El Betis se acerca más a su objetivo tras ganar en San Mamés
Un gol tras un saque de banda en el minuto 5, suficiente para doblegar a un Athletic sin puntería
Ganó el Betis en Bilbao sin ponerle a su fútbol más que concentración y trabajo grupal. Nadie brilló más que otro, salvo Claudio Bravo, en el equipo verdiblanco, y con eso les bastó a los de Pellegrini para sumar tres puntos que le ponen Europa a punto de caramelo. A los de Valverde, que han perdido 16 de los últimos 17 partidos en los que llegaban con desventaja al descanso, y el otro lo empataron, se les apagó la pantalla con el gol madrugador –es un decir a las diez y cinco de la noche–, y no la pudieron volver a encender. Ahora mismo, la clasificación europea es una quimera.
Un saque de banda puede ser una oportunidad, y así lo entendió el Betis, que en el minuto 5 ya ganaba en San Mamés. Cogió la pelota Miranda, tomó aire, lanzó al área pequeña, Vivian se arrugó en el despeje, a Vesga le rebotó el balón, y estaba por allí Willian José, olfateando el olor del gol, para meter la pierna y abrir el marcador.
En otro saque de banda, esta vez por la derecha, Ayoze pudo sumar el segundo en una desatención defensiva rojiblanca. Sin Iñigo Martínez ni Yeray, la línea tiembla. Declinaba ya la primera parte, y respiró el Athletic, que en medio de las dos llegadas béticas había llegado decenas de veces al área de Bravo, en un ejercicio de impericia permanente. La mejor llegada la estropeó Iñaki Williams cuando quiso rematar en buena posición y se resbaló en el momento inadecuado. Los demás acercamientos fueron una frustración tras otra en la grada, porque los pases se quedaban cortos o se iban muy largos, y cuando atinaba el centrador, no estaba por allí el rematador.
Así que entre saque de banda y saque de banda, al Betis no le hizo falta recurrir a la sabiduría de Canales, ni echó en falta a nadie de los que no estaban. Pellegrini montó un equipo ordenadito y lo demás lo deshizo el Athletic.
Fue distinto en la segunda parte, en la que los hombres de Valverde se lanzaron al abordaje de la portería de Bravo, que se ganó el sueldo con unas cuantas intervenciones que frenaron a los bilbaínos, alguna incluso, para lucirse en la foto, como la que hizo al remate de Sancet después de una asistencia de Iñaki Williams. Después fue el mayor de los hermanos quien disparó para que el chileno rechazara a córner. Luego, en su mejor obra, ya casi de madrugada, se interpuso al disparo a quemarropa de Raúl García, que un minuto más tarde esperó demasiado para rematar un balón que le rebañó Pezzella.
Si al primer tiempo del Athletic le faltó precisión, pese a que Sancet intentó ensamblar las piezas de su equipo a toda costa, al segundo tiempo le sobró entusiasmo pero sin premio. Ganó el Betis, en un saque de banda, y no le hizo falta más para engordar sus aspiraciones europeas y enterrar un poco más las bilbaínas. La boutade de Valverde en la víspera –”Si queríais una final, aquí tenéis una”– se ha concretado en una final más perdida. En Bilbao empieza a ser una costumbre.
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