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La problemática logística de Bilbao para acoger el Tour de Francia

El Gobierno vasco afronta una dura negociación con la Ertzaintza y puestos de voluntarios se cubren a 10 euros la hora

Un mural urbano en Bilbao, para dar la bienvenida al Tour de Francia 2023, que sale de la capital vizcaína con la Grand Départ Pays Basque, donde recorrerá tres etapas en el País Vasco.
Un mural urbano en Bilbao, para dar la bienvenida al Tour de Francia 2023, que sale de la capital vizcaína con la Grand Départ Pays Basque, donde recorrerá tres etapas en el País Vasco.LUIS TEJIDO (EFE)
Jon Rivas

Las calles de la capital vizcaína, las grandes avenidas de entrada al Bilbao Exhibition Center de Barakaldo, centro neurálgico de la logística del Gran Depart del Tour de Francia, están ya salpicadas de flechas e indicaciones que solo los iniciados saben interpretar. Apunta una de ellas: “Carburant”, y saben los vehículos oficiales hacia dónde se deben dirigir para repostar. Solo ellos y quienes tengan derecho a colocar en su parabrisas la banda de acreditación podrán circular por un entramado de carreteras que se cerrarán en el País Vasco durante los tres días en los que la Grande Boucle discurrirá por su territorio, y que llevan varias semanas con advertencias al respecto.

El Tour es una mole de considerables dimensiones, por eso la llegada de la primera etapa está junto al Parque Etxebarria, uno de los pocos espacios que puede albergar en Bilbao un montaje de este tipo. La Gran Vía, escenario habitual de la meta en la Vuelta a España, se queda pequeña. Junto a la ría bilbaína, en la explanada del museo Guggenheim, los operarios de la carrera se afanan desde el lunes en montar el escenario de la presentación de los equipos. Todo está casi a punto en Bilbao, engalanada con ikurriñas y carteles, pero todavía quedan detalles por cuadrar.

Uno de ellos, tal vez el más importante, es el del despliegue de la Ertzaintza. La Policía autonómica se hará cargo de todo el dispositivo de seguridad hasta que la carrera entre en territorio francés, el lunes 3 de julio; pero en ese escenario, los sindicatos policiales y una plataforma independiente denominada “Ertzaintzas en lucha” siguen amenazando con boicotear la carrera. “Sin acuerdo regulador digno, no hay Tour. No tenéis ni idea de la que se os viene encima”, amenazaban hace unos días los agentes al Departamento de Interior del Gobierno vasco. El viernes, Josu Erkoreka, responsable de la Consejería, se reunió con los sindicatos, pero no se llegó a ningún acuerdo sobre las reivindicaciones de un colectivo que aprovecha el altavoz para plantear sus exigencias.

El Tour necesita la movilización de, al menos, 1.500 policías entre el 1 y el 3 de julio, y desde los sindicatos aseguran que no pueden “garantizar la presencia de tantos efectivos”. Podría producirse una avalancha de bajas médicas que Erkoreka trata de frenar. “Han rechazado hablar de una sola de las 37 mejoras”, apunta el consejero; “solo querían tratar un asunto, los demás no les interesaban”, en referencia a la subida salarial lineal, que calificó de “ilegal e inconstitucional”. Desde la dirección de la Ertzaintza planean una movilización general de todos los agentes operativos para tener margen de maniobra.

No es el único problema al que se ha enfrentado la organización del Tour, que solicitó hace meses miles de voluntarios para colaborar en las tareas de vigilancia, especialmente en los cruces de carretera, y al paso de la caravana publicitaria, a través de la campaña “Tour Laguna” (amigo del Tour). Sin embargo, el llamamiento no tuvo el éxito esperado. En primer lugar, iba dirigido a los clubes ciclistas vascos, para que invitaran a sus miembros, pero estos exigieron contrapartidas. “No recibimos subvenciones públicas y quieren que colaboremos de forma gratuita”, se quejaban. Solo a última hora, la Federación Guipuzcoana de Ciclismo, después de conseguir varios compromisos por escrito de la Diputación y el Gobierno vasco para solucionar parte del problema económico de los organizadores de carreras, ha hecho un llamamiento a sus clubes para que colaboren.

En Bizkaia, después de una campaña final con pasquines colocados en todos los asientos de San Mamés durante el último partido de Liga para pedir voluntarios, la organización ha tenido que recurrir a una empresa de trabajo temporal para cubrir numerosos puestos que, en principio, se querían asignar a voluntarios. A 10 euros la hora, durante ocho o diez horas los tres días de carrera y con contrato de trabajo, se podrán cubrir los puestos.

Mientras, los preparativos en otras cuestiones avanzan rápido. En las tres capitales, aparcar el vehículo será una odisea, porque del jueves al lunes se prohibirá el aparcamiento en las calles por las que circule la carrera. Esas mismas vías están engalanadas con carteles amarillos con el juego de palabras Ongi eTouri (algo así como “Bienvenido el Tour”) e ikurriñas. En Berango, un pueblo de 7.000 habitantes, el Ayuntamiento ha buzoneado ikurriñas; Kutxabank las ha repartido en sus oficinas; y se esperan alrededor de 60.000 banderas vascas durante el recorrido, algunas de ellas con lemas reivindicativos sobre el “derecho a decidir”. El Athletic, por su parte, ha instado a sus simpatizantes a lucir la camiseta rojiblanca. La primera etapa sale de las puertas de San Mamés.

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