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La transición generacional del Real Madrid de los milagros al Real Madrid de la resistencia

El once blanco de las semifinales de la Champions de 2022 con el City tenía 29 años de media, tres más que la alineación tipo actual

Vinicius, Rodrygo, Tchouameni y Camavinga, esta temporada en El Sadar.
Vinicius, Rodrygo, Tchouameni y Camavinga, esta temporada en El Sadar.Vincent West (REUTERS)
Lorenzo Calonge

“Lo he quitado [a Arda Güler] porque ha cumplido, quería meter piernas frescas y, sobre todo, ganar, que es lo que me pide el Madrid. Ganar los partidos, no dar minutos a los más jóvenes”, se arrancó el pasado sábado un Carlo Ancelotti muy firme. “Esta transición, que ha empezado poco a poco, se está cumpliendo y saliendo muy bien. Los jóvenes han progresado y los veteranos siguen manteniendo un nivel fantástico”, añadió el italiano sin querer dejarse nada por el camino sobre un asunto de fondo del que a menudo debe dar explicaciones públicas.

La respuesta, además de para deslizarle otro mensaje al nuevo pipiolo –”en los próximos encuentros tendrá los minutos que quiere”, había dicho también serio tras el clásico-, le sirvió al entrenador blanco para reivindicar su tarea en el cacareado relevo generacional. Está en marcha, es irreversible por la composición de la plantilla, pero al ritmo que considera Carletto, un hombre prudente que sabe que no hay largo plazo más importante en el Madrid que la victoria en el siguiente partido. Especialmente, para su supervivencia.

Sin revoluciones y en algunos casos empujado por salidas, el regreso de los blancos a otras semifinales de la Champions muestra el viaje del equipo desde el duelo de vuelta con el City en 2022 a este con el Bayern dos cursos más tarde. Aquella noche ante los ingleses, la edad media del once inicial fue de 29 años y 130 días, con seis jugadores con 30 o más. Este miércoles (21.00, Movistar; 2-2 en la ida), salvo grandes sorpresas, el promedio bajará a los 26 años y 183 días (si Tchouameni es central y Nacho, suplente), o a los 27 años y 243 días en el caso de que el capitán sea titular (el francés ejercería de pivote y Camavinga empezaría en el banco), según la empresa Opta. En la primera opción habría tres futbolistas con 30 o más; y en la segunda, cuatro. Lejos siempre de los seis de hace dos temporadas.

Una de las imágenes más recordadas de aquella semifinal de manicomio fue la de Casemiro, Kroos, Modric y Benzema siguiendo el desenlace desde la banda tras ser sustituidos. Por la rareza que supuso. Aquel era el Madrid que ellos lideraban, aunque la necesidad en el marcador empujó a Ancelotti a buscar soluciones en la cuadrilla de jóvenes. En el campo terminaron Camavinga y Rodrygo, entonces agitadores y hoy plato principal. En la final, el brasileño se llegó a acercar a Carletto para pedirle que le sacara, que no se olvidara de él después de sus dos goles salvadores en las semifinales, según contó el propio jugador en EL PAÍS. Y lo hizo, aunque ya en el 93. Ahora, su inclusión en el once de una hipotética final no estaría en duda. Eran los tiempos en los que el técnico hablaba de “60 minutos de calidad [en referencia al plan A de los veteranos] y 30 de energía [de jóvenes como el Rodrygo y Camavinga]”.

El rejuvenecimiento ha sido algo buscado con el fichaje de jóvenes, pero también se ha acelerado con algunas salidas, como las de Casemiro (2022) y Benzema (2023). Ambas por su propio pie y sin barreras del club (con el carioca ingresó 70 millones). En otros casos, sí se han debido a decisiones deportivas. El caso más sensible ha sido -está siendo- el de Modric (38 años), punto clave en este proceso.

La medular como símbolo

El suyo, en realidad, es un ejemplo del tiento y pausa con el que Ancelotti ha ido manejando el asunto. Pese a que la cuestión del relevo generacional llevaba meses sobrevolando el debate público, con preguntas constantes en sala de prensa en las que el técnico apelaba a “la paciencia de los jóvenes y la comprensión de los veteranos”, no fue hasta después del 4-0 del City cuando el italiano rebajó al croata. Hasta entonces, fue indiscutible. Probó a principios de esta temporada también sin Kroos -en el club le habían pedido que avivara la transición-, aunque no forzó esa vía. Reculó rápido porque vio que no podía vivir sin el alemán y lo rodeó con éxito de jóvenes.

Por unas causas u otras, el centro del campo es la mejor representación del viaje del Madrid en estos tres cursos. Del “yo no me voy a meter ahí” [en referencia a Casemiro, Kroos y Modric] que pronunció Carletto en 2021, a una medular actual donde de aquel trío solo resiste el germano.

La mudanza en esa parcela y, en general, una media de edad más corta del equipo ha provocado también cambios en el juego del Madrid. Si la Champions de 2022 la levantó con el llamado bloque bajo porque la acumulación de veteranos no le permitía presionar arriba (lo había intentado), ahora Ancelotti sí puede plantearse elevar líneas, como hizo en muchos minutos de la ida con el City. Es una de las diferencias entre lo que hacía el Madrid de los milagros de 2022 y lo que puede plantearse el actual de la resistencia (sin renunciar a acularse).

Un camino guiado por la máxima del poco a poco para gestionar una transición irreversible. Hasta que el Madrid no ha tenido resuelta la Liga, Arda Güler no la ha olido.

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