La casa gana como nunca con el primer Super Bowl organizado en Las Vegas
Las proyecciones indican que se jugarán 23.000 millones de dólares en la primera final de la NFL disputada en la capital mundial de las apuestas
Dos enormes caballos clydesdale entraron la tarde del jueves a un casino de Las Vegas. Parece el inicio de una broma, pero no lo es. Los animales, algo más grandes que unos percherones, fueron utilizados como parte de un ardid publicitario de una popular marca de cerveza. El improbable evento, ocurrido dentro del South Point, prueba una vez más que todo puede pasar en la semana del Super Bowl. La gran final del fútbol americano ha llegado por primera vez a la capital mundial del juego. Este domingo, más que nunca, la casa no perderá en el choque entre San Francisco y Kansas City. Los 49ers y los Chiefs no solo se disputan un campeonato. También están por batirse marcas en la pujante industria de las apuestas deportivas.
Las proyecciones indican que el Super Bowl 58 provocará un cruce de apuestas que ronda los 23.000 millones de dólares. Esta cantidad se aproxima al presupuesto de la agencia federal de protección ambiental. El año pasado estuvieron en juego 16.000 millones en Arizona, donde Patrick Mahomes derrotó a Filadelfia (38-35) para conquistar su segundo título con los Chiefs. De acuerdo a la American Gaming Association, unos 68 millones de estadounidenses se jugarán algo el domingo. Es un 35% más comparado a quienes lo hicieron en la final anterior.
“En el frente de las apuestas esperamos récords históricos. La liga ha trabajado arduamente los últimos años para establecer las reglas básicas de las apuestas deportivas y asegurarse de que no haya un mercado ilegal”, ha asegurado esta semana Brendon Plack, vicepresidente de asuntos públicos de la NFL. Tan solo en Nevada, los casinos calculan que tendrán en mano al menos 180 millones de dólares en apuestas el día de la final. Es una cifra conservadora. Representa el récord fijado en 2022 en el Super Bowl entre los Rams y los Bengals.
Billy Walters, un empresario de 77 años y leyenda local, señaló el jueves que hará una “pequeña” apuesta en favor de Kansas City. Pondrá de su bolsillo entre 500.000 y un millón de dólares. Su fe está en Mahomes, dos veces ganador del MVP, para extender una supuesta racha de ganancias de 36 años que fue interrumpida en 2017 cuando fue a prisión por fraude.
Roger Goodell, el comisionado de la liga, dio un manotazo sobre la mesa recientemente para frenar el furor que un Super Bowl en Las Vegas ha despertado. A inicios de febrero envió un memorando a los 32 equipos de la liga para recordarles que ningún jugador de la organización puede apostar ni debe compartir información interna. Para esta semana está vigente una excepción que permite a los deportistas participar en juegos de casino a menos de que pertenezcan a los equipos de San Francisco o Kansas.
La NFL se adaptó con rapidez a los nuevos tiempos que trajo un fallo del Supremo en 2018. Los togados declararon entonces inconstitucional una ley de 1992 que prohibía las apuestas deportivas. La decisión dibujó el camino para legalizar una industria que permanecía en la clandestinidad y en la que los estadounidenses se han dejado 245.000 millones de dólares desde entonces. Hoy el juego es legal en todo el país, excepto en 12 Estados. Maine, Massachusetts y Vermont podrán apostar por primera vez este 2024.
La transformación de la liga puede verse en Radio Row, la zona de medios de la NFL. Las casas de apuesta virtuales tienen allí platós que rivalizan en tamaño y contenidos con los de las grandes cadenas televisivas. FanDuel, que se convirtió en 2021 en uno de los tres socios de la NFL para el juego, ofrecía en su set entrevistas con jugadores en activo, entre ellos el corredor de los Rams de Los Ángeles, Puka Nacua, quien este jueves quedó en segundo lugar en las votaciones de novato ofensivo del año.
“Este es un gran momento para mostrar nuestra oferta”, asegura Stephen Miraglia, el portavoz de DraftKings, otra de las grandes compañías de la industria. La empresa produce estos días desde Las Vegas 77 horas de programación dirigida al público que se jugará unos dólares en los detalles más pequeños del partido. “Hay una demanda en auge de este tipo de contenido, por eso cada vez producimos más”, indica Miraglia.
Los casinos están repartiendo estos días sus menús de props, las proposiciones para tomar una apuesta. El Circa espera a 2.500 personas el domingo y ofrece varias combinaciones de apuestas en un catálogo de 14 páginas. Un pequeño ejército de 900 empleados tomarán apuestas este fin de semana en las opciones más tradicionales, como el primer equipo o jugador en anotar, el total de puntos que se marcarán, qué jugador ganará el MVP… Y así hasta llegar a los eventos más improbables. Entre estos que el marcador sea un Scorigami, un resultado inédito en la historia de la NFL; que un jugador complete un pase a sí mismo o que un pateador haga un placaje. Casi 7 de cada 10 apuestas se fijan en proposiciones de este tipo.
Los fanáticos también podrán jugarse unos dólares a merced de Taylor Swift, la gran estrella del pop y novia del receptor de los Chiefs, Travis Kelce. Los casinos Station darán la opción de apostar si Kelce tendrá más recepciones en la final que álbumes de platino ganados por su pareja (diez). Otras organizaciones pretenden aprovechar la Swiftmanía con props más juguetonas: de llegar al estadio, ¿cuántas veces será mostrada Swift en la transmisión? ¿qué color de lápiz labial usará? Este tipo de apuestas, no obstante, no han sido autorizadas en Nevada.
“Es surreal que esta ciudad albergue este juego”, ha dicho a Las Vegas Sun Jay Kornegay, vicepresidente del casino Westgate. El directivo recordó a la prensa local que hace algunos años la ciudad no podía ni siquiera anunciarse en las transmisiones del juego. “Siempre fuimos apartados de los deportes en vivo por los cimientos de esta ciudad, que son las apuestas deportivas”, aseguró. Hoy la ciudad está a la espera de la llegada de un equipo profesional de baloncesto y béisbol para tener representantes de todas las grandes ligas de Estados Unidos.
Ludópatas en silencio
Billy Walters, un empresario de Las Vegas caído en desgracia, confesó el año pasado en una autobiografía que el golfista Phil Mickelson había apostado junto con él unos 1.000 millones de dólares en competencias deportivas. La revelación forzó al deportista a hablar con honestidad de sus problemas por el juego. La admisión de Mickelson, en un post de redes sociales, es una excepción para una enfermedad que suele sufrirse en silencio.
El boom que vive la industria del juego no ha sido acompañado en Estados Unidos de un esfuerzo por combatir la adicción. El estudio más importante para conocer cuantos ludópatas hay en Nevada se realizó hace más de 20 años. Este indica que solo el 6% sufría de este problema. Sobre el terreno, las cosas son diferentes. Apostadores Anónimos organiza cada semana en Las Vegas más de 100 reuniones semanales en donde los habitantes de la ciudad hablan sobre la falta de control. De acuerdo a esta organización, entre 400 y 500 personas reciben ayuda de programas sociales estatales que tienen como objetivo reducir la dependencia del juego. Pero la industria crece como nunca.
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