El doloroso primer abandono de Laia Sanz en el Rally Dakar: “Tarde o temprano, este momento tenía que llegar”
La piloto catalana no podrá completar la prueba por primera vez en 15 participaciones después de topar con una roca y la mala suerte en su cuarta tentativa en coche
En una carrera de dos semanas y 7.000 kilómetros, es difícil aceptar que unos pocos metros, incluso centímetros, puedan dar al traste con todo el primer día. Pero así es el Rally Dakar. Para Laia Sanz i Pla-Giribert (Corbera de Llobregat, Barcelona; 39 años), el fatídico desenlace de la primera etapa en su 15ª participación significa el primer abandono de su trayectoria en la carrera. “Tarde o temprano, este momento tenía que llegar. No quería que fuera este año, pero en esto también influye la suerte, por mucho que me la hubiera trabajado a pulso”, cuenta la piloto catalana a EL PAÍS. En medio de una polvareda densa mientras rodaba detrás del Toyota de Giniel de Villiers, una piedra en el camino —literalmente— hizo que su coche volcara de forma violenta y rompiera una de las barras de acero que conforman la caja de seguridad del vehículo.
Aunque ella y su copiloto italiano Maurizio Gerini rechazaron las asistencias para reparar su CRT-6 de Century Racing accidentado en el kilómetro 330 y lograron subsanar los desperfectos para cruzar la meta con dos minutos de margen sobre el tiempo límite establecido, los comisarios de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) les dieron la peor noticia cerca de la medianoche del sábado. Esa barra dañada se había hundido dos milímetros, y la normativa es tajante en estos casos que afectan al corazón del chasis del vehículo: no podían continuar por seguridad. “Se entiende, pero duele. La FIA debe ser muy exigente con los temas de seguridad y toca aceptarlo, por mucho que los ingenieros del equipo dijeran que no iba a pasar nada”, agrega desde Bisha, con el resto de la caravana disputando ya la exigente etapa de 48 horas.
“Ha sido una noche dura, pero esta mañana ya estoy un poco más animada. Es difícil ver a todo el mundo salir a la etapa y duele bastante quedarse aquí, pero hay que tomárselo con filosofía y trabajar para el siguiente, no queda otra”, cuenta Sanz. Venía de una racha de 14 finalizaciones en 14 participaciones previas, 11 de ellas en moto, donde llegó a firmar una novena posición histórica para las mujeres en la edición de 2015. Sin apenas haber podido pegar ojo por la frustración acumulada, la española pone en perspectiva los logros acumulados en su trayectoria: “Lo que he logrado hasta ahora ha sido muy bestia, y si me pongo a pensarlo, lo valoro mucho”. Eso no le quita el mal sabor de boca tras haber logrado la primera posición en vehículos de tracción a dos ruedas (4x2) en el prólogo de 2025 y haber llegado a Arabia Saudí con la intención de ganar la carrera en su categoría, donde fue tercera el año pasado —15ª en la general absoluta—.
Aunque Sanz tiene la condición de leyenda del Dakar, un distintivo que otorga la propia organización, la piloto pionera en motos y competitiva desde su primera participación en coches asegura que nada de eso sirve cuando tiene que buscar proyecto para continuar un año más la aventura. “No es fácil contar con oportunidades. Hay muchos factores en juego, desde las políticas de las marcas punteras hasta la misma suerte, el poder estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. Cuando corría en motos estuve en una situación similar y nunca hubiera imaginado que terminaría por correr para los equipos oficiales de Honda, KTM o GasGas. Hay que soñar y pensar que un día puede llegar”, reflexiona.
El presupuesto para competir en coche es mucho más abultado que en moto, y recabar financiación y patrocinadores es un órdago incluso para una figura de su calibre. “Tengo que remar todo el año, y más de una vez me he visto más fuera que dentro”, subraya. Uno de los hándicaps invisibles de Sanz es el que afectó en el pasado a Cristina Gutiérrez, que disfruta ahora de una oportunidad histórica como piloto oficial de Dacia. Sin ese apoyo de una marca, es imposible prepararse bien para la carrera, hacer pruebas en el desierto y participar en rallies de calentamiento como el de Marruecos. Otro problema es la prioridad que la FIA otorga a los vehículos que corren el Mundial de rally-raid al completo, lo que acostumbra a retrasar a quienes no pagan por esa inscripción en el orden de salida etapa tras etapa. Este año, la catalana apenas había podido rodar con vehículo alguno debido a sus ajustadas cuentas.
Sanz, a pesar del mazazo, sigue siendo positiva de cara al futuro, especialmente cuando mira a quienes le rodean en la caravana dakariana. “Hasta ahora ninguna mujer había despuntado tanto desde la victoria de Jutta Kleinschmidt, probablemente por una falta de mujeres. Esta generación que formamos con Cristina y Sarah Price, entre otras, ha demostrado que con oportunidades, las mujeres estamos al nivel de pilotaje de los hombres”, señala. “Cada vez somos más, y solo hay que ver el ambiente en el vivac para darse cuenta de ello. Somos unas 50 pilotos y copilotos, pero también hay ingenieras, jefas de equipo o mecánicos. Todo esto ha cambiado mucho, y todavía me acuerdo que hace no tanto estaba yo sola en los campamentos”, concluye.
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