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Jesús Navas: “Mi mayor título es el cariño de la gente”

El eterno capitán del Sevilla repasa su carrera de 21 años y 22 temporadas en la élite tras su retirada

Jesús Navas sujeta el escudo del Sevilla después de la entrevista.
Jesús Navas sujeta el escudo del Sevilla después de la entrevista.Alejandro Ruesga
Rafael Pineda

Jesús Navas está viviendo la Navidad más especial de su vida. A los 39 años, un problema endémico en su cadera ha provocado la retirada del jugador más laureado del fútbol español con la selección. Una Copa del Mundo, dos Eurocopas y una Liga de las Naciones lucen de manera orgullosa en el palmarés de un Navas que ha jugado 705 partidos con el Sevilla, su equipo del alma. El último fue el pasado 22 de diciembre, en el Santiago Bernabéu. El estadio madridista fue un clamor al contemplar el final de una emocionante carrera que comenzó en Primera el 23 de noviembre de 2003. Con su Sevilla ha ganado cuatro Copas de la UEFA, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y otra de Europa. En Inglaterra ganó una Premier y dos Copas de la Liga. Hoy, el fútbol español le rendirá un último homenaje en su templo, el Ramón Sánchez Pizjuán.

Volverá a llorar, sin duda, como ha hecho en los últimos meses en cada estadio de Primera que le ha tributado una sonora ovación a un futbolista que, además de su enorme talento como jugador, ha unido un carácter que le hace ser querido por todos. El carrusel de emociones que ha vivido Jesús en estos meses lo ha dejado casi agotado en lo emocional. Estos días de fiesta los está viviendo todavía como futbolista, arropado, como siempre, por su familia. “La verdad es que no sé todavía qué voy a hacer cuando acabe mi homenaje. Me siento todavía futbolista, con esa adrenalina de entrenar cada día y darlo todo. Tengo algo de inquietud. Han sido días de muchas emociones en todo este tiempo. Y agradezco una barbaridad cómo se ha portado la gente conmigo”, afirma Jesús Navas a El PAÍS.

El dueño de la banda derecha del Sevilla y de la selección nacional ha dicho adiós. Se ha roto algo en el alma del sevillista, que asocia la humildad y la ejemplar carrera de superación de Navas con el siglo mágico de su equipo. Navas siente que la gente le quiere y casi se le cae una lágrima cuando echa la vista atrás. “Uf, es que la gente me quiere, lo siento así. Después de 21 años en el fútbol profesional siento que se ha cumplido el sueño de un niño. Pero insisto, lo mejor es lo feliz que he hecho a tanta gente después de tantos años de carrera. Un niño que jugaba en la calle se hizo futbolista para poder debutar con mi Sevilla y conseguir todo lo que he conseguido. Todos los títulos. Para mí también ha sido muy especial jugar con España, con mi selección. Ganar una Copa del Mundo, por ejemplo”, expresa Navas, en un intento de sintetizar tantos años de carrera.

“Si miro atrás creo que he sido un buen profesional que lo ha dado todo por mi gente, por mi Sevilla, por mi selección española y también por la gente del Manchester City, donde pasé cuatro años muy buenos. Pero todo el mundo sabe que mi relación es con la afición del Sevilla. El mejor título de mi carrera es el cariño de la gente”, insiste el capitán del Sevilla, quien dibuja una sonrisa espectacular cuando se le pregunta por cuál es el título con el que se queda en su dilatada trayectoria. “Bueno, ganar una Copa del Mundo es algo tremendo. Es lo que soñaba de niño, es lo máximo. También lo es ganar títulos con tu equipo, el Sevilla. Pero me quedo con la Copa del Mundo. Muchos días sueño con esa carrera en la final y la conquista del Mundial de Sudáfrica”. Aquella carrera el 11 de julio de 2010 ante los Países Bajos será para siempre uno de los iconos del fútbol español. En el minuto 116 de la prórroga en la final de la Copa del Mundo, Navas llevó el balón desde el área de España hasta la de Holanda para que Iniesta, finalmente, hiciera levantarse a todo un país. “La Copa del Mundo me lleva a la figura de mi abuelo Antonio. Él fue clave en mi carrera deportiva y le debo mucho. Me llevaba en su bici a los entrenamientos. Falleció después de conseguir el Mundial y le pude llevar la medalla. A los tres o cuatro meses se vino abajo y falleció. Pero se llevó la gran alegría de ver a su nieto campeón del mundo”. El palaciego ha sido 56 veces internacional con España, logrando cinco goles.

No todo han sido alegrías en la carrera de Navas. Sus últimos cuatro años han estado unidos a un problema endémico en la cadera que se le ha hecho insoportable desde el pasado verano. Jugar un partido era un suplicio y el mecanismo de su cadera se bloqueaba para impedirle andar con normalidad durante un par de días tras los partidos. Y ese problema le ha hecho pensar. “Llevo cuatro años con este problema. En todo este tiempo mi mujer me ha preguntado cuándo lo dejaba porque yo sufría una barbaridad. Cada vez que acabo un partido no puedo andar. Pero hasta yo me sorprendo cada día de la fortaleza que he venido demostrando en estos últimos meses. Y ahí incluyo también la Eurocopa que ganamos este verano. Me sentía fuerte a pesar de los dolores para ayudar al equipo. Una España que tiene una enorme calidad y que se comporta como una familia”, manifiesta.

Haber convivido con el dolor también ha supuesto un proceso de maduración en los últimos años. La clave, mantenerse como un símbolo del gran Sevilla en unos años en los que el equipo ha bajado su rendimiento de manera alarmante. “Espero que el Sevilla vuelva a ser lo que fue en este siglo, que prácticamente ha coincidido con mi carrera. Yo llevo tres años con la cadera fastidiada, pero este último año ha sido bastante complicado. Y he querido estar hasta ahora porque sentía que tenía que ayudar al equipo, que no ha pasado por buenos momentos últimamente. Quería estar con mi Sevilla en esta transición ayudando en estos dos años tan difíciles que hemos tenido. He visto cosas que me llenan y que me hacen ver que este sacrificio ha tenido sentido. Tenemos un gran grupo y mis compañeros han entendido lo que es llevar la camiseta del Sevilla”, aclara.

Navas fue construyendo su carrera desde que jugaba en la calle y sorteaba rivales en Los Palacios. Captado por el ojo talentoso de Pablo Blanco, responsable de las categorías inferiores del Sevilla. Debutó con 18 años recién cumplidos. Se integró en una estructura profesional casi sin transición. El paso se le hizo muy grande a un chaval que solo disfrutaba con el balón en los pies y al que la ansiedad machacaba cuando tenía que salir de viaje y en los periodos de pretemporada.

Navas posa delante del estadio que lleva su nombre en la ciudad deportiva del Sevilla, donde juega el filial.
Navas posa delante del estadio que lleva su nombre en la ciudad deportiva del Sevilla, donde juega el filial. Alejandro Ruesga

“Todo lo que ha pasado, lo bueno como lo malo, que también ha habido, ha ocurrido porque tenía que ocurrir. Yo estoy muy agradecido a Dios, soy muy religioso. En mis inicios todos sabéis que lo pasé muy mal. Un niño que llega con 15 años de tu pueblo a Sevilla y en dos años estaba con el primer equipo. Es un paso muy grande que me afectó sabiendo cómo es mi forma de ser. No me gustan los focos. Poco a poco, con mi familia, con la ayuda de todos fui superando ese problema de ansiedad para asentarme en el Sevilla”, aclara.

Y Navas, aunque sigue siendo parco en palabras, ha madurado mucho. No sabe todavía lo que hará con su vida, pero es consciente de que puede ayudar a los futbolistas jóvenes que sufran algo parecido a lo que le ocurrió a él. “Creo que puedo ayudar en ese aspecto. Al final se trata de un problema mucho más común de lo que parece. Yo estaba en mi pueblo y en tres años, en el primer equipo. No es fácil de asimilar. Yo siempre fui feliz en el campo porque el fútbol es mi vida, pero hay cosas que lo rodean que no son tan fáciles para un chaval de 17 años”.

Y mientras Navas busca su nuevo camino en la vida, no puede evitar seguir mirando hacia atrás. “Me acuerdo de mucha gente, de tantos compañeros, de los entrenadores... Están Reyes y Puerta, con los que coincidí en mis inicios y ya no están con nosotros. Está Diego Capel, otro gran compañero. Y está Kanouté, quizás la persona más especial con la que he coincidido. Tenemos una relación especial, nos vemos cada verano con nuestras familias y hemos compartido tanto...”, aclara Navas, preparado para su gran homenaje, el que le rendirá el fútbol español a un personaje singular y único.

“No me veo de entrenador, pero me han dicho que luego te entra el gusanillo”, indica. Los sevillistas tendrán que frotarse ojos en este 2025. Jesús Navas, el niño, el eterno capitán, ya no estará en el Sevilla. La banda derecha de Nervión ha quedado huérfana. A él le esperan muchos kilómetros con la bicicleta, su nueva pasión.

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