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Juegos Olímpicos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo más impresionante no son las marcas

Dressel podrá seguir recortando sus tiempos. Ser campeón olímpico le dará una serenidad que le ayudará

El nadador estadounidense Caeleb Dressel, en la prueba de 100 metros mariposa masculina del Centro Acuático de Tokio.
El nadador estadounidense Caeleb Dressel, en la prueba de 100 metros mariposa masculina del Centro Acuático de Tokio.Marko Djurica (REUTERS)

El mérito. Ahmed Hafnaoui, que en la primera jornada ganó los 400 libre por la calle ocho; el bracista australiano Zac Subblety-Cook, un competidor inteligente que llamaba la atención desde la piscina de calentamiento; la velocista Siobhan Haughey, de Hong Kong; Lydia Jacoby, la bracista que salió de un colegio de Alaska; y el equipo femenino de Canadá, que cada año nada mejor, me parecen lo más meritorio de estos campeonatos de natación, junto con los 100 y 200 espalda del ruso Yevgueni Rylov, y los 200 y los 400 libre de Ariarne Titmus. Si Titmus hubiera aumentado la frecuencia de patada en el último 100 del 800 —y no en el último 50— Ledecky no hubiera ganado.

Los tiempos. No se hicieron marcas impresionantes. A falta de la última jornada, no se batieron más que dos récords del mundo individuales. Hay pruebas que manifiestan un gran margen de mejora. Como los 200 braza masculinos, y los 100 y 200 braza femeninos. El récord de Schoenmaker de 2m18s en 200 femenino, de aquí a 2024 debería bajarse a 2m17s y 2m16s. El 400 estilos fue pobrísimo en las dos categorías. Hacía mucho tiempo que no se veía a chicos ganar en 4m10s. La mitad de los participantes en las series nadaron por encima de la mínima olímpica de 4m15s. Eso fue un desastre. Igual que el nivel del 200 mariposa femenino. Ayis Thomas, octava clasificada para la final, entró con un tiempo de 2m9s, por encima de la mínima olímpica.

El fondo. La pandemia afectó más a las pruebas de fondo. En 200, 400, 800 y 1.500 se hizo evidente que en los últimos 15 meses hubo muchos nadadores que no se prepararon bien por falta de tiempo. Cuando levantaron los confinamientos los obligaron a ponerse en forma para hacer las mínimas y cuando llegaron a Tokio se encontraron con que los parones y los picos de rendimiento precipitados les habían pasado factura. Hubo nadadores que se quedaron sin agua durante siete meses, como los de República Dominicana o Singapur, que cerraron todas las piscinas.

El 100 libre. Está entre las pruebas que más evolucionaron. Que el corte de la final estuviera en 47,8 segundos, frente a los 48,2 de Río, indica un progreso. Pero la final pudo ser más rápida. A Dressel —que por sus entrenamientos indicaba que podía bajar a 46 segundos— casi se lo come Chalmers.

Dressel presente. Si consideramos las posibilidades de Caeleb Dressel por su estado de forma actual, lo más impresionante que hizo fue ser campeón olímpico en 100 libre y 100 mariposa sobreponiéndose a toda la presión que cargaba y que le impidió explotar su potencial. Sus marcas, sin embargo, no han sido extraordinarias. Dressel en marzo nadó sin descansar un montón de pruebas en piscina corta. Hizo 3,40 minutos en 400 estilos. Traducido a piscina de 50 metros equivale a 4,12 minutos. Ese día nadó un 200 mariposa en 1m 56s, y su parcial en los últimos 50 metros fue de 28 segundos. ¡Eso es correr! Solo Milak volvió en 28 en estos Juegos.

Dressel futuro. Dressel tiene 24 años. Podría seguir recortando sus marcas. Ser campeón olímpico le dará una serenidad que le ayudará. Antes, cuando te graduabas te quedaban un par de años más. Ahora puedes prolongar tu carrera hasta diez años más. El ejemplo es el canadiense Brent Hayden, que volvió con 37 años. En Tokio estuvo cerca de sus mejores marcas y se convirtió en el hombre más viejo en bajar de 48 segundos en 100 libre con 47,99s en los relevos.

Sergi López Miró, responsable de natación de la Universidad de Virginia, fue el primer medallista olímpico de la natación española, en 1988.

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