Jon Rahm: “No siento que no haya ganado nada”
El vasco, noveno en el Open de España, llega a fin de curso sin ninguna victoria individual por primera vez en su carrera


Un sabor agridulce pasa por la garganta de Jon Rahm cuando cierra su concurso en el Open de España lejos del líder. En un platillo de la balanza, el liderato en la clasificación final de LIV por segundo curso seguido, la primera victoria general por equipos con Legión XIII en la Liga saudí y el histórico triunfo con Europa en la Ryder Cup de Nueva York. En el otro, un hecho insólito en su carrera: por primera vez desde que saltó a profesional a mediados de 2016, el golfista vasco cierra un curso completo sin ninguna victoria individual. Y entre medias, su papel en los grandes de 2025: 14º en el Masters, octavo en el PGA, séptimo en el US Open y 34º en el Open Británico.
“No siento que no haya ganado nada”, afirma Rahm al terminar el Open con -10, noveno a cinco golpes de la cabeza que comparten Marco Penge y Daniel Brown (el primero vence en el desempate). “En este camino nuevo que llevamos en el golf he conseguido muchas cosas, ganar la Liga individualmente y por equipos y la Ryder. El sentimiento no es que no haya conseguido nada. He logrado tres victorias diferentes, así que muy satisfecho”, comenta. El triunfo europeo en Nueva York le ha concedido una invitación para jugar el torneo final del circuito europeo en Dubai, del 13 al 16 de noviembre, aunque “seguramente” rechace participar y afronte más de tres meses de descanso hasta la próxima temporada.
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El escenario de LIV parece que se le ha quedado pequeño a Rahm, campeón por puntos en los dos cursos que ha disputado la Liga saudí desde el terremoto que supuso su fichaje en diciembre de 2023. En su primera temporada hizo pleno de clasificaciones entre los 10 mejores en cada cita que jugó y celebró dos copas; en esta, 12 top ten en 13 torneos, y un undécimo puesto la única vez que salió de ese grupo. Esa regularidad le aupó al liderato final (y a otro bonus de 18 millones de dólares) pese a no sumar ninguna victoria parcial y a los cinco triunfos de Joaquin Niemann. Rahm fue cuatro veces segundo y en dos de esas ocasiones cedió en un desempate.
Apenas el chileno y DeChambeau han supuesto una amenaza real para el español, huérfano de más rivales de su talla como Scheffler y McIlroy, estrellas del circuito americano. La escisión del golf supone que Rahm apenas pueda verse las caras con el número uno y dos mundial en los grandes, 16 rondas al año. Esa atmósfera menos competitiva ha limado el colmillo del ganador de dos grandes (US Open de 2021 y Masters de 2023), como él mismo admitió al rebajar el valor de clasificarse entre los 10 mejores en las citas de 54 jugadores de LIV: “Es más fácil al haber menos participantes”.
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Para alguien que podía discutirle el número uno mundial a Scheffler por su constancia en la élite, la Liga saudí se ha convertido en un patio de juegos que no mide fielmente su nivel como sí lo hacía el PGA Tour. Cuando se ha enfrentado a torneos tradicionales a cuatro rondas y ante más y mejores rivales, tampoco ha mordido metal. Además de los cuatro grandes, ha pisado tres citas del circuito europeo: no pasó el corte en el Hero Dubai Desert Classic en enero, fue 13º en Wentworth antes de la Ryder y noveno en el Open de España a la espera de saber si compite en noviembre en Dubai. Desde 2017, ocho cursos seguidos, había festejado al menos dos victorias por año. Ninguna en 2025. El contador de triunfos se ha detenido en 22 y en el ranking mundial ha descendido hasta el puesto número 73 (LIV no puntúa).
Jon Rahm firmó el último gran contrato de la Liga saudí. Puede que el vasco pensara entonces que la paz con el PGA Tour estaba cerca de firmarse y que podría seguir midiéndose a los mejores. No ha sido así, sino que a los 30 años ha perdido parte de esa competencia que impulsa a superarse. El vasco habla de “otro camino”, del golf por equipos, mientras mira ya al próximo curso y a recuperar el sabor dulce de una victoria en solitario.
La resignación de Sergio García
Sergio García tiene 45 años y la furia juvenil de cuando se ganó el apodo de El Niño. El castellonense firma una tarjeta de -3 en su primer Open desde 2019. El público le aplaude pero él termina con el morro torcido y tirando la bolsa de palos. “La experiencia ha sido muy buena por la gente, pero mala por el juego”, asegura. El curso se ha acabado para él sin cumplir el mínimo de torneos para conservar la tarjeta del circuito europeo, pero García se muestra “encantado” con no volver a jugar “probablemente hasta febrero”: “Es lo mejor que tengo en mi vida en este momento”. El español dice que hay “muchas cosas que arreglar” con el circuito, y sobre la pérdida de derechos para el tour se resigna: “Pues nada, suspendido y el año que viene a hacerlo mejor”.
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