Barcelona y Palma se citan en la final de la Champions de fútbol sala
En las semifinales, el equipo azulgrana se impone al Sporting (5-4) y el mallorquín al Benfica (4-4, en los penaltis)
La soberanía del fútbol sala en Europa quedó definida en la Península Ibérica por más que se disputara en Armenia, duelo del balón con un pequeño muro de por medio, de España a Portugal y viceversa porque dos conjuntos de la LNFS -el Palma y el Barcelona- se verían las caras contra dos contendientes lusos, el Benfica y el Sporting. La pelota, el fútbol y el triunfo se quedó en España, capaz el conjunto mallorquín de superar al Benfica en la tanda de los penaltis tras un vibrante empate (4-4); superior aunque con sudores el Barça a su oponente (5-4), deseoso ahora de conquistar su quinta corona europea. La final a la vuelta de la esquina, este domingo (18.00. Dazn).
Comenzó torcido el encuentro para el Barça, que al abrir el telón, apenas 54 segundos, recibió un gol de estrategia, una volea sensacional de Tomás Paçó que superó a un Dídac que solo vio la pelota cuando se alojó en la red. Pero el equipo de Velasco, gobernador de la pelota, logró recomponerse con tantos de Touré -un poco de chiripa porque su saque de banda lo desvío con la bota un rival- y Adolfo, habilidoso para poner el remate a un pase de Catela, el mejor del encuentro, siempre la brújula azulgrana. Sucedió que el Sporting con poco hizo mucho, defensa dura y contras letales, dos tantos más para poner el miedo en el cuerpo azulgrana. Pero de eso no entiende Catela, que se marcó una gran jugada para darle el balón a Antonio, que puso las tablas antes del entreacto (3-3).
Tras la reanudación, Catela volvió a pedir el balón y el protagonismo, también los flashes porque recibió, recortó y soltó un latigazo que quitó las telarañas de la escuadra, de nuevo el Barça por delante. Insuficiente para descomponer al Sporting, que encontró en Tatinho la bota del gol, el empate. Momento de tensión, de juego entrecortado, de las defensas imponiéndose a los ataques, minutos de crecimiento de un Sporting que no pudo, sin embargo, con Dídac. Sí lo hizo Matheus sacándose el bombín, recibiendo de espaldas para descontar al rival con un movimiento de caderas y de pies, con un trallazo que encontró la portería. Apretó el Sporting y el Barcelona cambió de terció, más equipo que individualidades, otra vez con San Dídac sacando manos y pies a destajo, victoria al fin y al cabo.
Tampoco fue un duelo sencillo para el Mallorca Palma Futsal, que siempre fue a remolque y a rebufo frente a un Benfica que se imponía desde la posesión, con el balón en los pies y las ocasiones por bandera. Un fútbol que no encontraba réplica en el conjunto de Antonio Vadillo, que movía las piezas y se desgañitaba en la banda, preocupado con razón. Sobre todo porque llegó el 1-3 y porque expulsaron a Ernesto; porque también se firmó el 2-4 portugués cuando apenas quedaban tres minutos para que acabara el encuentro. Parecía todo perdido. Sólo lo parecía.
Primero Marcelo y luego Gordillo hicieron diana para llevar el envite a la prórroga, para defender su laurel europeo. No hubo más goles y el partido se citó en la ronda de los penaltis, donde el Palma se impuso (4-3) para sentenciar un encuentro de lo más sufrido, también para explicar que su título en el curso anterior no fue, ni de lejos, de casualidad. Ahora se batirá con el Barcelona en la final, la crème de la crème.
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