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Cae el récord del mundo más antiguo del atletismo masculino

Con un lanzamiento de 74,35 metros, el jovencito lituano Mykolas Alekna, de 21 años, aliado con el viento, borra los 74,08 metros de Jürgen Schult, vigentes desde hace 38 años

Récord atletismo masculino
Mykolas Alekna, en los pasados Mundiales de Budapest 20223.Patrick Smith (Getty Images)
Carlos Arribas

En Ramona, Oklahoma, donde, dicen los poetas del medio oeste, el viento llega barriendo la pradera y levantando el polvo de los campos de petróleo abandonados, Mykolas Alekna hizo planear el domingo por la tarde, madrugada del lunes en España, un disco de dos kilos más lejos que nadie en la historia, hasta alcanzar 74,35 metros. Borró así, como el viento que borra los caminos, el récord del mundo más viejo del cuadro del atletismo masculino, el que el alemán oriental Jürgen Schult había fijado, imborrable como escrito en piedra, el 6 de junio de 1986, en 74,08 metros.

El recorrido del récord, 27 centímetros en casi 38 años, es un viaje que simboliza la revolución cultural que ha vivido el atletismo las últimas cuatro décadas. Un viaje que lleva la excelencia a Estados Unidos desde los viejos dominios del Este, reino de los anabolizantes y dopaje de Estado, maravilla de la técnica también, aún presentes en el ránking con el récord mundial de martillo (86,74 metros) que el ucranio Yuriy Sedykh batió el 30 de agosto de 1986 y es ahora el más antiguo.

Mykolas Alekna es un lituano gigante (dos metros, 110 kilos) y jovencísimo, 21 años y 200 días, educado los últimos años con los Osos Dorados de la Universidad de California en Berkeley, donde estudia psicología y con los que bate no solo récords de distancia, sino también plusmarcas de precocidad en una especialidad en la que suelen primar la edad, la madurez muscular, la experiencia. Mykolas es un atleta aún en formación que llega quemando etapas. A los 19 años, en Múnich 2022, fue el más joven campeón de Europa de la historia; a los 23, plata en Eugene, Oregón, el más joven medallista en un Mundial. Un vendaval más fuerte aún que el de las praderas resecas de Oklahoma, que arrastra abrojos y viejas cabañas de madera y que buscan los lanzadores de todo el mundo para lograr sus mejores marcas. Pura física y aeronáutica: lanzado contra el viento el disco mantiene el movimiento giroscópico sobre su eje a más velocidad que el movimiento lineal y sigue avanzando después de haber alcanzado su punto álgido Tres días antes del prodigio lituano, la cubana Yaimé Pérez agarró el mejor viento y lanzó el disco hasta 73,09 metros, la mejor marca mundial en los últimos 35 años.

Su viaje hasta el récord comenzó quizás en los genes de su padre Virglijus Alekna, de 52 años ahora, chófer y guardaespaldas del presidente lituano en sus tiempos, doble campeón olímpico y doble campeón mundial de lanzamiento de disco que poseía hasta ayer el récord de su país y la segunda mejor marca mundial de la historia (73,88 metros). Enviando a su hijo menor (el mayor, Martynas, también es discóbolo, pero más modesto, de solo 67 metros) a una universidad californiana eligió un cambio de escuela y de filosofía del lanzamiento que el entrenador del nuevo recordman Mo Saatara explica como un maestro de danza puede explicar cómo enseñar a bailar el chotis a un oso. “Es un atleta muy explosivo. Súper, su coordinación es genial. Tiene mucha potencia de lanzamiento y su lanzamiento… no sé, no hay mucha gente en la tierra que pueda hacer eso, que tenga esa capacidad”, decía recientemente Saatara en la revista Track and field news. “Nuestra preocupación es la técnica, no las marcas, y la técnica, el ritmo, avanza muy bien. Ya conoce los puntos posicionales en los que debe conseguir y sabe mover el disco, ahora se trata de ritmo, de cómo conseguir la velocidad y la inercia más altas para maximizar su fuerza”.

Saatara habla de ritmo y velocidad como los técnicos cubanos y en cierta forma desprecia la fuerza bruta, el músculo. El padre de Mykolas medía lo mismo, dos metros, pero en forma pesaba 20 kilos más, 130. “No soy muy partidario de forzar demasiado las cosas. Creo que si empiezas a presionar demasiado a los atletas, y especialmente en el desarrollo de la fuerza, empiezas a meterte en cosas arriesgadas. Mykolas es muy, muy joven para el disco, y con el tiempo se hará más fuerte, más potente y cosas así, pero antes de hacer nada, siempre nos preguntamos: ¿Ayuda al lanzamiento o es perjudicial? ¿Ayuda a lo más importante, la preparación para los Juegos de París?”, dice Saatara. “Quizá pueda aumentar más el trabajo con las, pero ¿le está ayudando a ser mejor lanzador? Tal vez, no lo sé. Quizá un press de banca de 230 kilos o una sentadilla de 320 kilos puedan ayudar a alguien, pero creo que para el disco no sé si eso es realmente útil. El disco solo pesa dos kilos, ¿cuánta potencia necesitas? ¿Cuánta fuerza máxima necesitas? Creo que la flexibilidad y la explosividad, ese tipo de cosas, son mucho más importantes para el disco que cualquier otra cosa”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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