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Más táctica o más dudas
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hablemos del tiempo

El ruido que ha acompañado a la selección en los últimos años ha ensuciado ese sentimiento de alegría e ilusión y ha transformado algunas convocatorias en una especie de bala que se quería evitar

Luis de la Fuente
Luis de la Fuente durante el partido ante Serbia en el Nuevo Arcángel en Córdoba.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

Esto no va ni de Tomé ni de Toril. Ni de De la Fuente ni de Lamine. Va de cómo conseguir que los intereses y necesidades de los clubes vayan alineados con los de la selección, y viceversa. Va de entender lo que separa a ambos universos y buscar puntos de encuentro. Va de convivir, en definitiva.

Empecemos por el contexto. Que te llamen de la selección debería ser una excelente noticia deportiva. Hace tiempo que no es así en España. El ruido —merecido, necesario e inevitable— que ha acompañado a la selección en los últimos tiempos ha ensuciado ese presumible sentimiento de alegría e ilusión y ha transformado algunas convocatorias en una especie de bala que se quería evitar. Estar es un premio o un perdón, no estar es un alivio o un descanso. Ha habido listas para no estar en la lista. Se ha tachado de listas a quienes no han dejado de estar en la lista. Todo se ha ensuciado tanto que no hay postura sin sospecha. Pero no creo que eliminemos el ruido desde el rencor ni las deudas.

Toril se quejó de que la lista saliera el mismo día que su Madrid jugaba el segundo partido de la Champions. Es lógico. Estar o no estar entre las 23 es una distorsión. La jugadora fantasea con la fecha FIFA y al entrenador le asusta que se desvíe la atención del Celtic. No es sencillo encontrar el equilibrio ante estímulos externos de este tipo porque tampoco hay una única reacción a ser seleccionada o descartada.

Acertar en los tiempos para dar la lista es importante y se debería establecer un protocolo teniendo en cuenta la realidad de las convocables, con algunas al otro lado del Atlántico. Tan desastroso es dar una lista un lunes y que se tenga que corregir enseguida para cambiar jugadoras lesionadas del fin de semana, como poco delicado publicarla a escasas horas de un partido clave para uno de los clubes que más jugadoras te aporta. Escocia o Dinamarca dieron sus listas el lunes. Suecia, Inglaterra o Alemania, el martes, un día antes de los partidos de sus equipos en Europa. Francia hizo como España, con el Lyon jugando la Champions ayer también. ¿Cuál es la solución buena entonces? No creo que lo sea mandar con antelación una prelista de 60 jugadoras y quizás pudiera serlo mandarla confirmada con el compromiso de no filtrarla, como hacen otras federaciones. ¿Sabríamos guardar el secreto?

Sólo veo opción de hacerlo si conseguimos no llegar a las ruedas de prensa a la defensiva. Ayer costó un mundo aclarar que el Barça y Tomé han pactado descanso para Aitana, cuando es sencillo de entender. Cuando publicó la lista, Alemania informó que Kathrin Hendrich se caía de la convocatoria porque, en coordinación con su club, el Wolfsburgo, se la protegía de las molestias que venía arrastrando. No hay más ruido, es lo que es. Hace unos días, De la Fuente se enredó por la gestión de minutos. Dijo que la selección representa apenas el 3,5% de la carga de partidos de un futbolista, cuando FIFPro habla de porcentajes que van del 10 al 20%. ¿No es responsabilidad de todos que los y las futbolistas estén lo mejor posible? Es que el club paga. Pero la selección alimenta la motivación del jugador. Pero más internacionales pueden ser mejores ventas para el club. Y los clubes más fuertes dotan a la selección de jugadores más preparados... Estamos perpetuamente enfrentando a clubs y selección como si fueran dos enemigos, cuando solamente se puede sobrellevar un calendario tan congestionado con comunicación, coordinación y consenso. ¿Más alianza y menos batalla?

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