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El keniano Kelvin Kiptum (2h 1m 25s) se queda en el maratón de Londres a 16 segundos del récord mundial de Eliud Kipchoge

La neerlandesa Sifan Hassan (2h 18m 33s), debutante en la distancia, se impone en la prueba femenina el día en el que Mo Farah se despidió del atletismo

Kiptum cruza la meta en el Mall de Londres.
Kiptum cruza la meta en el Mall de Londres.ANDREW BOYERS (REUTERS)
Carlos Arribas

Escribe Jenaro Talens de la soledad de un mundo inexplicable, de vivirla sin sobresaltos, y describe la mañana de lluvia en Londres un domingo de abril y el último paseo a ritmo de maratón, tres minutos por kilómetro, unos segundos más, de Mo Farah, un atleta inexplicable, como el mundo, solo, que dice adiós nada más cumplir los 40 años. De Greenwich y sus jardines al Mall por el puente de la Torre, el Big Ben, Buckingham Palace, el paseo favorito de los turistas. Un viaje de la soledad a la soledad para Mo Farah, un niño somalí vendido a una familia de Londres cuando tenía nueve años, trabajo infantil esclavo, redención, grandeza, a través del deporte.

Seis veces campeón del mundo, cuatro veces campeón olímpico en 5.000m y 10.000m, plusmarquista europeo de todas las distancias, de los 1.500m al maratón, ningún atleta británico ha ganado tanto, rey de los Juegos de Londres 2012, y allí le hacía sombra a Usain Bolt en la cima, el más querido de su afición británica y, en el momento de la despedida, casi olvidado, y cuando hablan o escriben de él lo hacen para recordarle sus malas amistades, el entrenador cubano-estadounidense Alberto Salazar, condenado y suspendido por malas artes y acoso, el entrenador somalí Jama Aden, investigado por los Mossos d’Esquadra por dopaje cuando entrenaba con su grupo en Sabadell, sus desapariciones misteriosas de Font Romeu… El sexto maratón que termina Mo Farah, orgulloso con la camiseta del equipo británico, es el primero en el que supera las 2h y 10m (2h 10m 27s).

El olvido es rápido y lo aceleran la misma mañana de San Jorge los ganadores del maratón, extraordinarios. Todo el poder para ellos, para la neerlandesa de origen etíope Sifan Hassan, que podría ser la versión femenina de Mo Farah: nacida en África, educada en Europa, reina de la pista, entrenada también por Salazar, doble campeona olímpica de 5.000m y 10.000m, doble campeona mundial, que a los 30 años debuta en el maratón. Lo hace en uno de los seis grandes, el de Londres. Lo hace ganando después de que en el kilómetro 20 estuviera a punto de pararse con lo que parecían dolores insoportables en la cadera izquierda. Dos veces se detuvo para estirar el músculo, cruzando la pierna izquierda sobre la rodilla derecha, dos veces enlazó con las mejores, que eran extraordinarias, la campeona olímpica en Tokio 2020 (Sapporo 2021), la keniana Peres Jepchirchir, y la última ganadora en Londres, la etíope Yelamzerf Yehualaw. Como se impuso en los 1.500m de Tokio después de haber tropezado y caído, y haber vuelto, así derrotó a la etíope Alemu Megertu y a Jepchirchir en el Mall, y su sprint de 500 metros podría verse desde el palacio de Buckingham, a sus espaldas. Su tiempo, 2h 18m 33s.

La atleta Sifan Hassan, tras cruzar la línea de meta en Londres.
La atleta Sifan Hassan, tras cruzar la línea de meta en Londres. TOLGA AKMEN (EFE)

Quien pocos minutos después se asomara al balcón para ver el final de la carrera masculina apenas si tendría tiempo de ver fugaz, acelerada, un rayo en la mañana gris y sobre el asfalto empapado, la figura increíble de Kelvin Kiptum, un keniano de 23 años, nacido con el siglo. Vista su llegada, visto su tiempo (2h 1m 25s), récord de Londres que arrebata a Eliud Kipchoge (2h 2m 37s), segunda mejor marca de la historia tras el récord del mundo (2h 1m 9s) de Kipchoge también, adquiere valor profético casi la derrota del mismo Kipchoge, el más grande maratoniano de la historia, el lunes en el maratón de Boston, y, más aún, la presencia del mismo Kipchoge y su chubasquero naranja en la salida de Londres, en un púlpito ante un pulsador con forma de seta que aprieta con intensidad para dar el bocinazo de salida a Kiptum y miles de maratonianos más, que se desperezan al sonido de la sirena. Da la salida al futuro, al nuevo Kipchoge que heredará sus tesoros. Y, testigo especial, Kenenisa Bekele, otro de los grandes fondistas de la historia, también 40 años, está entre los competidores, y también uno de los únicos tres, con Kiptum y Kipchoge, que ha bajado de 2h 2m.

Kiptum se reveló en diciembre en el maratón de Valencia, en una carrera disputada en condiciones ideales en las que, él, un debutante en la distancia, ganó con un tiempo de 2h 1m 53s. Y los que entienden de atletismo no sabían qué les había impresionado más del atleta espigado y ligero, su zancada clara sin esfuerzo aparente, el escaso movimiento de sus brazos, la economía de gestos, si la marca final o el hecho de que fuera más rápido en la segunda parte. Una segunda media maratón de 60m 15s (con el 10.000m entre los kilómetros 30 y 40 en 28m 5s), y nadie había corrido más que él esa segunda media nunca. Si aquella marca quitó el hipo y obligó a muchos a frotarse los ojos, lo que hizo en Londres dejó en blanco a todos, y a los estadísticos hechos un lío. Acompañado de Geoffrey Kamworor y Amos Kipruto y tras las liebres, Kiptum cubrió los primeros 21.098m en 1h 1m 40s, lo que significa que bajó de la hora, exactamente 59m 45s, en la segunda media maratón, un tiempo que comenzó a labrar con un ataque feroz en el kilómetro 30 (28m 5s, el 10.000m del 30 a 40; 13m 49s, el 5.000m del 35 al 40…), la misma medicina de Valencia corregida y aumentada en uno de los maratones de más prestigio. Kamworor llegó casi tres minutos más tarde (un kilómetro de distancia), en 2h 4m 23s, y, el tercero, Kipruto, tardó 2h 4m 59s.

Kelvin Kiptum, tras cruzar la línea de meta.
Kelvin Kiptum, tras cruzar la línea de meta.TOLGA AKMEN (EFE)

Y Kiptum, que se entrena solo en Chepkorio, a las afueras de Eldoret, la capital mundial de la carrera de fondo en el Rift Valley keniano, aún llegó esprintando al Mall, levantando murmullos de expectación porque, por unos agónicos hectómetros, incluso parecía que podía batir un récord del mundo que se considera imposible, el del gran Kipchoge, y se quedó a 16 segundos, a no más de 100 metros después de recorrer 42.195...

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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