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Primero hermanos, luego campeones: la gesta de los Márquez Alentà en MotoGP que trasciende al mundo del deporte

Marc y Álex, primer y segundo clasificados del campeonato, han sabido mantener su magnífica relación personal a pesar de ser más rivales que nunca en pista

Guille Álvarez

Los hermanos Márquez Alentà se preparan ya para la fiesta que se deben el uno al otro a finales de mes en Cervera. Marc, flamante campeón del mundo, lo hace entre sesiones de rehabilitación y gimnasio tras lesionarse el maldito brazo derecho en Indonesia. Álex, subcampeón y el primero de los mortales, como dice su padre, disfrutando sin presión sobre la moto en los dos últimos grandes premios del curso. Este fin de semana en el GP de Portugal, y el siguiente, el del retorno a Valencia tras la dana, donde subirán juntos al estrado vestidos de gala y compartirán otro momento único. La foto para el salón de casa. El 22 de noviembre será el día de la traca final en las calles de su pueblo natal, donde compartirán con amigos, familia y afición los fastos por su inédito doblete en la cumbre de MotoGP.

“Es un orgullo ver a Marc y Álex tan unidos, como siempre, ahora que están arriba del todo. No es fácil sabiendo que compiten en un deporte donde solo puede ganar uno y todos son rivales. Es bonito, y ya sabemos que no todos los hermanos son capaces de llevarse así de bien”, constata Julià, el padre de las criaturas, en una charla con EL PAÍS en el paddock de Portimão. “A veces nos preguntan cómo han salido así, y no tenemos una respuesta clara. Por supuesto, hemos intentado educarles tan bien como hemos sabido, pero como todos los padres, algunos errores habremos cometido. Lo más importante es que su comportamiento es ejemplar, dentro y fuera de la pista, y como familia no podemos pedir más”, añade.

Los hermanos Márquez no son los primeros en compartir la gloria en la élite de su deporte, pero su gesta trasciende a los logros encima del asfalto. “La imagen de deportividad que han mostrado al mundo es admirable. No es nada fácil tener una relación tan buena como la suya cuando se trata de un rival por el título. Aunque sean hermanos, siempre hay momentos de tensión, porque en la pista hay mucho en juego y la adrenalina corre desatada”, opina Aleix Espargaró, que durante muchos años compartió la parrilla con su hermano Pol. “Solo llegar a MotoGP ya es de por sí complicadísimo, pero dominar como lo han hecho ambos este año es histórico, un logro único. Aun así, para mí el mensaje de su gesta está claro: nunca debes olvidar lo que va primero, que es la familia”, concluye el piloto, ahora probador de Honda.

“Él está tan contento por mí como yo por él, pero nos guardamos la energía para la fiesta en Cervera”, cuenta el subcampeón sobre su primer encuentro con Marc tras rematar la faena en el GP de Malasia. “Cuando vives un momento así, es difícil creerlo. Es una sensación extraña. Nos daremos cuenta de lo que hemos conseguido dentro de algunos años, ya tranquilos y con una cerveza en la mano, viendo el momento en la tele en el sofá de casa”, añade.

Los hermanos Márquez han firmado seis dobletes en domingo, con cinco victorias para Marc y otra para Álex. En el global del curso, el 93 ha arrasado con 11 triunfos en 17 grandes premios disputados, mientras el 73 ha descorchado su palmarés y amasado tres victorias en su sexto curso en MotoGP. 14 victorias con sus apellidos en un campeonato de 22 carreras. “La verdad es que no podemos pedir nada más. Hemos disfrutado de cada momento esta temporada, con varios dobletes y podios. Y hay que saber disfrutarlo, porque puede ser un momento irrepetible en nuestras vidas”, sentencia el pequeño de la familia.

Álex ha dicho en el pasado lo mismo que los Espargaró o Luca Marini, piloto de Honda y hermano de Valentino Rossi, dicen también sobre el hecho de competir junto a sus hermanos: que ya les gustaría a muchos. Marc también ha subrayado este curso que los beneficios de esta magnífica y ejemplar relación fraternal no van en dirección única. Ambos se entienden y complementan deliciosamente, como bien recuerdan José Luis Martínez y José Carrión, sus ayudantes dentro de los circuitos y mejores amigos fuera de los mismos.

El pequeño estuvo ahí para los momentos más duros del calvario de lesiones del mayor, y fue el primero en creer en el renacimiento y reconquista del siete veces campeón en MotoGP este curso. “Cualquier otro piloto hubiese tirado la toalla, pero él jamás se rindió. Yo estaba convencido de que cuando se recuperase de las lesiones y tuviese una moto mínimamente competitiva, volvería a luchar por victorias y títulos”, recordaba en Japón Álex. Marc, a su vez, siempre ha defendido con firmeza el talento y los méritos de todo un campeón en las categorías intermedias, capaz de soportar el peso de ser “el hermano de” toda la vida: “Si tuviese otro apellido, se le valoraría mucho más. Álex es capaz de todo, y la historia todavía no ha terminado”.

Las Williams y los Schumacher, espejos con matices

La relación de los Márquez es comparable a la que en su día compartieron otros iconos del deporte, aunque quizás exenta, por ahora, de roces notables sobre la pista. Los Schumacher, por ejemplo, también fueron capaces de ganar en la cúspide del automovilismo. A Michael, heptacampeón del mundo de Fórmula 1, le encantaba de niño hacer de mecánico a Ralf, seis años más joven. Y es todo un guiño a la historia de los Márquez, ya que Álex empezó en las motos queriendo ejercer de técnico de Marc.

Los Schumacher, eso sí, tuvieron una relación algo más tumultuosa cuando crecieron y se toparon en los circuitos. “Michael, a veces, apaga su cerebro”, dijo en una ocasión Ralf tras un adelantamiento al límite del hermano mayor en Mónaco. “No estaba de excursión”, le contestó ni corto ni perezoso el kaiser. En 2001, en el GP de Canadá, ambos firmaron un doblete para la historia, una memoria que todavía guarda con cariño el pequeño: “Fue algo increíble, una sensación única para nosotros y nuestros padres. Ese día hicimos una gran fiesta”. En total fueron cinco dobletes y 16 podios juntos a lo largo de sus respectivas trayectorias.

Álex Márquez y Marc Márquez

En el tenis, las hermanas Williams también rivalizaron en numerosas ocasiones, duelos en los que sufrieron psicológicamente ante la extraña mezcla de emociones que supone ir a por la victoria contra alguien que desearías ver ganar siempre. “Es tu hermana y quieres que pierda... es algo que no le sienta nada bien al alma”, reconocía Serena, con 23 grandes en su palmarés, en su día. Se cruzaron en 31 partidos como profesionales, con un saldo de 19-12 (9-3 en finales de torneo) a favor de la pequeña de la saga. “El factor familiar era complejo de gestionar. Ahí enfrente estaba mi hermana pequeña, y por supuesto que quería que ganara ella también”, recordaba Venus, ganadora de 14 Grand Slams.

Su recomendación para futuros padres, por cierto, es apuntar a los hijos a deportes distintos, porque entre niños “no puede haber competición sana”. En el paddock, a la vista está, esa tesis no la tienen tan clara. Marc y Álex, por ejemplo, nunca han dejado de disfrutar a la hora de competir juntos a cualquier cosa: a ver quién es el más rápido en alcanzar la cima en bicicleta, a ver quién gana la siguiente partida en la videoconsola. Y, por supuesto, a ver quién se lleva la próxima carrera. En 2026 llevarán exactamente la misma moto, y el reto les encanta.

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Sobre la firma

Guille Álvarez
Graduado en Ciencias Políticas por la UPF y máster en Periodismo Deportivo y Comunicación por la Blanquerna-URL, ha pasado por las redacciones de La Vanguardia, la revista VICE y Mundo Deportivo. Colabora con la sección de deportes de EL PAÍS desde 2022, donde ha cubierto el Mundial de MotoGP y varias ediciones del Rally Dakar.
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