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Las razones por las que Álvaro Morata se marcha del Atlético

El atacante jugará en el Milan después de que hace 15 días dijera que se quedaba en el club rojiblanco

Álvaro Morata
Álvaro Morata con el trofeo de la Eurocopa, el pasado lunes.Chema Moya (EFE)
Ladislao J. Moñino

El martes por la tarde Álvaro Morata (Madrid, 31años) se acercó a la concentración del Atlético en Los Ángeles de San Rafael para despedirse de sus compañeros. No había muchos por la ausencia por vacaciones de los que participaron en la Eurocopa y en la Copa América. Estaban Koke, Marcos Llorente, Azpilicueta y Riquelme, cuatro de sus mejores compadres, y quería anunciarles en persona que se marcha para jugar las cuatro próximas temporadas en el Milan. El club italiano abonará los 13 millones de euros de su cláusula de rescisión, la condición que había impuesto el Atlético para dejarle marchar. El capitán de la selección española también se despidió de Diego Pablo Simeone y de su cuerpo técnico. El preparador argentino prefería que se hubiera quedado y así se lo había comunicado al club y al propio jugador.

Morata pone fin a cinco años y medio en el Atlético, con una cesión a la Juventus de dos temporadas (20-22) por medio. El 2 de julio, ante una potente oferta de Arabia Saudí, había difundido en sus redes sociales, en consonancia con las del club, un mensaje en que afirmaba que se quedaba. “No puedo imaginar lo que tiene que ser ganar con esta camiseta y no voy a parar hasta conseguirlo”, escribió. El lunes, a la salida del campo base rojiblanco en la sierra segoviana, explicó a la Cadena Cope: “Para mí, levantar la Eurocopa es como ganar un título con el Atlético porque es el club al que pertenezco y llevaba su escudo en las espinilleras”. El cambio de opinión se produjo con el desarrollo de la Eurocopa. Las críticas por sus errores ante el gol que le persiguen en su carrera arreciaron de nuevo.

Después de combatir el bajón anímico que padeció en la Eurocopa de 2021 por el mismo motivo, Morata ha preferido marcharse de España. Nunca ha entendido que, siendo un jugador que se vacía en el campo en tareas menos vistosas que el gol, pudiera contar con un voluminoso número de detractores. Menos comprendía aún que la animadversión se la mostraran algunos de ellos en presencia de sus hijos, de su mujer o de sus amigos más íntimos. Morata no quiere volver a vivir esos episodios y escuchar a sus hijos decirle que no entienden por qué le insultan. Italia es el país de su mujer, y según él, el único en el que se le ha respetado. En Inglaterra tuvo que soportar que le reprocharan no tener la categoría suficiente para ser el nueve del Chelsea y los tabloides más amarillistas le caricaturizaron.

Morata ya estuvo a punto de renunciar a la Eurocopa por el bajón emocional que le supuso el gol fallado en el Westfalenstadion de Dortmund en los cuartos de final de la Champions y que Simeone le sustituyera al descanso. El Cholo le reemplazó porque después del fallo Morata se hundió y se fue del partido. El atacante pensaba que podía darle la vuelta a la situación, pero en la decisión del entrenador pesó lo que había visto en el campo tras el error. El lunes, cuando el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, ya había dejado caer que las posibilidades de su marcha eran muy reales, Morata escribió un mensaje en redes sociales en el que contestaba a un seguidor rojiblanco por marcharse después de haber dicho que no pararía hasta ganar un título como colchonero. “Ahora no me puedo ir y después de Dortmund me queríais echar todos”, respondió. La dolorosa neuralgia del trigémino que le afloró días después de lo sucedido en el Westfalenstadion le remató. Con la ayuda de su familia, de su entrenador personal, Adriá Carmona, de medicamentos y de las conversaciones con Bojan Krikic y Andrés Iniesta, que padecieron episodios depresivos estando en activo, se rehízo y no renunció al Europeo.

Sin embargo, en las diversas comparecencias ante los medios que concedió desde que España aterrizó en la concentración en Donaueschingen, Morata siempre dejó la puerta abierta a su salida del Atlético. “Si veo que el Atlético quiere fichar a ocho delanteros, veo que no soy la prioridad del club. Tengo 31 años, no me puedo quedar en el Atleti para no jugar”, dijo el 12 de junio sobre su futuro en el Atlético en una entrevista con la Cadena Ser. Y añadió respecto al asunto de las críticas: ”Para mí lo más fácil es irme a jugar fuera. Muchas veces mis hijos no entienden por qué hay gente que le tiene tanta rabia a su padre. Lo fácil el verano pasado hubiera sido irme del Atlético. Tenía ofertas mejores económicamente, grandes equipos, pero tengo la ilusión de ganar con el Atlético”. Esto último se va sin cumplirlo por más que quisiera justificarlo con el razonamiento propio de un autoengaño al desvelar que en las espinilleras con las que disputó los partidos de la Eurocopa llevaba estampado el escudo del Atlético. “Cuando estás en un sitio donde no puedes hacerlo bien por diversos motivos es mejor otra opción”, manifestó a la Cope tras despedirse de sus compañeros. Las críticas, su bienestar anímico y el de su familia, y no sentirse una prioridad en el Atlético son los motivos de su marcha.

Morata ha convivido mal con los gajes del oficio del goleador cuando no cumple con su condición. Ha escogido lo fácil; para lo difícil, seguir en el Atlético y en España, ya no tiene fuerzas ni ganas de tenerlas. Está por ver si ese alejamiento también lo extrapola a la selección.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.
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