¿Hay que reescribir la historia de los récords en los 14 ‘ochomiles’?
Un estudio revela que solos tres de las 44 personas que han ascendido las montañas más elevadas del planeta pisaron todas las cumbres y, la mayoría, cometió un error en el Manaslu, la montaña de moda este otoño y cuya cima real queda escondida
El pasado 8 de julio, un pequeño seísmo sacudió la lista oficiosa de personas que han escalado las 14 montañas más elevadas del planeta, los llamados 14 ochomiles. Un informe concienzudo elaborado por un grupo diminuto de investigadores anunció en su web, 8000ers.com, que solo tres de ellos habían pisado efectivamente todas las codiciadas cimas: Ed Viesturs (EEUU), Veikka Gustafsson (Finlandia) y el nepalés Nirmal Purja. El caso de Nirmal Purja, conocido como el primero en pisar dichas cimas en 2019 en un tiempo récord de 6 meses, merece consideración al margen: regresó casi de forma furtiva en 2021 al Manaslu y al Dhaulagiri pero sin hacer público su error. Así que su récord, en opinión de los estudiosos, quedaría invalidado: no invirtió seis meses sino dos años, cinco meses y 15 días.
Pero la novedad más sorprendente tuvo que ver con la ausencia de Reinhold Messner en la lista de tres personas validadas. No podía ser. El hombre que inventó un reto a su medida, el primero en escalar las 14 míticas montañas (acabó en 1986) y sin usar oxígeno artificial ¿no había pisado escrupulosamente todas y cada una de ellas? Aparentemente, no: le faltó dar con el punto más elevado del Annapurna I, una montaña cuya cima es en realidad una arista que observa varias protuberancias sin que resulte sencillo saber cuál es la más elevada.
El detalladísimo informe del 8 de julio era un trabajo esperado, puesto que los mismos investigadores ya lanzaron un artículo en 2019 en el que aseguraban que, tras siete años revisando fotos de las 14 cimas, no tenían dudas de que muchos alpinistas no habían alcanzado el punto culminante especialmente en lo referido a tres montañas: Annapurna I, Dhaulagiri y Manaslu. Aquel artículo no aportaba nombres y apellidos y pocos pensaron que alguno de los 44 catorceochomilistas censados fuesen sospechosos. Pero, ¿sospechosos de qué? En ningún caso se habla de ‘engaño’ o de ‘trampa’ pero sí de ‘error’: por razones diversas, los montañeros creyeron realmente que estaban en lo más alto de la montaña, se fotografiaron y descendieron. La mayor parte de los errores se dan en el Manaslu, donde los fallos de apreciación han sido continuos desde hace décadas, lo que explica que ahora esté de moda: muchos quieren ser de los primeros en alcanzar la cima verdadera. Faltaba por ver cuántos regresarían a esta montaña para corregir su error. Sin embargo, el caso de Messner es singular: las fotos aportadas de su cima en el Annapurna lo sitúan realmente a unos 5 metros de desnivel de la cima y a 65 de distancia. En 2021, el diario The New York Times interrogó a Messner al respecto: “Si dicen que me quedé 5 metros por debajo de la cima en esa larga arista, me parece bien. Ni siquiera voy a tratar de defenderme. Si por esto dicen que todo lo que hice fue una mierda… que piensen lo que quieran”, declaró, visiblemente molesto.
El alemán Erberhard Jurgalski, alma del equipo de investigación, tiene claro que la “historia del himalayismo debería ser reescrita. Por muchas razones. Por ejemplo, no hay ninguna mujer que haya estado realmente en las 14 cimas, el desafío sigue abierto”, lo que afecta a Edurne Pasaban o Gerlinde Kaltenbrunner, que no estuvieron, según el estudio, en lo más alto del Manaslu y del Dhaulagiri. De acuerdo a las consideraciones y al trabajo del equipo de Jurgalski, tampoco figurarían alpinistas masculinos españoles en la lista: Juan Oiarzabal, Alberto Iñurrategi, Ferrán Latorre y Oscar Cadiach no alcanzaron al menos la cima verdadera del Manaslu, la montaña que la que ha fallecido recientemente la esquiadora norteamericana Hilaree Nelson.
Puede que el Manaslu observe la cima más escondida y traicionera de los 14 ochomiles. Alberto Iñurrategi, dibuja una mueca de desconcierto: “Recuerdo que seguimos la arista y en un punto esta descendía y no se veía ningún punto más elevado. Estábamos convencidos de que esa era la cima, pero tras ver el estudio parece que no, está claro que nos equivocamos”, reconoce con elegancia. Las pruebas recogidas por el especialista en análisis de imágenes, Rodolphe Popier, el mismo que arrojó sombras sobre la ascensión relámpago de Ueli Steck en el Annapurna en 2013, explican que desde el punto donde Iñurrategi y tantos otros se dieron la vuelta es imposible ver la cima verdadera, que se caracteriza por tener una parte rocosa con dos tonalidades diferentes, dato que señala sin equívoco el punto más elevado de la montaña. “No volveré al Manaslu”, explica Iñurrategi: “puedo vivir con el error: me quedé a unos 10 metros de desnivel y a 35 metros de distancia en línea recta, según el trabajo. La noticia no me afecta en lo personal pero valoro mucho el trabajo de investigación: es soberbio y necesario y ayudará a futuros candidatos a no cometer nuestros errores”.
Ferrán Latorre también se dio la vuelta en el Manaslu en el mismo punto alcanzado por la mayoría. “Pero es que encima subí dos veces: una con Pasaban, descendí la arista y volví a subir con mi novia. Así que hice cima dos veces en el lugar equivocado el mismo día”. Latorre también alaba el trabajo: “hay que ser muy friki para realizar semejante estudio, pero es bueno que salga a la luz. Yo, aunque reconozco que cometí un error, y seguramente el mismo en el Dhaulagiri, tampoco regresaré a estas montañas, pero he de reconocer que en lo personal me afecta. Siempre me han gustado las cimas, el momento único de estar allí arriba, donde no se puede subir más. Es algo romántico que ahora me va a faltar cuando hago el recuento mental de mis 14″, reconoce el catalán.
Este otoño había cierto morbo por saber cuántos de los afectados regresarían al Manaslu: la italiana Nives Meroi había anunciado su deseo de regresar para hacerse con ésta cima, y el alemán Ralf Dujmovits se encuentra estos días en el Manaslu para hacer lo propio. Pero el silencio o la indiferencia de la mayoría ha sido la respuesta más extendida, señala Jurgalski.
El estudio ha sacado a la luz otros fallos que resuenan con tristeza. Erhard Loretan, tercer hombre en adjudicarse los 14 ‘ochomiles’ tampoco alcanzó la cima del Dhaulagiri cuando abrió ¡en invierno! una nueva ruta en su cara este en 1985: “una fantástica ascensión pero sin cima. Se quedó a 14 metros de distancia al confundirla con un pináculo. Lamentablemente, tenemos que borrarlo de la lista. No es culpa nuestra: la verdad es la verdad y lo falso es falso, ya sea por accidente o con mala intención”, explicaba en su informe Jurgalski.
La ascensión más respetada de la historia del Himalayismo se dio en 1985, cuando el polaco Voytek Kurtyka y el austriaco Robert Schauer escalaron la cara oeste del Gasherbrum IV, que ni siquiera es un ‘ochomil’ (mide 7.925 m). Abrieron una ruta de otra era y no alcanzaron la cima. La cima es la cima, sí… y resulta sumamente importante cuando solo se valora la fotografía en lo más alto. El alpinismo más genuino concede, en cambio, más importancia al estilo, a la ética y a los medios empleados para alcanzarla… aunque sea preciso volver sin otra cima que la satisfacción.
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