La familia bien, gracias
Maite Cazorla lidera la demolición de Serbia y Ricky Rubio la aseada victoria ante Argentina. El domingo esperan Canadá y Doncic
Lección número 1. Como reventar una pelea en cinco minutos. Protagonista principal: Maite Cazorla. La acción comienza a falta de 4m 10s para el final del tercer cuarto. La selección española está con el agua al cuello (43-52) enredada en el juego, poco fluida en ataque y con problemas para parar a las talentosas serbias comandadas por la mítica Sonja Vasic. Sale a la cancha Cazorla. Solo la hemos visto durante 57 fugaces segundos al final del primer cuarto.
Al minuto de estar en la pista, Maite anota su primer triple, cantado como si fuese un gol ante la sequía en la que estaban metidas y que sólo lograba aliviar de vez en cuando la estupenda Alba Torrens. 40 segundos después, Maite repite faena y clava el segundo, que cambia el voltaje de las españolas y su lenguaje corporal. Solo tarda 42 segundos más en clavar el tercero y a, las hasta ese momento seguras, jugadoras balcánicas les empieza a entrar el tembleque mientras el banquillo español asiste entre atónito y feliz al espectáculo. A falta de 45 segundos para el final del tercer cuarto, Cazorla enchufa el cuarto. Queda un mundo, la diferencia es solo de un punto, pero el viento ha cambiado.
Aupadas por la exhibición de su compañera, el equipo se viene definitivamente arriba y completa un último cuarto tremendo, pleno de acierto y poderío. Son 10 minutos de liberación, huracanados, donde Alba Torrens completa su extraordinaria actuación, Silvia Domínguez hace un derroche de arrojo e inteligencia, Astou N’Dour y Laura Gil lo pelean todo con acierto, y Cristina Ouviña casi completa un triple-doble (con 10 puntos, ocho rebotes y ocho asistencias). Hasta hubo tiempo para que Cazorla metiese un quinto triple con el debate resuelto, como si fuese un bis en un concierto musical. Partido finiquitado, revancha con Serbia completada, ánimo y juego recuperado.
Lección número 2. Como liderar un partido. Protagonista principal: Ricky Rubio. Por si alguno no se ha dado cuenta todavía, la doble R ya es el único sheriff de la selección. Al menos en la pista. La placa que compartió con Marc Gasol en el Mundial de China este año solo tiene un nombre grabado. Desconozco si lo que estamos viendo es simplemente un paso más en su crecimiento como jugador, que con 30 años todavía se puede mejorar. O si le mueve algún tipo de reivindicación personal. Puede que esté lanzando un mensaje a LeBron para que le fiche o simplemente está de subidón al verse tan bien habiendo sufrido una temporada muy complicada. Poco importa el por qué, aunque supongo que será una mezcla de todas estas circunstancias. El caso es que resulta tremenda la autoridad y confianza con la que está jugando Ricky. Lo vimos ante Japón y lo confirmó ante una Argentina peleona pero de escasos recursos.
Ricky salió en auxilio del equipo en los primeros y mejores minutos de los sudamericanos, recibió un golpe en la nariz que le cortó la primera de sus rachas, pero volvió a tiempo para hacerse de nuevo el amo del partido durante el segundo tiempo.
El estado de Ricky es la mejor noticia, pero no la única. Claver, Pau, Rudy, Willy, Abrines, Llull o el Chacho lucen bien y mejor que lo harán si se confirma la tendencia habitual de ir de menos a más. Quizás el que parece más fuera de dinámica es Marc, pero yo no me aventuraría a ninguna calificación, que luego pasa lo de China. Parecía que estaba tieso y terminó en el mejor quinteto del mundial.
Total, que entre la demolición de Serbia por parte de Maite and friends y la aseada victoria de Ricky y su banda, hemos confirmado que la familia está bien. Al menos hasta el domingo, donde esperan Canadá y Doncic. Claver, calienta que sales.
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