Jorge Vilda: “El equipo está con confianza, motivado para hacer historia ante Suiza”
El seleccionador de España afirma antes de los octavos del Mundial que han trabajado los mecanismos para que no se repita una pifia como la de Japón, y que sus jugadoras han recobrado la confianza
Todo o nada. Rojo o negro. Rien ne va plus. España se juega este sábado (7.00, La1) el pase a los cuartos de final del Mundial frente a Suiza, un duelo que es otra prueba del algodón, pues después de destilar un juego tan rico en la propuesta como resolutivo -ante Costa Rica (3-0) y Zambia (5-0)-, por más que los rivales no pasaran de ramplones, se pegó un batacazo de época ante Japón (0-4). “Es una derrota que no se ha olvidado y que no se olvidará porque provoca un surco profundo, aunque también es necesario para el desarrollo del equipo y su crecimiento”, reflexionó este viernes el seleccionador Jorge Vilda desde las entrañas del estadio Eden Park, mole granítica que resalta sobre las colinas de Auckland, sobre las distinguidas casas coloniales que adornan el verde paisaje.
Pero según el técnico el ánimo y el fútbol se ha recompuesto a tiempo. “Está bien trabajado todo y tengo la seguridad de que las jugadoras van a reaccionar y se repondrán ante cualquier imprevisto. Estoy convencido de que va a salir bien ante Suiza”, resolvió, al tiempo que añadió: “El equipo está con confianza y tranquilidad, motivado y animado para hacer historia, para pasar la primera eliminatoria en un gran torneo”. Olga Carmona fue más lejos: “Vamos a llegar como un tiro”.
No son días tranquilos en Nueva Zelanda, consternada por dos tiroteos -tres muertos y dos heridos de gravedad-, sacudida por un terremoto y definida por lluvias pertinaces, viento gallardo y frío perenne. Como broche, antes de que España llegara al estadio en la previa del duelo, se agolparon los coches de bomberos en los aledaños del estadio. “Atención, atención. La alarma de incendio está sonando. Evacue el recinto por la puerta más cercana”, se repetía por megafonía, entre alarido y alarido de la sirena. Pronto se resolvió y el balón, argumento del Mundial, retomó el protagonismo. Y eso es lo que le ocupa y preocupa a España, que ante Japón lo amasó sin encontrar la rampa hacia el gol, descascarillada también con las contras hipersónicas rivales.
Con muy poco Japón hizo mucho. “Me dio rabia que en tres pases se plantaran delante de nuestra portería”, descifró Ona. “Quedamos retratadas”, añadió Irene Paredes. “No salió nada”, agregó Athenea del Castillo, ya lista para jugar después de superar un golpe que le hizo abandonar el envite ante Zambia [Ivana es la única baja por molestias en el sóleo]. Pero fue un cachiporrazo en toda regla. El análisis del cuerpo técnico de España, en fase defensiva, fue diáfano: con los ataques se perdía el equilibrio defensivo -las jugadoras demasiado abiertas, líneas separadas y mal posicionadas para el repliegue de urgencia- y se olvidaron de hacer las vigilancias ofensivas (o, lo que es lo mismo, que los zagueros siguieran defendiendo a las atacantes rivales a pesar de tener el balón en la media o la delantera).
El ejemplo de Japón para Suiza
Un castigo que mostró las costuras de La Roja, sonrojada por correr hacia atrás con todas las de perder. “España es un equipo muy fuerte, pero ante Japón no cambió mucho el juego y nos enseñó muchas debilidades que hemos analizado intensamente”, resaltó Inka Grings, seleccionadora helvética.
Para Vilda adelantar las líneas no debería ser problema: “En el pasado hemos demostrado que España ha defendido a 50 y 60 metros de la portería, con defensas efectivas, con una estructura compensadora… Hay que mejorar y pasa por ligeros movimientos de posiciones, saber cuándo anticiparnos para protegernos un poco más, pensar en el posicionamiento defensivo, además de no perder la concentración”, dijo. “Y ser más compactos”, subrayó Olga Carmona. En ataque no dio tantas pistas, pero sabe que Suiza ha levantado un muro, pues no ha recibido un solo gol en el torneo. “Es un equipo muy completo, con jugadoras arriba que marcan las diferencias, verticales. Será un partido cerrado y correoso”, apostilló el entrenador. “Necesitamos ser pacientes. No podemos dejarnos intimidar porque cuando tengamos el balón tendremos nuestra oportunidad de encontrar espacios, detectar las debilidades y ser efectivas”.
Cuestionado por costumbre, Vilda no quiso valorar su futuro en el banquillo de La Roja. “No pienso en pasado mañana, estoy concentrado en el encuentro y en sacar el mejor equipo”, expuso; “y si no me sintiera capacitado para sacarlo adelante, no tendría que estar sentado en esta silla. Lo mismo pienso del equipo. Por supuesto que sí”. Y remató: “Noto un poco de negatividad… ¡Vamos equipo, vamos España, vamos a ganar todos!, que nos alegraremos de pasar a cuartos!”. A pocas horas para el envite, el seleccionador no cambiará la rutina. Entrenamiento, cena, reunión con los ocho miembros del cuerpo técnico y tras dormir –”tengo la suerte de que no me quita el sueño casi nada”-, un poco de ejercicio por la mañana para cerrar con las reuniones postreras sobre las jugadas a balón parado y matices para afrontar el choque. Porque el plan, las correcciones a la carrera y los detalles explicarán el resultado, seguir en Nueva Zelanda para jugar los cuartos (contra Países Bajos o Sudáfrica) o volverse a casa. Todo o nada.
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