_
_
_
_
DE ÁREA A ÁREA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Madridismo sociológico y Negreira

El fenómeno evocado por Laporta tal vez exista, pero no fue el madridismo sociológico quien reveló los trapicheos del club azulgrana con el entonces número dos de los árbitros, sino un programa de la SER en Barcelona

Joan Laporta
El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en una foto de archivo.ALBERT GEA (REUTERS)

Investigado ya por el Barçagate, Laporta se defiende tirando sobre la mesa un as de oros: el madridismo sociológico. Ahí estaría la clave, en ese ectoplasma que lo envuelve todo y arrastra voluntades. Del “Madrid ens roba” con el que Artur Mas reaccionó al cerco al Parlament por los recortes, al madridismo sociológico de Joan Laporta. Ambos saben que en Cataluña hay un amplio tendido de sol que compra estos brindis.

Y sí, hay madridismo sociológico, no lo discutamos, eso sólo le será útil a Laporta para cambiar de conversación. Lo hay, pero sobre todo hay Enríquez Negreira, cuyos trapicheos con el Barça no ha hecho públicos el madridismo sociológico sino un programa de la SER de Barcelona, Què t’hi jugues?, llevado por compañeros de fe barcelonista pero militantes en el periodismo bien hecho que no se callaron esta noticia, afrontando grandes incomodidades en su tierra, donde el Barça es más que un club, es casi una causa patria.

El caso es que el club pagó suculentamente durante 18 años y cuatro presidentes al vicepresidente de los árbitros y que dejó de pagarle justo cuando dejó de serlo. Entre sus tareas estaba la de recibir a media temporada, uno por uno y en sala cerrada, a todos los árbitros para comentarles cómo iban en la clasificación, si en el grupo A (internacionales), en el B o en el C (zona de descenso). Lo que hablaran quedaba allí.

Laporta presume que no aparecerá ningún árbitro que haya cobrado del dinero que recibió Negreira, y tendrá razón. No creo que haya ningún pago así, si lo hubo difícilmente sería detectable. En todo caso no es necesario eso para ayudar a un equipo. Basta con mandarle palomas a casa y halcones fuera, y lo contrario al rival. Y ayuda tener determinados gestos con los que se equivocan así o asao. Rodríguez Santiago validó un sábado un gol con la mano a Messi (que sin el Tamudazo, hubiera valido una Liga) y el lunes le dieron la final de Copa. Daudén Ibáñez anuló un gol legal al Atlético contra el Madrid y perdió la internacionalidad. Tristante Oliva mató su carrera al concederle al Madrid ante el Valencia aquel penalti del ushiro nage…

No, no hace falta pagar ni dar indicaciones groseras. Nunca en un Mundial falla un árbitro ni contra Alemania ni contra Brasil ni contra Italia… salvo que se enfrenten al equipo de casa. Rara vez llegan los que no saben cómo sopla el viento. Y, por si queda algún fleco suelto, algo se puede deslizar en encuentros discretos, como esa salita de Enríquez Negreira para decirte qué tal vas, que no te confíes, que aprietes…

Cosas indemostrables, claro. Y hasta pienso que el juez Joaquín Rodríguez pone tanto ahínco en empapelar a Laporta por esa rara vía del funcionariato funcional de Enríquez Negreira que le va a hacer un favor, porque cuando esa pompa de jabón estalle él podrá decir que aquí no ha pasado nada. Y sí ha pasado.

Por lo demás, el Barça tuvo en ese periodo jugadores que alcanzaron la excelencia. No tuvieron ni arte ni parte en el cambalache y se sienten mal al escuchar que remaban río abajo. Ellos no tenían ni que notarlo, vivían absortos en su perfección.

Xavi fue sincero en su queja, aunque mezcló churras con merinas. Lo del doping sí salió de una sentina madridista, fue un falso que sólo compró un periodista de la COPE que ya no está; nadie siguió aquella liebre, no había liebre. No se comenta en Madrid, no tuvo crédito. Sí se recuerda en Barcelona, por lo mucho que dolió. Tampoco el resto de la prensa madrileña siguió la liebre del villarato, por cierto. Fue batalla exclusiva de As, sólo que sí caló, porque había liebre. Alfons Godall, vicepresidente con Laporta, tuvo la ingenuidad de cantarlo en Antena 3 tras haber salido del club, y luego el conocimiento de las malandanzas de Enríquez Negreira remachó el clavo. Hubo villarato, y no sólo por el apoyo de Laporta a Villar en unas elecciones muy apuradas, como yo pensé. Resulta que estaba engrasado.

¿Sirvió para algo aquel dinero? Comparando títulos nacionales, Liga, Copa y Supercopa, en el periodo de la trapisonda el Barça ganó 22 (9+6+7) y el Madrid, 10 (6+2+2); fuera de España, lejos de la sombra de Enríquez Negreira, la suma Champions-Supercopa-Mundialito da ganador al Madrid por 15 (5+5+5) frente a 10 del Barça (4+3+3). Resumen: 22-10 para el Barça en España, 15-10 para el Madrid fuera. No demuestra nada, pero…

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_