| 1 | 2 | 3 | 4 | T | |
|---|---|---|---|---|---|
| IND | 32 | 23 | 33 | 29 | 117 |
| DET | 35 | 36 | 30 | 21 | 122 |
Los Pistons resurgen a lo grande en la NBA: ecos de anillo tras igualar la mejor racha de la historia de la franquicia y emular a los ‘Bad Boys’
Detroit acumula ya 13 victorias consecutivas, un registro que sitúa al grupo liderado por Cade Cunningham a la altura de los ‘chicos malos’ de 1990 y su último equipo de campeonato en 2004


Hace exactamente dos años, también un 24 de noviembre, los Detroit Pistons sumaban la 13ª derrota consecutiva del curso en casa de los Indiana Pacers. Y les quedaban otras 15 rumbo al peor registro de la historia de la NBA (28). Ahora, en el mismo escenario y contra el mismo rival, la franquicia acaba de subrayar su brillante renacimiento, que arrastra ecos de los últimos anillos para la ciudad. Con un triunfo por 117-122 a domicilio, el equipo comandado por Cade Cunningham igualó la mejor racha de victorias del conjunto (13), un hito que les sitúa a la par de los Bad Boys de 1990 y los Goin to Work Pistons de 2004, ambos equipos que terminaron alzándose con el campeonato.
“Significa mucho, venimos de muy lejos, trabajando duro. Es una marca bonita, aunque toca seguir acumulando victorias”, comentó Cunningham, líder del grupo, nada más terminar un encuentro muy significativo. Ahí estaba él cuando terminaron con 14 triunfos y 68 derrotas hace dos cursos. Y ahora son líderes de la Conferencia Este con 15 victorias y tan solo dos tropiezos. “Jugamos para los Detroit Pistons, una franquicia histórica. Poder hacer historia aquí, y así, es algo muy especial”, ahondó el base estadounidense de 24 años, número uno del Draft de 2021.
YOU KNOW THE PISTONS WON AGAIN pic.twitter.com/jErdcFI7rR
— Detroit Pistons (@DetroitPistons) November 25, 2025
Hacía más de 20 años que Detroit esperaba este momento, y la penitencia en la Motown’ llegó a ser tan prolongada que por el camino batieron también el récord de derrotas seguidas en los playoffs (15). Fue el mismo grupo capitaneado por Cunningham quien tumbó ese muro el curso pasado, los primeros brotes verdes que ya son bosque ahora. El gran momento y la nueva identidad del conjunto entrenado por JB Bickerstaff ha desembocado en un mote a la altura de los mejores tiempos de la franquicia. “Tenemos una banda de perros desagradables”, comentaba hace apenas una semana el técnico. Los Nasty dogs en inglés. El concepto ha calado.
“Hay algo de crudeza en ellos, y es lo divertido de nuestro grupo. Les gusta cuando se pone espeso, desagradable y feo. Allí prosperan. Nos gusta llevar a los rivales a ese sitio, sacarles de sus casillas y ver cómo responden”, desarrollaba el preparador al intentar definir la identidad de sus pupilos. Como siempre fueron sus equipos de campeonato en el pasado, los Pistons vuelven a ser eminentemente un equipo de valores defensivos. Son la segunda mejor defensa de la NBA —tan solo por detrás de los inalcanzables Oklahoma City Thunder, vigentes campeones con un balance de 17-1— y el tercer equipo con más tapones (6) y robos (10,2) de media en toda la liga. También el que más balones divididos recupera (6,2) y victorias ha logrado en partidos apretados (10).
El motor de todo ello es, sin duda, Cunningham, una superestrella en ciernes. “Comparece cada noche y hace lo que es necesario para que el equipo gane. A veces no tira ni una sola vez a canasta en el primer cuarto, a veces arranca en el segundo. Pero siempre puedes contar con él en el último período”, le elogia Isiah Thomas, dos veces campeón de la NBA con los Bad Boys y miembro del salón de la fama. “Me recuerda a cuando Nikola Jokic empezó a elevar su nivel. Los grandes jugadores encuentran la manera de ganarte haciendo mejores a sus compañeros, y ahí es donde está Cade ahora mismo”, agrega la leyenda de Detroit, que también menciona el estilo de Magic Johnson al referirse al faro de su antiguo equipo. El chaval de Arlington promedia 27,1 puntos, 6 rebotes y 9,6 asistencias esta campaña con un 44,4% de acierto en tiros de campo.
Su exigencia es mayúscula, y por eso no sonrió anoche tras la señalada victoria. “No pensamos en la racha, sino en dar la mejor versión de nosotros, y esta noche no la hemos dado, así que con eso no estoy contento”, destacó el base, autor de 24 puntos, 11 rebotes y seis asistencias, incluido el gancho bajo el aro en el minuto final que espantó el amago de remontada de los Pacers durante el minuto final. Los finalistas del curso pasado, sin su estrella Tyrese Haliburton, acumulan 15 derrotas por tan solo dos victorias. “Tenemos que ser más avariciosos. En el tercer y último cuarto hemos bajado la guardia defensiva, y voy a insistir en ello: nuestra defensa es nuestra identidad. Nunca podemos darnos por satisfechos, esa debe ser nuestra mentalidad”, subrayó Bickerstaff.
Para rodear a Cunningham, Detroit cuenta con una buena mezcla de juventud y veteranía. Destaca el pívot titular, Jalen Duren, una máquina del doble-doble con promedios de 20,3 puntos y 11,5 rebotes este 2025. A sus 22 años, forma un demoledor tándem para el bloqueo y continuación con el base, piedra de toque de un esquema ofensivo algo necesitado de tiro. Duncan Robinson, veterano alero y triplista reputado de 31 años, es el único que cubre ese puesto con garantías. Ausar Thompson, escolta de 22 años y número cinco del Draft de 2023, completa el perímetro, mientras Tobias Harris ha apuntalado el quinteto durante la baja de Jaden Ivey, número cinco del Draft en 2022. Desde el banquillo, destaca la aportación de Isaiah Stewart, uno de los mejores defensores de la pintura este curso.
Los rivales también ven las similitudes entre los Nasty Dogs y los mejores equipos de la historia de la franquicia. “Este equipo se ha construido de forma parecida a los Bad Boys y a los Pistons de mi época. Son físicos, duros, profundos. Son un espejo de la personalidad de la ciudad, y están muy bien entrenados. Están dejando claro que van muy en serio”, valoró Rick Carlisle, entrenador de Indiana y expreparador de Detroit la temporada anterior a su último título en 2004. Roto de una vez por todas el maleficio, y todavía con el mal sabor de boca por la eliminación contra los Knicks en la primera ronda de playoffs el curso pasado, buscarán poner el broche a su maravillosa racha este miércoles contra los Celtics, uno de sus rivales históricos durante aquellos finales de los noventa donde Thomas, Dumars, Rodman, Laimbeer y compañía se colaron a una fiesta a la que nadie les había invitado.
“Desde el día en que llegué me di cuenta de que nadie estaba satisfecho con lo que pasó el año pasado. Es un reto divertido, pero fácil con este grupo. Todos tienen mucha ambición, todos quieren más”, constata Robinson, una de las incorporaciones de verano. En Detroit, la ilusión está por las nubes tras décadas de nubarrones.
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