El Liverpool carga con Darwin Núñez
El club pidió a Klopp que articule un sistema que disimule las carencias del uruguayo que costó 100 millones, y ahora roza el liderato de la Premier
El Liverpool de Jürgen Klopp ocupó los primeros puestos de la Premier en el último lustro gracias a la interacción de tres atacantes formidables —Salah, Firmino y Mané— que amplificaron el juego colectivo a niveles poco frecuentados en Europa. La fórmula fue 3 x 8. Esta temporada el Liverpool roza el liderato del campeonato inglés con una fórmula inversa: diez futbolistas dedicados a amplificar las condiciones del nueve Darwin Núñez. El sistema es el 10 x 1. Un producto menos armónico, más chirriante, pero eficaz, de momento, en su doble cometido deportivo y empresarial. Todo sea por salvar los 100 millones de euros que el club pagó por el delantero que la leyenda roja Jamie Carragher bautizó como Capitán Caos.
“En periodos intensos como diciembre, de lo que se trata es de avanzar”, dijo Klopp cuando la semana pasada le preguntaron por la razón del mal juego del Liverpool, a pesar de todo, a un punto del liderato de la Premier. “No sé de nadie que haya jugado sus mejores partidos en diciembre. Así es que ganemos tres puntos por jornada y pasemos esta etapa cuanto antes”.
El sentido del humor y la ironía son algunas de las armas que mejor domina el entrenador alemán. Él no lo revelará en público. Pero el plan se trazó hace un año, cuando la dirección deportiva del Liverpool, encabezada por Michael Edwards, se reunió con el entrenador para buscar soluciones a la paradoja que les planteaba Núñez. La selección de Uruguay acababa de quedar eliminada del Mundial de Qatar en la fase de grupos sin que el nueve marcara un solo gol. En pocos meses se habían confirmado los peores temores, a decir de personas muy próximas al club inglés y a sus propietarios, los estadounidenses del Grupo Fenway. Todos, el primero Klopp, lo reconocían: Núñez, fichado por 100 millones al Benfica en el verano de 2022 para cubrir el vacío dejado por Sadio Mané, era un atleta arrojado, ideal para jugar a la contra pero sin las cualidades cognitivas básicas para interpretar el juego exigido al nueve en un equipo que medía su éxito contra rivales que lo esperaban muy metidos atrás. El fichaje más caro en la historia del club había sido un error. Un error que no se podía borrar de un plumazo.
Las pruebas sobre el terreno no tardaron ni un par de meses en determinar que Núñez era el elemento con menos prestaciones del pelotón de atacantes de la plantilla. En el compendio de cualidades requeridas —regate, desmarque, capacidad asociativa, condiciones para presionar, último pase y gol— Luis Díaz, Salah, Jota, Firmino y Elliott le superaban. Pero el mensaje del club y sus dueños a Klopp fue nítido. Descartada una venta a la baja en un mercado en el que nadie pagaría ni la mitad de lo invertido, y mucho menos un traspaso, el técnico debía intentar salvar el capital disimulando las carencias del delantero en la medida de lo posible. Al mismo tiempo, se le exigía pelear por la Premier y clasificar para Champions.
34 remates, y solo dos del uruguayo
Un año después, y tras clasificar 5º en la pasada Premier, Klopp se ha redimido con otra obra maestra del ingenio táctico y la gestión de personal. Ahora el Liverpool conduce el juego sin la concurrencia de un nueve que administre las transiciones como Firmino, sino con uno que opera al margen de la cadena de pases con movimientos contra la jugada en busca del balón que los demás le pondrán en bandeja para que remate.
El problema es lograr que Núñez llegue al remate frente a defensas que le achican los espacios, como la del Manchester United, que ayer escapó de Anfield con un 0-0 que devolvió el liderato de la liga al Arsenal. “La cantidad de remates que logramos esta tarde fue excepcional”, lamentó Klopp, cuando le preguntaron por los 34 tiros conseguidos por su equipo, un récord esta temporada en Premier; “pero cuando tienes esta cantidad de tiros debes meter más entre los tres palos”. La lista de los principales rematadores contra el United fue Salah (6); Konaté (4); Alexander-Arnold (4); Gakpo (4); y Van Dijk (3). Núñez disparó dos veces, sin exigir al portero.
Núñez necesita pocas referencias. Si son fijas, mejor. Él atribuye cierta mejoría a una indicación que le hizo Marcelo Bielsa, nuevo seleccionador de Uruguay: “Cuando todo el equipo contrario está esperándonos atrás, Bielsa me dice: ‘no corra delante del segundo central, ¡pase por detrás!’, así el central me pierde de vista”.
Klopp: “No se desarrolló porque yo no hablo español”
La indicación de Bielsa se corresponde con el manual de supervivencia de un punta de juveniles. Su evolución, si se produce, es imperceptible. Ahora Núñez suma siete goles, uno cada 171 minutos en todas las competiciones. En la última temporada marcó 15, uno cada 160 minutos. Ocasiones no le faltan. Le llueven balones de gol. Pero la definición es errática. El curso pasado fue uno de los jugadores que más goles esperados falló: más de cinco, según la métrica de Opta.
Klopp se afana en defenderlo: “El potencial de Darwin no se desarrolló antes porque yo soy un entrenador que necesita contacto con los jugadores. Pero ni yo hablaba español ni él hablaba inglés. Ahora todo ha cambiado. Me asusta pensar en todo lo que tiene dentro porque es una locura. Y por supuesto tenemos a Macca [al argentino Alexis McAllister] dentro del campo, un jugador superinteligente. Si se me olvida decirle algo a Darwin, se lo dice Macca. Los delanteros necesitan saber adónde moverse en función de la pelota y esto muchas veces depende de los volantes como Macca”.
McAllister no jugó contra el United y el Liverpool perdió un liderato que es, ya de por sí, una hazaña.
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