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Países Bajos NDL
2
de Vrij 69', Müldür 75' (pp)
Turquía TUR
1
Samet Akaydin 34', Bertug Yildirim 95'
Finalizado

Países Bajos apaga el infierno turco que prendió Arda Güler

La selección neerlandesa remonta en medio de un ambiente pasional y su duelo con Inglaterra será otro clásico

Paises Bajos Turquia Eurocopa
El neerlandés Virgil Van Dijk salta por encima del turco Arda Güler.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)
Ladislao J. Moñino

Exigida por una Turquía entusiasta y guerrillera, Países Bajos se coló en las semifinales de la Eurocopa para citarse con Inglaterra en Dortmund el día 10. Un clásico del fútbol europeo del que saldrá el rival de España o Francia. La selección de Koeman tuvo que remontar y trabajarse el partido bajo un ambiente caldeado por el fervor de los seguidores turcos. Tras la eliminación de Alemania, se puede decir que esta Eurocopa ha despedido a su segundo anfitrión. Cayó Turquía de pie, metida en el área neerlandesa y amenazando a con un empate que no pudo concretar.

NDLPaíses Bajos
2
Bart Verbruggen, Denzel Dumfries, Nathan Aké (Micky van de Ven, min. 73), Virgil van Dijk, Stefan de Vrij, Tijjani Reijnders (Joey Veerman, min. 72), Xavi Simons (Joshua Zirkzee, min. 86), Steven Bergwijn (Wout Weghorst, min. 45), Cody Gakpo, Jerdy Schouten y Memphis Depay (Jeremie Frimpong, min. 86)
TURTurquía
1
Mert Günok, Samet Akaydin (Cenk Tosun, min. 81), Mert Müldür (Zeki Çelik, min. 81), Kaan Ayhan (Semih Kiliçsoy, min. 88), Abdülkerim Bardakci, Ferdi Kadioglu, Salih Özcan (Okay Yokuslu, min. 76), Kenan Yildiz (Kerem Aktürkoglu, min. 76), Arda Güler, Hakan Çalhanoglu y Baris Alper Yilmaz
Goles 0-1 min. 34: Samet Akaydin. 1-1 min. 69: de Vrij. 2-1 min. 75: Müldür
Arbitro Clément Turpin
Tarjetas amarillas Xavi Simons (min. 29), Aké (min. 54), Virgil Van Dijk (min. 63), Tosun (min. 92), Wouter Weghorst (min. 95)
Tarjetas rojas Bertug Yildirim (min. 95)

Al grito agudo y atronador de”Tur-qui-á, Tur-qui-á, Tur-qui-á”, la volcánica hinchada otomana convirtió el estadio Olímpico de Berlín en un escenario inflamado para acompañar el intento de gesta de su selección. Lo de Turquía fue primero un ejercicio de resistencia y después de fútbol visceral emanado de ese incendiario y pasional clima creado por los cerca de 60.000 fanáticos turcos que llevaron en volandas a su selección. Fútbol en piel desde los prolegómenos del duelo a las afueras del estadio y después en el interior. Las bengalas y la pirotecnia condensaron una nube de humo que cubrió todo el anillo del coliseo berlinés. El olor a pólvora que impregnó la atmósfera perduró hasta el intermedio. Buscó Turquía igualar el tanto en propia puerta de Müldür y estuvo a punto de conseguirlo. Verbruggen sacó una mano prodigiosa a un remate a quemarropa de Kilicsoy en el descuento.

El famoso infierno turco existió para que su selección llegara con el alma donde no le llegaba con el juego. Eso sucedió mayormente en el inicio del partido. Países Bajos quiso imponer el peso de su historia y también su aparente superioridad técnica. Comenzaron gustándose los futbolistas de Koeman. Con Gapko tirando de repertorio y zancada y Memphis haciendo virguerías en la medialuna. La descarga inicial neerlandesa le dio para cercar la portería de Günok y apurarle con un par de disparos que no cogieron puerta.

Para capear el dinámico y amenazante juego neerlandés, Montella ordenó convertir los ataques de Turquía en un mano a mano aéreo entre Yilmaz y Van Dijk. El duelo fue precioso, con dos tanques yendo al choque. Ninguno lo rehuía. Cada balón largo hacia el atacante turco era una batalla extenuante que terminó por desactivar la jerárquica salida holandesa.

El talento turco

Fue el momento de Arda Güler. Orillado a la derecha, se convirtió en el dueño del tiempo y de la pelota. Solo los talentos excepcionales son capaces de manejar el juego acostados en una banda. El chico, además, tiene carácter para pedir la pelota en cualquier zona. Y abroncar a compañeros más veteranos si no se la dan o se la devuelven en malas condiciones.

Con 19 años, Güler no solo cargó sobre sus espaldas con su selección, se echó a lomos a todo un país que le idolatra. Le jalean cada toque y le veneran en los saques de esquina implorando que su delicada zurda dibuje centros indefendibles. No fue con la izquierda con la que enguantó el centro con el que el frentazo de Akaydin puso por delante a Turquía pasada la primera media hora. La envenenada rosca de Güler pasó por encima de un mal colocado Verbruggen y el poderoso central turco reventó la pelota en la red con su imperial cabezazo.

La locura invadió las gradas del Olímpico de Berlín. Turquía era una fiesta organizada por el descaro de Güler, las peleas de Yilmaz y el temple de Calhanoglou. No pintaba bien el partido para Koeman y sus futbolistas. Estos se fueron al descanso sobrepasados y tocados por el gol encajado y el ensordecedor ruido que tronaba.

Se la jugó Koeman en el segundo acto. Mandó a sus jugadores a cargar el área turca con un ritmo frenético. Había sentado a Bergwijn para dar entrada al tanque Weghorst con el fin de sacar rédito de tanto centro al área. Con todo, Güler pudo terminar de consagrarse con una falta sibilina que se estrelló en la base del poste. La curva que imprimió a la pelota fue diabólica. De aumentar la ventaja, Turquía pasó a tener que diferir el empate. Fue en uno de los muchos centros laterales que ya había puesto. El del empate vino procedente de un saque de esquina en corto. Memphis puso el balón en el punto de penalti y el testarazo picado de De Vrij fue incontestable.

Se desataron los neerlandeses y Müldür, si no hubiera marcado Gakpo igualmente, condenó a la eliminación a la Turquía del revalorizado Güler.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.
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