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Últimos sorbos de Luka Modric

Ancelotti maneja con cariño la presencia menguante del croata, que juega menos que nunca: solo el 45% de los minutos. El club revisará con él su continuidad en primavera

Luka Modric
Luka Modric, en el partido contra el Getafe del jueves en el Coliseum.Denis Doyle (Getty Images)
David Álvarez

Hay una liturgia emocionante en los partidos que Luka Modric juega en el Santiago Bernabéu: cada vez que Ancelotti le retira del campo, la grada le despide como si fuera para siempre. Sabe que se trata de una de sus últimas funciones, aunque desconoce cuántas pueden quedar todavía. Pero existe un patrón que dibuja la tendencia de manera especialmente nítida desde el regreso del italiano al Real Madrid en junio de 2021. Uno de sus principales encargos era impulsar la transición a los jóvenes. La temporada anterior el croata había jugado el 79% de los minutos posibles. En la primera de Ancelotti disputó el 67%; en la siguiente, el 57%; y en esta, ya con 38 años, está en el 45%.

La posibilidad de que esta sea la última temporada de Modric en el Bernabéu cada vez parece menos descabellada en los despachos del Madrid. Ancelotti ha dicho recientemente varias veces en público que tanto el croata como Kroos y Nacho tienen en su mano ampliar sus contratos si así lo desean. Sin embargo, en el club se introduce un matiz: en primavera revisarán la situación de Modric, verán entonces lo que piensan y lo que piensa él, y tomarán una decisión “entre todos” sobre su continuidad. Reconocen que es un futbolista especial y por eso no tratan el caso como uno cualquiera, pero el proceso no será tan automático como planteó el entrenador.

Para el croata no es una sorpresa ni esto ni su participación decreciente. La primavera pasada, antes de firmar su última ampliación de contrato hasta el próximo 30 de junio, tanto el club como el entrenador le explicaron que tendría un papel menos protagonista. Según fuentes conocedoras de esas conversaciones, el futbolista accedió. Sin embargo, eso no le ha evitado el disgusto de comprobar cómo es frecuentar más el banquillo y entrar a los partidos desde allí más veces que antes, cuando raramente se veía fuera del once inicial. Este curso ha sido titular en el 60% de los partidos en los que ha intervenido, la proporción más baja desde que hizo cumbre con el Balón de Oro en 2018. En algún momento, la frustración le ha llevado a tener algún mal gesto con Ancelotti, que el técnico ha encajado con la naturalidad de quien aún recuerda lo difícil que le resultó digerir su propio declive hace décadas, según fuentes cercanas al entrenador.

También tiene aún muy fresco cómo manejó los últimos días de Marcelo en el Real Madrid. El brasileño comenzó la temporada 2021-2022 bastante descontento con el italiano. En un momento le pidió audiencia: no entendía por qué no jugaba. Ancelotti se lo explicó de forma directa, e incluso cruda, pero también con la consideración de quien ha pasado por lo mismo. Marcelo terminó por aceptar que había perdido su lugar en el campo, y llegó a disfrutar de lo que podía contribuir en el vestuario, como ha explicado en alguna ocasión sobre su papel en la temporada en la que terminó escalando a La Cibeles con la Champions de las remontadas. Después del trauma quedó una relación de afecto. Cuando Marcelo volvió el mes pasado a Valdebebas por primera vez después de su marcha le regaló a Ancelotti la camiseta con la que había ganado la final de la Libertadores con el Fluminense.

Cuidar la leyenda

Esta habilidad emocional del italiano, tan necesaria para la gestión del relevo generacional, es uno de los atributos que valoró el club cuando renovó su contrato el pasado diciembre. Con Modric también está desplegando una mezcla de respeto y cariño, tanto en privado como en público, donde siempre se refiere a él como “leyenda”.

Después del partido en Las Palmas, el italiano fue especialmente cuidadoso cuando le preguntaron por qué el croata no había calentado siquiera ni ese día ni en el partido anterior, el fin de semana contra el Almería en el Bernabéu: “Luka no ha calentado porque...”, empezó, e hizo una larga pausa de ocho segundos. “No lo meto a calentar cuando no estoy seguro de que vaya a jugar. Tengo que respetarlo en este sentido. Cuando esté seguro de que puede entrar en el partido, va a calentar”. Unos días más tarde, el sábado pasado, amplió la explicación: “Un jugador joven como Arda, si calienta y no juega, no pasa nada. No lo puedo hacer con Luka Modric, que tiene 39 años, que ha ganado cinco Champions, que es una leyenda del club”. Sin embargo, se mostró algo más tibio cuando le preguntaron si le gustaría que el croata siguiera en el Madrid el año que viene: “Las decisiones para la próxima temporada las tiene que tomar él”.

A pesar de los momentos de mayor contrariedad, que en el club consideran naturales en un competidor salvaje como el croata, en Valdebebas lo notan bastante sosegado: “Modric se encuentra muy bien de cabeza. Sabe lo que le toca y lo asume con una dignidad ejemplar. Suma y el vestuario lo nota”, cuenta una fuente que le ve trabajar a diario.

El croata quiere competir, y quiere seguir haciéndolo en la élite. Esa es una de las razones por las que decidió ampliar su contrato con el Madrid y por las que ha rechazado las insistentes ofertas que le llegan de Arabia Saudí. Y llegan “todos los meses”, según fuentes cercanas al futbolista.

Además, tiene en el horizonte cercano la Eurocopa de este verano en Alemania. Del mismo modo que se ha resistido a bajarse del nivel competitivo más alto, también se ha aferrado a su papel de capitán de la selección de Croacia, con la que fue subcampeón del mundo en 2018 y tercero en 2022. Hasta entonces, lo previsto es que siga apareciendo menos que antes, aunque sigue exprimiendo esos minutos: esta temporada en la que el Bernabéu huele la despedida, da 3,23 pases clave por partido, el doble que los años anteriores.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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