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Juegos Olímpicos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El Día de los Canguros

El español Jordan Díaz es el gran favorito en la final de triple salto (20.13), pero tendrá tres grandes rivales, Pichardo, Zango y Hibbert

Jordan Díaz, durante su salto de clasificación del triple, el miércoles.
Jordan Díaz, durante su salto de clasificación del triple, el miércoles.Matthias Schrader (AP/ LaPresse)

Como todos los aficionados saben, y como indica su nombre, el triple salto consiste en medir la distancia que se alcanza en tres saltos sucesivos: el primero se realiza con la misma pierna (hop), en el segundo se cambia la pierna de apoyo (step), y el tercero (jump) es un salto de longitud con caída en el foso de arena. El reglamento obliga a realizarlo de esta manera, aunque en sus inicios se permitían otras combinaciones.

Rebotar y avanzar son las dos claves para un buen rendimiento en triple salto. Prefiero usar el término ‘rebote’ en lugar de ‘salto’, ya que refleja mejor el comportamiento que debe tener un atleta en esta disciplina, similar al de una pelota de golf cuando rebota en el suelo: poca deformación en el contacto y una respuesta intensa en la fase ascendente. Un saltador de triple puede llegar a soportar más de 15 veces su peso corporal en la caída de la primera parábola. Si el atleta no está lo suficientemente compacto y alineado al tocar el suelo, se hundirá y no podrá finalizar el intento.

Rebotar es fundamental para un triplista. Todos los buenos especialistas lo hacen, pero esto no es suficiente para lograr una buena marca. A esas tres notas sostenidas, características de un buen intento, hay que añadirles avance, intentando no perder velocidad, y llegar al tercer salto con la fuerza suficiente para que sea lo más largo posible. En este aspecto, también es crucial la determinación en los últimos pasos antes de llegar a la tabla; hay que ir a por ella sin dudar. El miedo al nulo y a los duros impactos posteriores juega en contra. El más mínimo titubeo en ese momento se reflejará en la distancia del tercer salto.

El triple salto debe abordarse con una visión global de su ejecución. Los triplistas diseñan su estrategia en función de sus condiciones físicas. Algunos, los más rápidos, tienden a realizar parábolas tensas, dando preponderancia a la velocidad, asemejándose a las piedras cuando rebotan en el agua. Otros, no tan veloces pero más potentes y con gran capacidad de salto, optan por parábolas más altas, sacrificando velocidad. Estos pueden alcanzar grandes distancias en la caída del segundo salto, pero suelen sufrir en el último.

La final de París se presenta apasionante, con cuatro candidatos claros para los tres lugares del podio.

Mi favorito es el español Jordan Díaz, quien ostenta la mejor marca mundial del año y la tercera de todos los tiempos (18,18m). Su triple salto es imperial, estéticamente impecable, con un ritmo muy marcado y una sensación de ingravidez; da la impresión de saltar en la luna. Su técnica es muy cubana, en línea con su lugar de origen y el de su entrenador, el gran Iván Pedroso, aunque sin perder demasiada velocidad durante el salto. Es decir, lo tiene todo desde el punto de vista técnico, y también ha demostrado ser un excelente competidor que maneja perfectamente la presión, como hizo al ganar el Campeonato de Europa en Roma. El récord del mundo (18,29 m de Jonathan Edwards) está a su alcance a medio plazo si optimiza la velocidad de entrada.

Su mayor rival podría ser el portugués Pedro Pichardo (18,08, su mejor marca), campeón del mundo en Oregón 2022. También con un estilo de salto muy caribeño (es de origen cubano) que se caracteriza por grandes parábolas. En mi opinión, no ataca la tabla con la misma agresividad que Jordan, pero aun así será un oponente formidable. Otro candidato a las medallas es el representante de Burkina Faso, Hughes Zango (18,07m). En atletismo, los talentos pueden surgir en cualquier lugar del mundo. Este burkinés de 31 años, graduado en ingeniería electrónica y residente en París, ejecuta un triple salto más raso que los dos anteriores. Es el actual campeón del mundo y medallista olímpico (bronce en Tokio). Aunque sus credenciales son excelentes, creo que está un punto por debajo de los dos anteriores.

Finalmente, el joven jamaicano de 19 años Jaydon Hibbert, uno de los mayores talentos del atletismo en los últimos años y plusmarquista mundial sub-20 con una marca de 17,87 m, podría ser una gran amenaza. Su ejecución es eléctrica. Con una carrera muy reducida, tiene una facilidad impresionante para acelerar y avanzar durante el salto. Podría ser muy peligroso si compite con la irreverencia propia de su juventud, o podría mostrarse frágil si lo hace como un novato en el evento deportivo más grande del mundo. Lo veremos el viernes a partir de las 20.13.

Esto es lo que hay, aunque puede que otros grandes especialistas se luzcan en la final: Andy Díaz, Lázaro Martínez, Zu, Mane…

Os invito a dar palmas desde el sillón de casa para acompañar a Jordan en la apasionante final que nos espera.

Ramon Cid ha sido plusmarquista español de triple salto y es el entrenador de María Vicente

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