Teresa Abelleira, jugadora de la selección: “Siempre digo que soy del fútbol de la calle”

Muy pocos futbolistas golpean el balón de una forma tan plana y tan plástica como Teresa Abelleira. La centrocampista de la selección clavó el pasado julio ante Bélgica en el estadio de Riazor (A Coruña) un gol formidable desde el medio del campo. Con su club, el Real Madrid, firmó en diciembre otro tanto parecido frente al Villareal en los octavos de final de la Copa de la Reina. “Siempre digo que soy del fútbol de la calle. Mi infancia fue en un campo que había debajo de mi casa, supongo que algo habrá quedado de ahí”, cuenta la jugadora gallega, que explotó futbolísticamente en el Mundial que España conquistó en 2023, donde fue titular en las siete citas del campeonato con una media de 102 pases por partido. A sus 25 años, Abelleira se ha convertido en una pieza fija de la Roja en el centro del campo, la línea en la que la competencia por jugar es más feroz. “Obviamente, esta selección aspira a todo”, resume sobre el estreno este viernes de España contra Bélgica (18.45, La2) en el Ciutat de València en la fase de grupos de la Liga de las Naciones, donde el combinado de Montse Tomé inicia la defensa del título que logró en la primera edición del torneo.

Abelleira comenzó a jugar al fútbol en Poio (Pontevedra), el municipio en el que vivía, con su hermano, Tomás; su padre, Milo; y su primo. Milo es un entrenador con más de 300 partidos en Segunda B al frente de equipos como el Celta B, el Ourense o el Pontevedra. Tomás, que estuvo cerca de fichar por el Madrid cuando era un adolescente, pasó también por el mundo semiprofesional del balón al militar en el Compos, el Pontevedra o el Choco. “Somos una familia muy futbolera, pero nunca fueron los típicos pesados que se meten ahí a machacarme. Si ven algo, me aconsejan, pero sobre todo me acompañan en el camino”, dice la centrocampista, que de pequeña idolatraba a otra gallega como Vero Boquete y a un jugador tan elegante como Andrea Pirlo.

A Boquete la conoció siendo una niña en uno de sus campus en Santiago de Compostela. Ella fue la primera gran figura internacional del fútbol español jugado por mujeres, que ahora dispone de muchas más referentes tras décadas derribando prejuicios. “Esa también es la parte bonita del fútbol femenino, que valoramos mucho lo que hicieron otras generaciones que al final no tenían recursos ni medios. Estamos en mejores condiciones que las anteriores y podemos abrir camino para que las que vengan sean todavía mejores. Llevo con responsabilidad y con orgullo formar parte de este cambio”, explica.

La pontevedresa creció paso a paso en la selección. Antes de debutar en 2020 con la absoluta, fue campeona de Europa con la sub-19 y subcampeona con la sub-17. En el Dépor, donde militó antes de fichar por el Madrid en 2020, se convirtió en la primera jugadora junto a Raquel Béjar en firmar un contrato profesional. Lo hizo en 2017, antes de llevar al club a Primera, liderar la tabla durante bastantes jornadas y terminar en un histórico cuarto puesto. Su capacidad asociativa brilló en el Mundial 2023, cuando la ausencia de Patri Guijarro —una de las 15 jugadoras que renunció a la selección en septiembre de 2022 y que rechazó acudir a la Copa del Mundo en protesta por la metodología del exseleccionador Jorge Vilda— le abrió de par en par las puertas de la titularidad.

El modelo futbolístico de la selección es el que más favorece a una centrocampista con un talento natural para girar con el balón y ordenar el juego. Tras llegar al Real Madrid en el verano de 2020, también evolucionó en el aspecto defensivo gracias a horas y horas de vídeos tácticos y más y más sesiones de gimnasio. “Es lo que menos gusta, pero hay que hacerlo”, bromea. A pesar de sus 25 años, es la que más tiempo lleva en el club junto a Olga Carmona, las únicas que han militado todas las temporadas en la entidad desde que esta apostó por fundar la sección femenina. “Me costó mucho adaptarme allí, pero a día de hoy estoy cómoda. Este año asumo el rol de tercera capitana, en el equipo se me valora”, afirma Abelleira pese a que el entrenador, Alberto Toril, la relegó al banquillo estos últimos meses en varios partidos importantes en los que apostó por un medio campo más físico.

Los cinco años que también lleva en la absoluta la han convertido, a pesar de su edad, en una suerte de semiveterana. “No sé si diría que tengo galones, pero sí tengo experiencia en grandes partidos, en compartir vestuario con grandísimas futbolistas. Ahora hay gente que lleva menos tiempo, y asumo esa responsabilidad, pero sé que me queda mucho por aprender y que hay jugadoras que llevan mucho aquí”, analiza.

Ella es una de las voces que aparecen en el documental #SeAcabó: Diario de las campeonas, donde varias jugadoras explican cómo vivieron la crisis de las 15, la victoria en el Mundial o la lucha posterior tras el beso que el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales propinó a Jenni Hermoso nada más ganar el Mundial el 20 de agosto de 2023. En el juicio al exdirigente por un delito de agresión sexual y otro de coacciones pasaron como testigos durante las dos primeras semanas de febrero varias internacionales y la propia seleccionadora.

El jueves, un día después de esta entrevista, la Audiencia Nacional condenó al exdirigente por el beso, pero Abelleira cree que ese tema ya no genera ruido en un equipo que está centrado en lo futbolístico: “Todas hemos mostrado públicamente nuestro apoyo a Jenni, y lo importante es que ella esté mejor, más tranquila; ahora nuestra energía está puesta en estos dos partidos”. Después de recibir hoy a Bélgica, toca visitar a Inglaterra, el coco del grupo, el próximo miércoles en el estadio de Wembley. El equipo lo hará sin Jenni Hermoso, que no fue convocada por la seleccionadora.