Quique le cambia la cara al Sevilla
El técnico madrileño debuta con un convincente triunfo y, apoyado en un gran Suso, deja hundido al Granada con goles de Pedrosa, Ocampos y Sergio Ramos
Quique se estrenó en el banquillo del Sevilla con un triunfo muy importante ante el Granada. Tres puntos que serenan el ambiente de un club desquiciado y que pueden servir de revulsivo después de la negra etapa de Diego Alonso. Una victoria que pone en una situación muy delicada al Granada, un equipo sin alma y, por lo que se ve, sin entrenador. La llegada del Cacique Medina se ha traducido en un punto de nueve posibles. Y, sobre todo, en la plasmación de un Granada que no sabe a lo que juega. La afición abandonó Los Cármenes en masa y dejó solo a su equipo, a merced de un rival que se imponía con comodidad.
El Sevilla resucitó de la mano de Quique, que ordenó de forma lógica a sus jugadores y al que los astros le sonrieron. Diego Alonso no ganó en ocho partidos de Liga y Quique lo hizo en su estreno de manera solvente. Así funciona muchas veces este deporte absolutamente indescifrable. Pedrosa (con la ayuda de En-Nesyri), Ocampos y Sergio Ramos le dieron un triunfo de oro al Sevilla. El Granada, por su parte, se despeña a la Segunda División.
El fútbol, sin duda, es de los futbolistas. Un equipo hundido, que llevaba 10 partidos sin ganar y que se presentó en Granada con 12 bajas, encontró en Suso la luz para salir del túnel. Un jugador de los antiguos, con un físico de otro tiempo, pero con mucho talento. Al ritmo de esa zurda que tan bien muestra el gaditano, el Sevilla respiró en Granada después de tanto sufrimiento. Le ayudó que su rival fue un auténtico flan. Un equipo que carece de plan después de que la alegre propuesta de Paco López se haya convertido en un bodrio que nadie entiende de la mano del Cacique Medina. El Granada, que antes atacaba con cierto talento y arrojo, ahora ni ataca ni defiende.
De todo eso se aprovechó Suso para imponer su pausa, un control del juego que emergió en un duelo de dos necesitados. Al final, como casi siempre, suele ganar el fútbol.
De los pies de Suso se armó el buen arranque de este Sevilla de Quique, dispuesto con tres centrales y un once donde también destacó Soumaré como un medio defensivo eficiente. Un equipo retocado por el nuevo entrenador, que apostó por jugar con dos delanteros y colocar a Ocampos junto a En-Nesyri. Desde el principio se vio que el Sevilla estaba mejor plantado que un Granada sin rumbo. Suso amagó en un pase a Ocampos y el meta Ferreira estuvo rápido.
Con el choque algo más igualado, otro gran movimiento de Suso y su apertura en la banda a Pedrosa propiciaron una jugada afortunada para el Sevilla. El disparo del lateral se envenenó tras tocar en Ricard y no se sabe muy bien si En-Nesyri, en posición legal, acertó a peinar el balón. La suerte le sonrió al Sevilla y condenó al Granada.
Con el mando del encuentro asumido, los de Quique asestaron otro golpe importante. Torrente perdió un balón en la salida desde atrás, robado por En-Nesyri, y lo cedió a Ocampos. El argentino disparó de unos 27 metros para hacer un golazo, el segundo de la temporada. Un tanto estupendo que castigó la inocencia del Granada. Se pensaba que con Medina iba a ser un equipo duro y defensivo. Realmente, es poca cosa.
Con el 0-2 asomaron los pitos en Los Cármenes y también se atisbó cierta reacción de los locales, abanderada por un Bryan Zaragoza que ha bajado mucho en su rendimiento después de su traspaso al Bayern de Múnich. Sergio Ramos salvó una buena incursión de Puertas y todavía Pedrosa, con la pierna derecha, envió un balón a la escuadra.
Cualquier atisbo de reacción en el Granada quedó diluida muy pronto. Suso, cómo no, sacó con mucha calidad una falta al interior del área. Emergió Sergio Ramos para hacer un buen gol de cabeza, ayudado por la estirada corta de Ferreira. El portero del Granada no se encuentra en un buen momento de forma. El Sevilla no se lo creía. Después de tanto sufrir ganaba 0-3 a un rival ahora directo para respirar, y mucho, con un triunfo vital.
El Granada todavía dio algún susto. Definitivamente, no era su día. Dmitrovic realizó una gran parada ante Puertas mientras que poco después el VAR salvaba al joven Bueno. El medio entró con fuerza a Boyé y Ferrer Busquets lo expulsó. El chaval se descompuso cuando vio que le mostraban la roja. El vídeo hizo que la acción se quedara en amarilla. Quique se permitió el lujo de darle minutos en el tramo final a jugadores como Marcao, al que desea recuperar, y sacó del terreno de juego a Ocampos, que tiene cuatro amarillas. Así lo reservó para el duelo ante el Atlético del próximo sábado. Cuando peor lo tenía el Sevilla, Quique acudió a su rescate.
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