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El enigma James Rodríguez vuelve a LaLiga

La estrella del fútbol colombiano regresa para jugar en el Rayo con 33 años, después de un accidentado paso por el Madrid y tras sufrir tres despidos consecutivos

James Rodríguez durante un partido con la selección de Colombia.
James Rodríguez durante un partido con la selección de Colombia.Winslow Townson (Getty Images)

James Rodríguez, uno de los futbolistas con más cualidades desaprovechadas que se recuerdan, fichó ayer por el Rayo Vallecano por una temporada y devolvió su carrera a la vida. Acaba de cumplir 33 años y viene de sumar su tercer despido consecutivo: Sao Paulo este verano, precedido del finiquito del Olympiakos en 2023 y el del Al-Rayyan de Qatar en 2022. Estaba sin club cuando le reclutó Colombia para disputar la Copa América el pasado junio. El diez se aferró a su golpeo de zurda, metió seis magníficos centros que acabaron en gol, le marcó un penalti a Costa Rica, y aunque perdió la final contra Argentina la CONMEBOL le nombró MVP del torneo. Rendido a las magníficas apariencias, el club que preside Martín Presa le echó el cable. Su contrato ya está inscrito. Si su entrenador, Iñigo Pérez, así lo dispone, este martes (21:30 horas, DAZN) James podría debutar contra el Barcelona en Vallecas.

“Volver a la Liga es una alegría grande”, dijo, en un vídeo oficial del Rayo. “Es increíble volver a un club histórico como éste. Sueño con poder tener un rendimiento alto y poder demostrar que quiero hacer las cosas bien para el club en el año de su centenario”.

James hizo cosas extraordinarias en el Mundial de 2014. Metió seis goles en cinco partidos y condujo a Colombia hasta cuartos de final. En dos semanas largas demostró que sabía marcar los tiempos del mediocampo, pensaba rápido, se esforzaba con generosidad cuando su equipo perdía la pelota y no dejaba de mostrarse para ofrecer soluciones a sus compañeros. Era ligero, resistente, le apasionaba competir. Florentino Pérez, el presidente del Madrid, se sintió atraído por el fenómeno. Pagó 80 millones por su fichaje al Mónaco y Jorge Mendes, su agente, sacó brillo a su cuadra en el verano en el que su emporio de representación hizo cumbre. Ahí comenzó el declive.

James jugó bien en el Madrid, pero jugó poco. Cada vez con menos frecuencia. Fue Zinedine Zidane el entrenador que dejó de convocarle por decisión técnica. Fuentes del club indican que el jugador no se cuidaba como debe hacerlo un profesional. Sin considerar episodios escandalosos, como el día en que le persiguió la Policía Nacional hasta Valdebebas por conducir a 200 kilómetros por hora y desobedecer las órdenes de alto, los informes que obraban en la secretaría técnica daban fe de una vida social desaforada. Tras separarse de su mujer, Daniela Ospina, en 2016, el futbolista hizo de cada noche un motivo de celebración en diversos locales de Madrid. Durmió poco y entrenó menos, ya que alegó dolores de forma recurrente y esto le postergó a la enfermería o al gimnasio. Por no malvenderle, en 2017 el Madrid le cedió al Bayern, en donde permaneció dos temporadas con altibajos. Sus grandes cualidades no acabaron de plasmarse de manera consistente. Un día sí, otro no.

El Everton le fichó libre cuando acabó su contrato en Madrid. Pero al cabo de unos meses de esplendor volvió a difuminarse. Un año después de contratarle, el club inglés lo traspasó por ocho millones de euros al Ak-Rayyan de la liga catarí. Hasta ahora no se sabía de ningún jugador que hubiera hecho el camino de ida y vuelta de Qatar para prolongar su carrera en una gran competición europea. James lo consiguió después de dar tumbos por Grecia y Brasil. Fue el primero gracias, en parte, al ingenio de Jorge Mendes, y en parte al efecto redentor de la selección colombiana.

Antes de comenzar la Copa América, en junio pasado, James apenas sumaba 265 minutos de competición en 2024 con el Sao Paulo. Era suplente. La historia de su vida desde que pasó por el Bernabéu. Ningún jugador de su reputación disputó menos minutos de competición en lo que va de siglo. Con 33 años, en sus clubes James acumula 31.400 minutos de acción. Cifras propias de un futbolista cualquiera. Kroos, que se retiró con 34, sumó 57.000. Neymar, que no se cuidó y sufre lesiones crónicas desde hace cuatro temporadas, con 32 años acumula más de 48.000 minutos. Gareth Bale, proverbial entre los indolentes poco utilizados, se retiró con 33 años y 41.000 minutos de competición.

Colombia le rescató. Al calor del torneo corto, en la Copa América que se disputó en Estados Unidos, el genio floreció una vez más. Dio dos asistencias contra Paraguay, otra contra Costa Rica, dos más contra Panamá, y dos contra Uruguay en un despliegue de decisiones lúcidas y resolutivas que recordaron viejos tiempos. La magia se acabó contra la sagaz defensa argentina.

James perdió la Copa América en la prórroga. Por el camino, recuperó parte de la credibilidad profesional dilapidada durante diez años de disipación. Su redención llegó con Colombia, donde ya suma más de cien partidos. Diez años después del Mundial de Brasil en el que se coronó goleador, los cafeteros todavía se mueven al ritmo de su diez, ahora acompañado por Luis Díaz, el extremo del Liverpool que no ha ocultado su admiración por el capitán, cinco años mayor. Con la camiseta amarilla James siempre se ha sentido arropado.

La selección de Néstor Lorenzo vive un momento dulce. Es la única que no ha perdido en las primeras seis fechas de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de Norteamérica 2026, en las que incluso se dio el lujo de tumbar en Barranquilla a Brasil (2-1). En la Copa América confirmó ese gran momento, con un rejuvenecido James en plan estelar. La mitad de los 12 goles de Colombia surgieron de sus pases, y otro más fue suyo. La tricolor solo se rindió ante la Argentina campeona del mundo, con un solitario tanto de Lautaro Martínez en el tiempo suplementario de la final.

James vuelve a la Liga por la puerta de Vallecas. Le precede la leyenda y la realidad de un talento indudable. Su historia es un enigma sin resolver. Pero con poco que haga, ayudará al equipo y gozará del agradecimiento de una hinchada que derrocha afecto.

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