El Barça vive de La Masia
Marc Guiu, un juvenil de 17 años que debutaba con el equipo de Xavi, resolvió un partido muy difícil ante el Athletic con la primera pelota que tocó
La cantera del Barça es inagotable por más que en tiempos de carestía se hable de las palancas de Laporta. Ya no solo salen volantes completos como Fermín o extremos habilidosos de la talla de Lamine. El último en comparecer es un delantero centro de 17 años cuyo nombre es Marc Guiu. El ariete resolvió con un golazo un partido difícil de jugar y de digerir para el Barça. El debutante Guiu, titular del juvenil, salió al campo en un momento crítico y nada más tomar la pelota se dirigió hacia el marco de Unai Simón para poner el 1-0. Un gol y un punto de diferencia con el Madrid.
El marcador fue muy celebrado por la hinchada camino del clásico del sábado en Montjuïc. El estadio Olímpico es terapéutico para un equipo meritorio y todavía confuso en la concepción del juego, diezmado por las bajas, siempre solvente de todas maneras ante un Athletic que no gana como visitante desde el año 2001.
Muchas circunstancias provocaron que Xavi recuperara la línea de cuatro centrocampistas, el signo de distinción del equipo campeón de Liga, y prescindiera de un tercer delantero: Lamine Yamal. Aunque la alineación no permitía demasiadas cábalas por la ristra de lesionados y porque son varios los internacionales que regresaban de la jornada FIFA, el técnico aspiraba seguramente a tener un mayor control del juego ante un rival de un perfil muy ofensivo como es el Athletic.
La superioridad en la divisoria no garantizaba en cualquier caso un mejor ataque en ausencia de Lewandowski ni una mejor defensa después de haber encajado ya muchos goles, y menos aún frente a Iñaki y Nico Williams, especialmente poderosos contra dos laterales tan ofensivos como Cancelo y Balde. La afrenta vasca era igual de exigente para un central exrojiblanco poco utilizado como Iñigo Martínez, titular por delante de Araújo, imprescindible para el clásico por la ausencia de Koundé. A Xavi le faltaban jugadores en las áreas y jerarquía en el medio por la falta de De Jong y Pedri.
El Athletic por el contrario pudo ser fiel a su formación y al estilo de Valverde. Apretaba alto, defendía lejos y chutaba desde la media distancia, agitado por los hermanos Williams y las transiciones de Sancet. También llegaba y percutía el Barça. Ferran y João Félix permutaban sus posiciones por la derecha mientras por la izquierda empujaba Balde. Al Athletic le costaba ajustar las marcas y detectar a João Félix. El portugués barría el frente de ataque, permutaba su posición con Ferran, y remataba con saña al arco de Unai Simón.
El portero estuvo espléndido en un tiro de Fermín y el larguero evitó el gol de Joao Félix mientras los hermanos Williams se estiraban con saña hacia el área de Ter Stegen, muy firme en un disparo de Iñaki, tan presente como delantero como la defensa a la que presionaba el Athletic. Al Barça le costaba salir con la pelota desde su cancha, tener continuidad y ritmo de juego, en un partido alegre y divertido, cada vez más decantado de todas maneras a favor del Athletic. Los limpios contragolpes del equipo de Valverde requerían las faltas tácticas de los volantes y las paradas de Ter Stegen.
Nico e Iñaki Williams se presentaban reiteradamente en el área azulgrana mientras el Barça se desinflaba poco a poco, no profundizaba, impreciso, lento e incapaz de dañar al Athletic. Los barcelonistas no tenían malicia y las mejores ocasiones fueron de Iñaki Williams. No se imponía Gündogan y tampoco ayudaba a la estabilidad el disperso Cancelo. El Athletic se imponía con y sin balón, tan cómodo como inofensivo, sacudido de forma inesperada por una entrada de João Félix y un tiro posterior de Fermín, dos acciones resueltas por Unai.
El encuentro demandaba la presencia de Lamine y Xavi recurrió al delantero mientras retiraba a Oriol Romeu. La sustitución del mediocentro se ha convertido ya en un clásico cuando el equipo necesita arriesgar ante adversarios bien parados como el Athletic. Los azulgrana se animaron progresivamente a partir del intervencionismo de Fermín y el protagonismo de João Félix.
Las ocasiones, sin embargo, escaseaban y el gol también se le resistía a Yamal. El revulsivo fue Marc Guiu, que respondió con un golazo a la confianza de Xavi. El gol fue una preciosidad por el pase filtrado de João Félix y por el catálogo del ariete; desmarque, giro, control orientado y remate sobre la salida de Unai. Un estreno deslumbrante en un partido que se apagaba para el Barça. Nadie le puso pegas al 1-0 a la espera del Madrid. Montjuïc es el paraíso para los niños de La Masia.
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