Thomas Lockyer sufre su segundo paro cardiaco en un campo de juego en seis meses
El colapso del capitán del Luton, operado del corazón en primavera, provoca la suspensión del partido de Premier en Bournemouth
Seis meses después de sufrir un paro cardíaco mientras jugaba un partido de fútbol, Thomas Alun Lockyer sufrió otro más con las botas puestas. El defensa galés, capitán del Luton, se desplomó antes de que se cumpliera una hora de partido este sábado, cuando su equipo se medía al Bournemouth en un duelo directo por la permanencia en la Premier. Tras media hora de angustia, con 11.000 espectadores conmocionados que animaron con cánticos sin cesar al jugador yacente, las autoridades de la liga inglesa suspendieron el encuentro. El marcador indicaba un 1-1.
“Nuestro equipo médico ha confirmado que el capitán de los Sombrereros [el apodo del Luton] sufrió un paro cardíaco en el campo, pero ya estaba reanimado cuando le colocaron en la camilla”, señaló el comunicado oficial del club, publicado en la red social X. “Recibió tratamiento dentro del estadio, por lo cual agradecemos al cuerpo médico del Bournemoth. Tom fue trasladado al hospital y podemos asegurar a nuestros seguidores que permanece estable con su familia a su lado”.
Lockyer no quiso dejar el fútbol la primera vez que le sucedió. Le convencieron los médicos, avalados por una legislación permisiva que en el Reino Unido les exonera de responsabilidades en caso de muerte del paciente. A diferencia de Italia o España, en donde la normativa señala directamente a los médicos en caso de que autoricen la vuelta a la competición de un deportista al que se le diagnostican problemas cardiovasculares graves, en Inglaterra es el futbolista quien asume las consecuencias jurídicas del riesgo que supone competir con una patología cardíaca.
Esta peculiaridad legal propia de los países nórdicos permitió al danés Christian Eriksen asentarse en la Premier después de sufrir un paro cardíaco mientras disputaba un partido de la Eurocopa de 2021. El Inter de Milán rescindió su contrato. Pero Eriksen, operado y armado de un desfibrilador portátil, firmó por el Brentford y, más tarde, por el United. El cardiólogo que coordinó su tratamiento, el británico Sanjay Sharma, tutorizó su regreso a la competición. El propio Sharma se ocupó de supervisar a Lockyer tras su primer colapso, durante la final de los playoffs por el ascenso que disputaron el Luton y el Coventry el 27 de mayo.
“Acabé mirando la tanda de penaltis contra el Coventry desde el hospital”, recordó Lockyer. “Durante dos días lo pasé muy mal. Pero afortunadamente no duró mucho. Realmente nunca me sentí en peligro y creo que no fue tan grave como pareció. Acabé en manos del mismo cardiólogo que trató a Eriksen y me sacó de dudas diciéndome que volvería a jugar al fútbol sin problemas”.
Lockyer, que a sus 29 años acaba de debutar en la máxima categoría del fútbol inglés tras media vida escalando posiciones desde las ligas regionales, fue operado del corazón para corregir lo que los medios ingleses describen como “fibrilación auricular”. Pero la intervención no le ahorró el mal rato sufrido en el viejo estadio de Dean Court. Corría el minuto 59 cuando su equipo atacaba y Lockyer cayó de bruces. Solanke y Semenyo, los delanteros del Bournemouth, fueron los primeros en socorrerlo, cuando le vieron desplomarse ante ellos cerca del círculo central. Robert Edwards, el entrenador del Luton, entró corriendo al campo junto con los médicos.
Sucedieron minutos de gran angustia. Los camilleros retiraron al futbolista y el partido se suspendió antes de que las plantillas del Luton y el Bournemouth salieran de los vestuarios para dar una vuelta al campo aplaudiendo a la afición. Robert Edwards hizo la ronda el último, solo, llorando a lágrima viva, y aplaudiendo a la muchedumbre mientras repetía una y otra vez “gracias, gracias, gracias”.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.