El exigente primer clásico de Will Clyburn: ante las dudas, el Barcelona necesita a su ‘killer’

Grita Joan Peñarroya y se desgañita a su vera Zeljko Obradovic, pero los decibelios del Stark Arena de Belgrado, olla a presión en la que se agolpan 20.000 gargantas, desactivan cualquier atisbo de comunicación a 40 segundos del bocinazo final. Nada parece afectar a Will Clyburn, que, con el partido en una posesión, toma el balón, bota, recula, vuelve a botar y lanza desde el logo para enmudecer al pabellón del Partizan y desatar el estupor en las gradas. Una jugada, la última del brillante alero estadounidense en la Euroliga, que bien podría resumir el desempeño de este Barcelona: capaz de asaltar las plazas más temidas en Europa y de consumar solo dos días después ante el UCAM Murcia su tercera derrota de la temporada en el Palau.

Los azulgranas miden este viernes esa galopante irregularidad ante su némesis deportiva, el Real Madrid (20.30, Movistar+). Será el primer clásico de Clyburn, que, llegado a la ciudad condal este mismo verano, se ha enfrentado a los blancos en 19 ocasiones con las camisetas de Darussafaka, CSKA de Moscú, Anadolu Efes y Virtus Bolonia. Con un balance de nueve victorias y diez derrotas, el alero de Detroit promedia ante el Madrid 13,5 puntos, seis rebotes y una asistencia por partido, números prácticamente calcados a los que ha registrado en sus diez temporadas en Euroliga.

Con la presencia de Tornike Shengelia en el aire, aquejado de un esguince de tobillo tras el último lance del encuentro liguero ante el UCAM Murcia, Clyburn está obligado a dar un paso al frente ante el Madrid. MVP de la Final Four de 2019, cuando saboreó la gloria continental con el último gran CSKA, y miembro de los mejores quintetos de la Euroliga ese mismo curso y en 2021, el estadounidense ha de recuperar una consistencia que, a sus 35 años, no parece tan garantizada como antaño.

Indispensable como en pocas ocasiones esta temporada, el buen desempeño del alero de Detroit no será, en cualquier caso, suficiente para que el Barça tumbe este viernes al Real Madrid en el Palau, algo que no sucede en la Euroliga desde 2022, cuando los azulgranas, dirigidos entonces por Saras Jasikevicius, doblegaron a un Madrid que acabaría ganando aquella Euroliga con una canasta in extremis de Sergio Llull. Así, Kevin Punter, Jan Vesely, Tomas Satoransky y Darío Brizuela deberán acompañar a Clyburn para que su equipo ponga fin a una racha de cuatro derrotas consecutivas en Europa (ocho entre todas las competiciones) ante los blancos, urgidos de un triunfo a domicilio que todavía no conocen en Euroliga bajo los mandos de Sergio Scariolo.

Para ello, está por ver si Peñarroya podrá contar con Shengelia, de vuelta a los entrenamientos este jueves, y con otra de las piezas más importantes de su engranaje ofensivo: Nicolás Laprovittola. Lesionado del muslo izquierdo en el duelo europeo del pasado 3 de octubre ante el Panathinaikos, el base argentino volvió a ejercitarse este miércoles con el grupo, por lo que podría contar con minutos en un choque fundamental para su equipo. “De momento no estamos consiguiendo esa comunión de otras épocas con el Palau”, reconoció esta semana el técnico azulgrana en el Què t’hi jugues! de la Cadena SER. “Necesitamos hacer un esfuerzo mayor para que nuestros aficionados se sientan bien representados. Y para demostrarlo, qué mejor que un partido como el clásico”.

Confiado con el desempeño en pista de los titulares, entre los que se encuentra, por supuesto, Clyburn, el técnico de Tarrasa señaló en su última rueda de prensa a la segunda unidad, a quien pide más para, entre otras cosas, no encajar 34 puntos en el primer cuarto como sucedió el pasado domingo ante el UCAM Murcia. Concienciado por el efecto de sus palabras, más aún antes de un partido de tal magnitud, Peñarroya quiso rebajar este jueves peso al asunto. “Necesitamos que todos sumen”, sentenció. “El año pasado no conseguimos ganar ningún clásico, pero estoy seguro de que si lo hacemos ahora nos daría un plus de motivación”.