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Thibaut Courtois en la diana del Metropolitano: de las ratas a los mecheros

El portero del Real Madrid, ex del Atlético, vuelve a estar en el centro de la ira local, y además termina el partido con problemas musculares y acusado por Simeone de provocador

Thibaut Courtois retira una botella lanzada desde la grada.Foto: BALLESTEROS (EFE)
Lorenzo Calonge

Después de una hora de completo aburrimiento de juego, sobrevino la peor imagen del derbi y para la Liga en el encuentro de mayor proyección internacional de la jornada. Todos los temores se habían concentrado en lo que pudiera ocurrir con Vinicius en el Metropolitano, pero el fuego prendió en la otra orilla, en el territorio de Thibaut Courtois. Militão metió el 0-1 y todo se enfangó hasta el punto de que se tuvo que suspender de forma temporal el partido después de que el portero del Madrid le entregara al colegiado dos mecheros arrojados por el Frente Atlético.

“La decisión fue la correcta”, apuntó Carlo Ancelotti. “El árbitro nos dijo que había parado el partido dos veces y que, si tiraban otra vez, lo tenía que suspender. Nos ha dicho que nos íbamos al vestuario 10 minutos y luego volvíamos”, explicó el técnico italiano, que sobre lo puramente deportivo comentó que “empatar aquí puede ser un buen punto para el futuro”, y que su equipo se encuentra “en buena dinámica” tras recortar la ventaja del Barcelona a tres puntos.

Después de Vini, pitado por una parte importante del estadio cada vez que tocó el balón —y por una amplia mayoría en algunos momentos—, ya se sabía que el portero aparecía en el segundo lugar en el escalafón de la animadversión rojiblanca. Este domingo, acabó en el centro de la diana del fondo sur y señalado como un provocador por Simeone tras la lluvia de objetos que recibió. De postre, terminó lesionado en el abductor izquierdo y superado en el descuento.

El belga perteneció al Atlético entre 2011 y 2014 en calidad de cedido por el Chelsea. Él fue, de hecho, el meta colchonero en la final de la Champions de 2014, la del gol de Sergio Ramos. Así que el anfiteatro no le perdonó su fichaje por el Madrid en 2018. Tanto que en el derbi disputado en el recinto atlético en febrero de 2019, en su primera visita como merengue, su placa colocada en los exteriores del estadio por haber jugado más de un centenar de encuentros con el club fue atacada y en ella aparecieron varias ratas de goma. El propio meta recuerda este episodio en el documental sobre su carrera que se ha estrenado estos días. “Entiendo que verme jugar con el rival puede doler, pero en algunos momentos se pasaron”, afirma. Este domingo, la placa también recibió ataques, según informó Marca.

Pruebas médicas

A las 22.42, cuando Courtois, que este lunes se somete a pruebas médicas por las molestias musculares con las que terminó la noche, reanudó el encuentro con un saque en largo, la grada le dedicó el viejo cántico de “eeeh, cabrón”. A partir de entonces, cada vez que tocó la pelota no dejaron de escucharse pitos contra un meta que acabó censurado por el entrenador rojiblanco, que entendió que sus gestos a la grada de los radicales en la celebración del 0-1 habían supuesto una provocación. También Koke se lo afeó. Horas después se vio que integrantes de ese sector le acababan de cantar “Courtois muérete”.

Los miedos se habían depositado en lo que pudiera ocurrir con Vinicius, cuyos esfuerzos —suyos y ajenos— por no caer en trifulcas resultaron evidentes. Que no pasara nada en el juego hasta el 0-1 también ayudó a prolongar la calma, siempre tensa. Al descanso, incluso, se marchó bromeando con Griezmann. De una ligera brizna del atacante vino el gol de Militão. Forzó una falta, el saque le llegó a él, centró y el más inopinado anotó. Ahí terminó la larga hora de juego raquítico de ambos (”el objetivo era defender mejor que el año pasado”, señaló Ancelotti respecto a su equipo), y comenzó el parte de sucesos de una noche muy accidentada.

Courtois impidió el empate con dos paradas en la reanudación, pero no evitó la igualada de Correa (con la colaboración de Militão) en el descuento poco después de que el belga mostrara gestos de molestias físicas. Se trató del desenlace más destemplado para el portero en un derbi que acabó con los jugadores locales aplaudiendo al sector desde donde habían caído los objetos.

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