Rakitic, el rey de Pino Montano, dice adiós
El croata, uno de los grandes de la Liga en la última década, se marcha a Arabia entre lágrimas y con su Sevilla en crisis
“Rubio, gitano y de Pino Montano”. Así definía su entorno a Ivan Rakitic (Rheinfelden, Suiza; 35 años), emblema del Sevilla y de la Liga española que pone rumbo a Arabia Saudí mientras su equipo vive una galopante crisis deportiva, a un punto del descenso. Más allá de una despedida a la que solo acudieron dos compañeros de la primera plantilla, Dmitrovic y Jesús Navas, dice adiós el extranjero con más partidos jugados en la historia del Sevilla (323 y 51 goles) y el único capitán foráneo de la entidad después de Maradona. Ganó dos torneos de la Liga Europa con el club andaluz (2014 y 2023). También se marcha al Al Shabab un futbolista que fue parte importante de uno de los mejores equipos del Barcelona. El que logró el triplete en 2015 con Luis Enrique en el banquillo (Champions, Liga y Copa). En total, ha jugado 14 temporadas en la Liga.
Además de un excepcional jugador, Rakitic fue un claro ejemplo de inmersión en Sevilla, ciudad a la que se adaptó de manera total desde su llegada al club en enero de 2011, procedente del Schalke 04. “No dudé en ponerlo por su calidad y porque es una gran persona”, recuerda Gregorio Manzano, su primer técnico en el Sevilla. Rakitic fue tan especial que se enamoró de su mujer, Raquel, el mismo día que llegó cuando ella trabajaba de camarera en el hotel en el que durmió su primera noche en Sevilla. Raquel, sevillista, vivía en Pino Montano, un barrio obrero del norte de Sevilla que se expandió en los años del desarrollismo del pasado siglo en la capital de Andalucía. En Pino Montano se empapó de sevillismo por su familia política y también comenzó a disfrutar de las tradiciones de Sevilla. Empezando por el salmorejo que le hacía su suegra y, por supuesto, la Semana Santa y la Feria.
“Eres un sevillano más y has criado una familia de sevillanos con tu mujer y tu dos hijas (Adara y Althea). Tu acento lo dice todo”, aclaró José María del Nido Carrasco, presidente del Sevilla. Porque Rakitic no habla castellano. Ni siquiera andaluz en su modalidad sevillana. Habla sevillano con acento de Pino Montano. Y sale de costalero en la cofradía del barrio, como su suegro. Muy atrás quedaron los días donde se perdía en el centro de la ciudad con el paso de tantas cofradías. Pasó del desconcierto a ponerse debajo de un paso. Y se pasea por la Feria de Abril con sus niñas vestidas de gitana, como se dice en Sevilla. Y es, en definitiva, “uno di noi”. Uno de nosotros, de los que viven el sevillismo en el Gol Norte del Sánchez Pizjuán.
“Quién me iba a decir a mí en 2011 que mi vida iba a cambiar tanto”, dijo Rakitic entre lágrimas en su despedida. Solo desde ese prodigioso proceso de asimilación se puede entender cómo fue creciendo en el Sevilla hasta alcanzar la eclosión en su primera etapa en 2014 cuando fue el capitán del equipo que conquistó la Liga Europa en Turín en los penaltis ante el Benfica. A su lado, Reyes, otro mito del Sevilla con el que también forjó una amistad fortísima. Sus familias se hicieron íntimas. Compañeros de vacaciones y pádel cuando estaba en el Barcelona, la muerte de Reyes en 2019 lo sacudió de manera contundente.
“Te doy las gracias como sevillista por todo lo que has hecho por este club. Ojalá la vida te siga dando lo que te mereces, que es mucho y bueno”, expresó Monchi, el director deportivo que lo contrató. La vida de Rakitic pegó un giro porque tenía apalabrado su pase por otro club y Monchi lo convenció. También Víctor Orta, el actual director deportivo del Sevilla, que en 2010 vivió un mes con él en Alemania para convencerlo de venirse a la Liga.
“Te echo mucho de menos y te deseo lo mejor para ti y tu familia”, indicó Andrés Iniesta en un vídeo en su despedida. Andrés fue su amigo en el Barcelona, donde dejó también una honda huella y donde consumía el salmorejo que le llevaba su suegra. 310 partidos y 13 títulos con los catalanes fueron su legado.
“Eres una leyenda”, le dijo Jesús Navas. “Ahora te toca a ti, Jesús, dirigir el vestuario”, le respondió Rakitic, que se marcha con su Sevilla al borde del abismo. El motivo es evidente. No es solo el dinero de Arabia. Es que Quique Sánchez Flores le dijo que iba a dejar de jugar. El desencuentro fue claro. “Siento que ayudo más dando un paso al lado”, aclaró el croata. Subcampeón del mundo con Croacia en 2018, este suizo con corazón de croata, rey de Pino Montano, ha firmado un contrato en Arabia Saudí hasta 2025. “Volveré”, afirmó. Y tanto, el Sevilla y su barrio le están esperando.
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