Laporta fiscaliza a Xavi para activar más a los jugadores
El presidente del Barça, animado por su séquito, controla la convocatoria del técnico y presta atención a los días de fiesta de la plantilla, irritado por las últimas concesiones
“La semana pasada ha hecho mucho daño”. La frase sale de la cúpula del Camp Nou. Hay pocos clubes en el mundo que saltan de la euforia a la decepción tan rápido como el Barcelona, ninguno tan reivindicativo en las buenas como autodestructivo en las malas. Sellado el pasaje a los octavos de final de la Champions tras dos temporadas consecutivas exiliados en la Europa League y después de derrotar al nuevo y pelotero Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, en la Ciudad Deportiva azulgrana había una sensación de alivio. “Pasamos la tormenta”, comentaba un empleado. Sin embargo, cuando menos lo esperaban —y eso que la clasificación avisaba— apareció el fantástico equipo de Míchel y desnudó al Barça de Xavi. “Nos dolió que el Girona nos ganara jugando al fútbol”, resumió uno de los directivos más cercanos al presidente Joan Laporta.
Fue entonces, encendido después de la goleada del Girona en Montjuïc, cuando Laporta entendió que era el momento de apretar al cuerpo técnico. Ya alertados sobre las carencias físicas del equipo, a los máximos directivos del Barcelona no les gustó que cuatro de los pesos pesados de la plantilla [De Jong, Lewandowski, Gündogan y Araujo] no viajaran a Bélgica para el partido frente al Amberes. “Se acabaron las vacaciones”, se quejó uno de los mandamases; “estos cuatro no van a estar tres días sin hacer nada después de tocarse los cojones la semana pasada”. A los oídos de los líderes del Barcelona había llegado la información de que tanto en el cuerpo técnico como en los jugadores había una especie de relajación. Una premisa que, según ellos, se confirmaba tras analizar la semana de trabajo del Barça previa a recibir al Girona: dos días libres, más media jornada lúdica en la que la plantilla corrió en karts por iniciativa del cuerpo técnico. “Fue un premio a la plantilla por un reto que habían superado. Es algo que se hizo toda la vida. Luis Enrique los llevó a Port Aventura”, justifica un miembro del staff.
El más beligerante del séquito de Laporta siempre tiene un ojo puesto en los días de descanso de la plantilla. “De los últimos 84 días normales que hemos tenido [no cuentan las jornadas FIFA], hemos entrenado en 57 y hemos jugado 19 partidos. Es decir, que solo han tenido ocho días libres”, explican desde el cuerpo técnico. “¡Ocho días de 84!”, enfatizan las mismas fuentes; “y cinco de ellos se los habían ganado en premios por resultados. ¿Descansan tanto?”. Aunque públicamente, desde el entorno de Laporta, se demuestra cariño al entrenador —”Nos hemos levantado muchas veces y ahora no será una excepción. ¡Força Barça!”, publicó en redes sociales Jordi Finestres, miembro del gabinete de presidencia—, el máximo directivo del Barcelona comienza a fiscalizar el trabajo del entrenador, sobre todo desde que Deco fulminó a Mateu Alemany. “En cualquier trabajo, el jefe fiscaliza el trabajo de sus empleados. Pero Xavi y Jan ya lo tienen acordado: el presi puede ser muy futbolero, pero las opiniones las justas, hasta cierto punto”.
Laporta, en cualquier caso, sí intervino en la convocatoria del partido frente al Amberes. Después de reflexionar con el doctor Ricard Pruna, se decidió que Lewandowski, Gündogan y Araujo viajaran junto a sus compañeros a Bélgica y así no se perdieran tres días de trabajo. De Jong se quedó en Barcelona después de que los galenos del Barcelona entendieran de que no era una buena idea que un jugador resfriado se sumara al resto de la plantilla. “Los podía contagiar”, justifican los médicos. Fue curioso como la entidad azulgrana se encargó de aclarar que era falsa la información difundida por un miembro de la tertulia deportiva de RAC1 de una supuesta discusión entre Deco y De Jong por su ausencia en la expedición a Bélgica, pero no dijo ni mu cuando la misma emisora contó que Laporta había mandado subir al avión a Lewandowski, Gündogan y Araujo. “Decisión consensuada”, zanjaron, de entrada, ambas partes. Deco, sin embargo, volvió sembrar dudas: “La convocatoria la hace el míster”.
A Xavi no le gustó demasiado la actitud del director deportivo. Un asunto al que le quitan hierro en los despachos del Camp Nou. “Nadie en el club quiere prescindir de Xavi, al contrario”, comenta un alto directivo. “Estuvimos mucho tiempo en el viaje a Bélgica con Laporta. Charlamos, contamos anécdotas, recordamos los tiempos de Xavi jugador… Cero mal rollo con el presi”, aseguran en el staff azulgrana. Laporta mira a Xavi. Y Xavi a los jugadores. “No quiero criticar a nadie públicamente”, puntualizó el preparador azulgrana tras la derrota en Bélgica. En el vestuario comienza a circular la idea de que el mensaje del técnico no encaja, sospechosos del staff, especialmente de la preparación física. “Solo hay un jugador que se ha quejado. Quería que entrenáramos más. Uno solo de 23 no es referencia”, replican desde el entorno de Xavi.
Las guerras individuales de los jugadores no son nuevas en el fútbol, tampoco las internas en el Barcelona. Mientras en la dirección deportiva entienden que Rafa Márquez puede ser un paraguas en el caso de que se precipite el adiós de Xavi —”Nunca se sabe qué puede pasar”, dice un ejecutivo—, el núcleo duro del vestuario desconfía del mexicano, entrenador del filial. “Xavi es una leyenda y para la mayoría de los jugadores Márquez no lo es. Todos saben que es un hombre de Deco”, se queja uno de los líderes del grupo. “Está capacitado para el puesto que tiene, así que esperemos que vengan los buenos resultados. Hay que confiar en él”, intentó el mexicano apoyar a su excompañero. “A pesar de las decepciones deportivas que también forman parte del mundo del deporte, nunca nos rendiremos mientras día tras día nos sintamos orgullosos de representar al mejor club del mundo”, dijo Laporta en la cena de Navidad del club, en presencia de jugadores y del cuerpo técnico, “0s pido que apoyemos, y hoy más que nunca, y más que nunca en estos días, a nuestros jugadores y a nuestro entrenador para acompañarles en el camino de la victoria. Juntos lo podemos conseguir”.
Una vez más, Xavi está en la diana. Y no lo oculta. “Ante el Valencia es una final”. Todavía no pasó ni media liga, pero sí el control de Laporta.
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