España corona a unos nuevos júniors de oro: campeones del Mundial sub-19

De Lisboa a Debrecen. De 1999 a 2023. Del icónico equipo de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Raúl López y Felipe Reyes a la generación de Rafa Villar, Jordi Rodríguez, Baba Miller e Izan Almansa. De oro a oro. España conquistó este domingo en Hungría la final del Mundial masculino sub-19 de baloncesto después de doblegar en la prórroga a Francia por 73-69. La selección que dirige Daniel Miret, técnico ayudante en el Joventut, fue inferior en el rebote (29-54), pero levantó un monumento en defensa (18 robos por tres del rival) y tocó la cima de la categoría contra un conjunto francés que había abatido a Estados Unidos en semifinales.

El MVP del torneo coronó a Izan Almansa, ya el mejor en el pasado Mundial sub-17 y en el Europeo sub-18, su tercer galardón consecutivo en una gran cita de categorías de formación en un año. Una perla de futuro y ya de presente al que acompañó Jordi Rodríguez en el quinteto ideal de la competición.

La selección se colgó de inicio de la imponente percha de Almansa. El pívot murciano le ganó el salto a la torre francesa Sarr, de 2,13m, y el primer careo bajo el aro. También el segundo. Almansa encendía el motor de España, pero Francia era otra Francia a aquella a la que la selección había desmontado por 19 puntos en la fase de grupos, esta vez más curtida. El grupo galo puso al conjunto español frente al espejo. Enfrente, un equipo también muy físico, rápido e intenso, con las tuercas bien apretadas atrás. A España le costaba encontrar las rendijas en ataque más que en otras noches. Pasados cuatro minutos, en la selección solo había anotado Almansa (4-6). La dependencia la frenó Jordi Rodríguez con su afilado tiro exterior y una tonelada de personalidad. Francia respondió con la muñeca de Ajinca y el empuje interior de Perrin (10-6). El duelo se movía con defensas muy serias y pocas alegrías en ataque (19-18 al final del primer cuarto).

Los fallos en los tiros libres condenaban a España. Francia era todo un hueso. Tumbar a Estados Unidos no podía ser una casualidad. Sarr emergió como un coloso para taponar tres ataques y para machacar el aro a la contra (21-25). Dani Miret llamó a sus muchachos a la silla de pensar. Había que volver al origen, es decir, a la defensa como seña de identidad. Y ahí surgió una mano de Sediq Garuba para recuperar un balón, otro robo de Isaac Nogués bajo su tablero y un salto de Rafa Villar para interceptar el pase y mantener los puños en alto. El choque atravesaba un periodo espeso en el que cada canasta se masticaba lentamente. El rey del rebote era Perrin (14 capturas en la primera parte, solo dos menos que la selección española entera). Aún así, la ventaja francesa era escasa. España circulaba a menor velocidad, pero aparecía en el retrovisor (28-29 en el descanso).

En esas situaciones de apuro, España buscó a sus valores más seguros, Jordi Rodríguez e Izan Almansa. La conexión devolvió el volante a la selección (34-33), aunque fuera por unos metros en un trayecto tan empinado. Francia acumulaba faltas en sus peones, víctima del alto voltaje de la final, un choque de trenes constante. Pero no bajaba ni un ápice las revoluciones. Perrin recuperó, corrió y machacó (34-39) en una jugada que simbolizó la pujanza de los chicos de azul. El rebote seguía hablando francés. España no era la España fulgurante de otras veces, pero estaba todavía muy viva. Aunque en ataque daba algún rodeo de más, la defensa era de cemento. Si no había espacios, la selección los fabricaba con recuperaciones y contragolpes (41-43 antes del episodio final).

El corsé lo rompió Jordi Rodríguez con un bingo lejano (46-44), pero Fischer contestó fotocopiando el acierto. A cada bocado de un equipo respondía el rival con otro. Ningún conjunto había amasado una ventaja superior a los cinco puntos hasta que Francia estiró la renta hasta el 46-53 a falta de seis minutos. España superó el cansancio de piernas y de mente con su enésima reacción. Almansa bajo el aro y Rafa Villar en los tiros laterales decidieron que aún había partido (54-57). Sarr y Miller intercambiaron triples. España era su defensa. A falta de 46 segundos, Francia dominaba por 61-63. Las dos selecciones estaban fundidas. Jordi Rodríguez igualó el choque con 15s por delante y se alcanzó la prórroga, con Perrin eliminado.

Villar abrió el último baile con un triple y Almansa reapareció en el uno contra uno. España puso el cerrojo en la defensa, solidaria hasta el último esfuerzo. Villar acertó al fin con los tiros libres y dio a la selección el margen que necesitaba. Ya lo dijo la FIBA. El baloncesto es ese deporte en el que juegan cinco contra cinco y siempre gana España.

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