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Red Bull hace palanca con Liam Lawson, la nueva incorporación a la parrilla de la Fórmula 1 desde el GP de Estados Unidos

El reestreno en Austin del neozelandés va más allá del relevo de Ricciardo, despedido a mitad de temporada, y aumenta la presión sobre Pérez en el equipo energético

Red Bull Liam Lawson
Liam Lawson, en el Circuito de las Américas de Austin, Texas, sede del Gran Premio de los Estados Unidos.Kaylee Greenlee Beal (REUTERS)
Oriol Puigdemont

Quienes sostienen aquello de que nunca segundas partes fueron buenas verán refrendados sus argumentos con el ejemplo de Daniel Ricciardo, que buscaba trabajo cuando le rescató Red Bull y que, un año después, vuelve a estar en el paro. Sin embargo, esos mismos observarán de cerca qué hará en su lugar Liam Lawson, que ya sustituyó al australiano en las cinco carreras que no disputó por lesión (2023) y que, a partir de este fin de semana, en Austin, se subirá a su RB VCARB 01 de forma permanente. Por más que la decisión de despedir a Ricciardo tenga todo el fundamento si atendemos a los principios de Red Bull y a su pobre rendimiento este curso —solo sumaba 12 puntos, diez menos que Yuki Tsunoda, su compañero—, uno tiene que ampliar la perspectiva para entender la composición de la maniobra. Y como ocurre casi siempre en la escudería de Faenza, que ha ido mutando desde su fundación en 1979, detrás de cualquier movimiento está Red Bull, de donde salen sus recursos.

A sus 22 años, y si tenemos en cuenta que los pilotos cada vez debutan más jóvenes, la marca del búfalo rojo estaba obligada a meter a Lawson si no quería perderle. La flojera de Ricciardo generó la coyuntura perfecta para acelerar un cambio idóneo a ojos de Helmut Marko, una de las piezas clave del engranaje deportivo del fabricante energético, que incluso lo habría precipitado mucho antes. Si el austríaco tenía muchas ganas de mandar a casa al cachondo chico de Perth, su punto de mira apunta ahora a Sergio Pérez, a quien martiriza con sus comentarios desde hace tiempo. La influencia de Marko en la selección de los corredores de los cuatro monoplazas que compiten bajo el paraguas de Red Bull es alta, y Lawson se ha convertido en la palanca ideal para darle otra vuelta a la válvula de presión permanentemente colocada sobre el mexicano. En los seis grandes premios que quedan antes de que el Mundial ponga el cerrojo en Abu Dabi, a principios de diciembre, el neozelandés no solo tiene la oportunidad de dar la razón a Marko, sino que, además, también puede dar un triple salto mortal con pirueta que le lleve el curso que viene a convertirse en el vecino de taller de Max Verstappen.

Con la progresión que ha demostrado McLaren, el doblete que Red Bull parecía tener asegurado en marzo empieza a peligrar seriamente. En Italia, hace un mes y medio, la estructura de Milton Keynes (Gran Bretaña) perdió el liderato de la tabla reservada a los constructores, esa que determina los ingresos que percibe cada equipo en función de su posición en el campeonato anterior. En la estadística reservada a los pilotos, Verstappen sigue al frente con un margen de 52 puntos sobre Lando Norris, pero el británico recupera terreno a toda pastilla, y en las últimas cuatro pruebas le ha recortado 26 puntos. De seguir con la inercia que le proporciona el bólido papaya, McLaren puede tener en sus manos celebrar un pleno que no consigue desde 1998, cuando Mika Hakkinen y la formación de Woking se impusieron a Michael Schumacher y Ferrari. Con esta amenaza haciéndose cada vez más evidente, Red Bull no puede permitirse la brecha que se ha generado entre su pareja titular: a efectos prácticos es como si compitiera con un solo coche.

Verstappen acumula un total de 331 puntos en su casillero, que ofrecen una media de 18,3 puntos por cada uno de los 18 eventos celebrados hasta ahora. Pérez, que ocupa la octava posición, suma 144 puntos (8,3 puntos por carrera). Proporcionalmente, Checo solo ha conseguido el 43,5% de los puntos de su compañero, un porcentaje difícil de aceptar en medio de un intercambio de golpes con McLaren, que tiene a Norris y a Oscar Piastri enchufadísimos, y separados por solo 42 puntos. En ese contexto, Red Bull vuelve a poner en el escaparate el asiento de Pérez, permanentemente cuestionado, y este año ya se libró por los pelos de ser licenciado. A pesar de tener contrato en vigor hasta 2026, cada vez parece más difícil que se quede en Red Bull en 2025.

Este fin de semana, en Texas, Lawson se subirá a un tren en marcha habida cuenta de todo el rodaje que llevan los demás y que a él le falta, y lo que tendrá que aprender e interiorizar. Seguramente por eso piensa que lo más sensato sea mantener un perfil bajo en lo relativo a sus expectativas, a corto y a medio plazo. “Creo que [pensar en pilotar para Red Bull] es una posibilidad que está muy lejos. El objetivo que creo que me han puesto es que compita con Yuki, que es quien conduce el mismo coche que yo y con quien me pueden comparar”, conviene el kiwi’, desde el Circuito de las Américas (COTA). “Sobre dónde correré el año que viene, o sobre mi futuro, de eso no tengo ni idea”, añade Lawson.

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