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El delicado asunto de gestionar el final de Luka Modric

El caso del croata, cuya continuidad en el Madrid se encuentra muy en el aire, refleja la dificultad para el club y Ancelotti de administrar las últimas noches de un referente que se resiste a los 38 años a abandonar la élite

Luka Modric
Luka Modric celebra subido a una valla el gol al Sevilla.Javier Lizón (EFE)
Lorenzo Calonge

A Luka Modric le preguntaron este domingo por su “hermano” Sergio Ramos y el croata aprovechó el viaje, y el subidón de su gol decisivo al Sevilla, para reivindicar también lo suyo: “Es un jugadorazo. A pesar de que todos quieren señalarnos las edades, sigue demostrando que está a un nivel altísimo”, soltó con su lenguaje balcánico, incluyéndose en la ecuación para volver a recordar que no se debería mirar el DNI a la hora de decidir una renovación (él cumple 39 en septiembre y el andaluz, 37 en un mes). Una vieja petición personal que ahora siente muy en carne viva a cuenta de su futuro en el Real Madrid, donde termina contrato al final de esta temporada.

Desde 2021, el centrocampista ha ido renovando de curso en curso, una posibilidad que en estos momentos se encuentra muy en el aire. “Hay varios jugadores que acaban este año. Estas cosas se tratan siempre cuando la temporada está cerca de terminar. Es una situación que no se va a abordar ni hoy ni mañana ni pasado”, apuntan desde Valdebebas de forma genérica sobre Modric, Kroos o Nacho. El discurso no es tan distinto al de campañas anteriores, pero sí las señales que hoy existen alrededor del caso concreto de Modric, diferente de entrada al de sus dos compañeros. La edad (empezaría la próxima temporada con 39), la importante pérdida de peso en el campo sufrida este año y su conocida dificultad para asumir un rol más secundario han disparado las dudas sobre su continuidad.

Es un tema técnico que el club tendrá que arreglar”, trató de zanjar Ancelotti

“Es un tema técnico en el que no entro. El club tendrá tiempo de arreglar todo esto en los próximos meses”, trató finalmente de acotar el domingo Carlo Ancelotti después de decir que todo estaba “en manos de Luka”. Requiebros y malabarismos de un técnico que cada semana se ve obligado a sacar lo mejor de su repertorio ante los micrófonos para afrontar la cuestión insistente y siempre delicada del croata. “Hablé con él hace un mes y quedó todo bastante claro entre los dos”, comentó recientemente, sin ofrecer más detalles sobre un caso en el que el club se guarda el voto de calidad.

El asunto Modric sitúa a la entidad, al jugador y al entrenador ante el complejo escenario de ir cerrando de la mejor manera la carrera en el más alto nivel de un futbolista referente, el más aclamado en el Bernabéu y, sobre todo, que se resiste a la pérdida de protagonismo. El proceso de desconexión se inició hace algún curso y sube de volumen según se acerca el desenlace, aún inconcreto. Más si cabe si el jugador todavía es capaz de ganar partidos como el del Sevilla.

A principios de la temporada pasada, en el verano de 2022, Ancelotti ya anunció a los tres clásicos del medio (Modric, Kroos y Casemiro, poco antes de irse al United) que había una transición en marcha para ir dando paso a los jóvenes y que tendrían que ir cediendo minutos. Aun así, el croata y el alemán mantuvieron sus estatus en las citas importantes. Pero antes del inicio de este curso (y con el reflujo del 4-0 del City), el club trasladó al técnico que debería dar un paso más en ese relevo. Los dos empezaron la campaña en el banquillo, situación que Kroos tardó poco en revertir. Modric, en cambio, ha comprobado con gran fastidio que su papel este año sería el de suplente habitual.

Kroos no es lo mismo

Aunque los dos terminan contrato este junio, el Madrid ve sus casos de manera diferente. Principalmente, por los cuatro años y medio que les separan (Kroos cumplió en enero los 34). Y ellos también conciben sus epílogos de manera dispar. Mientras el croata nunca ha ocultado que pretende estirar su tiempo al máximo en la élite, el alemán ha advertido de lo contrario, de querer retirarse en la cúspide dentro de no mucho. Una advertencia que tiene al Madrid en vilo. “Sobre el futuro pensamos cosas diferentes”, confirmó el germano hace dos semanas, poco antes de anunciar su regreso a la selección en la Eurocopa, donde podría enfrentarse a la Croacia aún acaudillada por Modric.

El malestar del balcánico por la pérdida de protagonismo ha resultado evidente en el día a día de Valdebebas desde el inicio de curso. Hace tiempo que Ancelotti ni siquiera niega en sus respuestas públicas el disgusto del jugador por verse casi siempre fuera del once. En su caso, la transición ha tenido un punto brusco: en solo un verano, ha pasado de ser insustituible en las jornadas clave a suplente en los dos clásicos de este año. Su cifra de minutos ha menguado del 57% de la campaña anterior al 43% de esta. “La calidad es más importante que la cantidad”, ha tratado de consolarle Carletto en varias ocasiones, un detalle insuficiente para el balcánico, al que ni en sus mejores días le gustó descansar y que siempre despreció retiros dorados.

La transición ha sido brusca para el balcánico: del 57% de minutos al 43%

La amargura por este paso a un segundo plano no tardó en exteriorizarla en su país, un clásico de este tipo de procesos. “Ellos querían que me quedase y yo tenía el mismo deseo. Mi única condición era que me trataran como un jugador competitivo y que no me mantuvieran por méritos pasados. Me dijeron que nada cambiaría en mi estatus, y por eso firmé”, afirmó el pasado septiembre en el medio Sportske Novosti.

En un vestuario casi siempre en paz, beneficiado por los buenos resultados, el caso Modric es, probablemente, el más espinoso que aborda Ancelotti, que ve al croata y, de alguna forma, se siente reflejado en él. “Yo lo he pasado en mi piel el último año de mi carrera. Es muy complicado de gestionar. Entiendo perfectamente lo que puede pensar Modric cuando no juega. Todos creen que es el final de su carrera, pero el que no piensa que es el final es él. No parece tener 39 años [aún tiene 38]”, cerró el domingo el italiano tras el tanto clave del croata, felicitado uno por uno por sus compañeros al entrar en el vestuario después de celebrarlo de forma desaforada sobre el campo.

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