La inspiración del Athletic desnuda al Alavés
Dos goles de Guruzeta dan el triunfo al equipo bilbaíno, que pisa la zona Champions y atiende a la próxima final copera
El Athletic sigue con su racha en San Mamés, sin perder desde agosto ante el Real Madrid, su próximo rival; dando alegrías a su afición y acumulando buenas sensaciones de cara a la final de Copa a la que se apuntan miles de personas, que acabaron el partido ondeando las bufandas al grito de, “¡A Sevilla, oe!”. Tres puntos más para los bilbaínos, que se meten, aunque solo sea de forma provisional, en zona de Liga de Campeones.
Y todo comenzó porque Unai Simón desató la furia. No suele ser el portero de un equipo quien catalice a los demás, pero esta vez sí. A la media hora de partido, Nico Williams, no demasiado ducho en tareas defensivas, cometió un penalti sobre Gorosabel, su teórico vigilante, los pájaros disparando a las escopetas. Lo lanzó Luis Rioja y Unai, celebrando tal vez, una convocatoria más con España, se lanzó a su izquierda y lo rechazó. La pelota siguió viva ,y en penúltima instancia llegó a Nico, que se redimió con un pase desde la línea de fondo para que Guruzeta fusilara a Sivera.
En plena vorágine, apenas tres minutos más tarde, Iñaki Williams quiso controlar un balón largo de Yeray, ante la salida de Sivera, le salió a un costado, pero apareció por allí Guruzeta de nuevo, para empujar a puerta vacía desde el borde del área. El gol pasó el filtro del VAR porque hubo banderín en alto, pero acabó en la cuenta del delantero rojiblanco, que ya lleva 13 en la Liga.
Había comenzado muy bien el Alavés, tapando las vías de suministro rojiblancas y generando una muy buena ocasión en un balón que prolongó Samu de cabeza, condujo Carlos y remató desde muy cerca Guridi. Unai Simón se encontró con el balón entre los pies. Luego el penalti, el paradón de Unai, un Athletic desatado, los dos goles seguidos y el chute de adrenalina en la grada, donde casi un millar de aficionados del Alavés asistían incrédulos a lo que le estaba pasando a su equipo. Qué habían hecho ellos para merecer tal castigo. Pero ese es el Athletic que juega esta Liga, un equipo que, en los momentos de inspiración, desnuda a sus rivales en San Mamés sin que apenas se den cuenta.
El descomunal trabajo de Galarreta y Prados en el círculo central fue desgastando a los mediocampistas del Alavés, que perdieron el dinamismo del inicio, y fueron cediendo toda la iniciativa al Athletic, que la tomó con gusto. En la segunda parte, el equipo de Valverde jugó con cuajo, sin precipitarse y buscando siempre las mejores opciones. Olvidó durante algunos minutos el galope y prefirió el trote, pero así ya le iba bien, porque no encontraba oposición enfrente. Trazaba las líneas de pase, combinaba y llegaba hasta cerca del área del Alavés, que ni una vez se acercó a los dominios de Unai Simón, salvo en los minutos finales cuando los cambios descontrolan el fútbol. Pero ni por esas pudo el equipo vitoriano crear peligro ante una zaga liderada por Vivian, que justificó su presencia en los próximos partidos de la selección española. Las mejores ocasiones del segundo parcial fueron para el Athletic, sobre todo en un doble remate de Iñaki Williams y Munian cuando el partido decaía.
Todo funciona en el Athletic de Valverde, y hasta la fortuna aparece en los momentos en los que las piernas no responden. No se han tomado un respiro los bilbaínos, ni parecen pensar de momento en la final de Copa, que está a tres semanas, pero de la que nadie habla en el vestuario. Los del Alavés se marcharon para Vitoria con la satisfacción de haber hecho una buena media hora, hasta que descubrieron que el Athletic les había desnudado.
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