3 del Barcelona y la selección.

Todo se explica a partir de sus recepciones en la izquierda a pierna natural y con espacios, o por la derecha, desde donde empieza a inclinar el campo hacia el área rival. Aunque su jugada preferida es la diagonal de fuera hacia dentro para atacar el espacio libre y a partir de ahí buscar el disparo o el pase definitivo. Y todo esto se lo puede permitir porque con esa potencia y esa zancada alcanza una velocidad que no sabemos si es la del sonido.

Tanto en el Barça como en la absoluta ha ido ganando protagonismo a pesar de entrar al campo en muchas ocasiones como revulsivo y sin necesitar de muchas ocasiones para marcar. Ahora mismo, es una pieza fundamental en el ataque de la selección para conseguir un nuevo oro para España. Saltó como titular frente a Suiza, Japón, Zambia y Costa Rica, y no le hizo falta hacerlo contra Países Bajos para marcar en el 111 de partido, el gol más importante hasta ahora de la historia de la selección española.

Porque la de Zaragoza no corre, vuela, pero es un vuelo sin motor; no lo necesita. Se mantiene flotando en el aire por inercia. Es ligera, elegante, con zancada, trabajada, parece que ni se esfuerza y con mucho talento. Cuenta la leyenda que en 2019 llegó a Villarreal corriendo desde Zaragoza y que tres temporadas más tarde la vieron sobrevolando el Johan Cruyff. Hay que tener cuidado porque si la miras te conviertes en oro. Consiguió el primer ascenso a Primera en la historia del Villarreal; una Liga, una Supercopa de España y una Champions con el Barça; y en su debut con la selección absoluta el 12 de noviembre pasado, un triplete contra Argentina.

Con tan solo una temporada en la élite fue una de las 23 elegidas por Jorge Vilda para la Eurocopa de Inglaterra, pero un problema en un sóleo la dejó fuera. Siempre imaginaremos qué hubiera pasado en esa eliminatoria contra Inglaterra si Salma desde la derecha o desde la izquierda hubiera sobrevolado el Fulmer Stadium y ya en el área, un recorte para finalmente golpear con toda su alma dorada.

Cuando decidió cambiar el tartán por el césped se llevó con ella los récords, los oros y las mejores marcas para convertirlos en copas, en goles y en MVP. Qué alegría se llevó el fútbol, el Barça y la selección española. Y ya que colecciona oros, ¿por qué no nos consigue uno en este Mundial si ha ganado todos los que ha disputado?

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